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Así se prepara Calcaterra, el primo de Macri, para "liquidar" este año sus empresas

El dueño de IECSA, una de las constructoras más importantes de la Argentina, puso su holging a la venta. La semana que viene empieza el due diligence con empresarios chinos y europeos. Contracara de Nicolás Caputo y sociedad con Lázaro Báez. Quién es y qué quiere.

25 Agosto de 2016 15:39
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Angelo Calcaterra no quería que su primo se convirtiera en presidente de la Nación. “No va a ganar, no va a ganar”, repetía cuando le preguntaban. Pero Mauricio Macri ganó las elecciones y Calcaterra tomó la decisión que -pensaba- no iba a ser necesario tomar.

Se lo comunicó a su primo en una reunión familiar, al poco tiempo de que asumiera.

- Yo no quiero quilombos, yo vendo.

El Presidente le respondió en pocas palabras.

- Por mí, no hace falta.

Angelo y su tío Franco. Le compró IECSA y pasó de directivo a accionista principal.

En venta

Sin embargo, en marzo pasado el arquitecto inició el proceso de venta de sus empresas, un paquete accionario que tiene como nave insignia a IECSA, la compañía que le compró a su tío Franco Macri en 2007.

La constructora que es sinónimo del clan Macri fue fundada en 1977 y es todavía una de las grandes proveedoras del Estado. Autopistas, rutas, gasoductos, líneas de alta tensión, centrales hidroeléctricas, el ente binacional Yacyretá, el soterramiento del Sarmiento; nada de lo grande le es ajeno. Según los datos del gobierno kirchnerista, figuró tercera en el ranking de las adjudicatarias 2003-2015, detrás de Techint y Electroingeniería. Según la administración Cambiemos, se ubicó mucho más atrás, en el puesto 24.

Cuando Macri ganó, Calcaterra decidió vender. "Por mi no hace falta", le dijo el presidente.

Calcaterra tiene 58 años y es dueño de una cordialidad que contrasta con el trato frío que distingue a Macri. Es, no obstante, uno de los nombres que ligan a su primo al capitalismo de amigos que fue marca del kirchnerismo. Al presidente, heredero de una tradición que llegó a lo más alto haciendo negocios con el Estado, no parece importarle. Tampoco a Nicolás Caputo, el socio, “hermano” y ministro sin cartera de Cambiemos que es accionista principal de una de las constructoras más grandes de la Argentina. Las advertencias de Elisa Carrió los tienen sin cuidado. Macri promete que, en materia de obra pública, todo va a ser transparente y eso le resulta suficiente.

Calcaterra es hijo de Pía, la única hermana de Franco Macri, que aún vive.

Entre sus diferencias con Caputo y con Macri, Calcaterra acredita no haber ido al Cardenal Newman con la mayoría de los amigos y funcionarios que hoy habitan la Casa Rosada.

El primo del presidente le dice a su entorno que en la Argentina de Cambiemos se abren muy buenas perspectivas para la obra pública.

“Cuando Mauricio se mete una idea en la cabeza, se pone el casco y no para hasta que cumple con su objetivo”, afirma.

Pese a eso, contrató al banco de inversión MBA Lazard para que ponga en marcha la operación. Dice que el país está muy atrasado desde el punto de vista de la infraestructura y que habrá obras de energía y transporte.

¿Vienen los chinos?

La semana que viene, cuando empiece setiembre, 4 compañías de capitales chinos y europeos comenzaran con el proceso de due diligence y Calcaterra pondrá la historia y los números de su empresa a disposición de los interesados. Los oferentes acaban de firmar una carta de confidencialidad.

El primo presidencial espera que la venta se concrete en noviembre, antes de que Macri cumpla un año en su cargo. La historia reciente de la familia sugiere que la sintonía con los chinos es fina, pero todo es posible.

Calcaterra tiene 3.000 empleados y una historia de 60 años con la que factura hoy entre 300 y 400 millones de dólares por año. Es un holding que incluye a IECSA, Crearuban, Fidus, la concesionaria Cincovial y Geometales

Su objetivo es quedarse con Creaurban para concentrarse en el negocio de desarrollador inmobiliario. Entre sus mayores emprendimientos figuran las Torres Mulieris, las Torres del Yacht y el Complejo Art María en Puerto Madero. Tiene obras en Colombia, Chile, Brasil,  Paraguay y República Dominicana.

Hasta que Calcaterra venda sus empresas, seguirá compitiendo y participando de licitaciones. “Yo no puedo parar porque tengo empleados a cargo. Espero irme rápido pero sigo hasta que me vaya”, dicen que dice.

Nicolás Caputo, íntimo de Macri y ministro sin cartera. Él no vende sus empresas.

Hoy el dueño de IECSA tiene una lista interminable de obras en ejecución. “Son todas obras del kirchnerismo”, reconocen a su lado. La más ambiciosa y cuestionada es la del soterramiento del Ferrocarril Sarmiento, una obra de 22 kilómetros anunciada seis veces en los últimos 10 años que -ahora sí- estaría comenzando.

La que le sigue en importancia es central térmica de Ensenada para la cual la compañía recibió en junio pasado una inyección de fondos millonaria por parte de Enarsa. Entre las más recordadas en los últimos tiempos está desde 2008 la Basílica de Luján. Especialista en restauración de edificios históricos en Latinoamérica, IECSA se encargó de un tramo de la obra, aunque en la torre de Puerto Madero donde funciona aseguran que el primo del presidente no tenía idea de quién era Monseñor Rubén Di Monte y sólo conocía de vista José López. Más difícil es argumentar distancia con Julio De Vido, el ex ministro de Planificación que -cada vez que se ve apuntado por algún juez- amaga con prender el ventilador y arrastrar a toda la patria contratista. Calcaterra se defiende con una frase que propagan sus voceros: “Yo facturo adentro y afuera. No facturo porque Cristina me lo dio”.

La familia

Los Calcaterra y los Macri sactuaron por caminos separados en los negocios durante décadas. Angelo y su familia suelen decir en la intimidad que durante años vieron a los Macri como un monstruo inalcanzable.

Trabajaron durante décadas por vías separadas hasta que en 2000 Franco le pidió a Angelo que ingrese como directivo de IECSA que era parte de SIDECO. En 2007, cuando el tío decidió vender sus empresas y reciclarse como lobbysta de inversiones chinos, Angelo fue el encargado de colocar las compañías del holding y se quedó con la constructora. Puso una parte en efectivo y empezó a pagarle en cuotas que recién este año terminará de pagar. Los detractores de la familia sembraron un cuestionamiento que nunca pudo ser despejado: que la empresa siguió siendo de los Macri. Para Angelo -que por supuesto lo niega- fue un salto de dimensiones inéditas: fusionó IECSA con Calcaterra y creo el poderoso Grupo ODS.

El soterramiento del Sarmiento, una de las obras de IECSA, anunciada seis veces.

A diferencia de “Nicky” Caputo, Calcaterra asegura que nunca compitió en la ciudad de Buenos Aires desde que Macri llegó a la jefatura de Gabinete. La oposición entre la que se destacaba hasta 2015 Elisa Carrió solía facturarle la obra de los canales aliviadores del Arroyo Maldonado, que fue otorgada antes de que su primo llegara a la ciudad y quedó a cargo de Ghella S.A, socia de IECSA.

Calcaterra se muestra lejos de la política y está a punto de vender: excatamento lo contrario que Caputo.

El club de la obra pública

Calcaterra reconoce en privado que en materia de obra pública el kirchnerismo “hizo muchísimo”. Después matiza “bien y mal”.

En 2013, el primo del presidente se enroló en la batalla por el premio mayor, las represas hidroeléctricas de Santa Cruz en la que compitieron cinco consorcios trasnacionales. Ingresó en una UTE junto a los chinos de Sinohydro, Chediak -hoy presidente de la Cámara de la Construcción-, Esuco y el que se creía era el caballo del comisario, Lázaro Báez.

Una obra faraónica que al final se llevó Electroingeniería junto con los chinos de Gezhouba y el respaldo del kirchnerismo. Cerca del primo de Macri afirman que la competencia fue a muerte y que se trataba de “un obrón”. Pero, dicen hoy, “lo mejor que nos pasó fue perder”.

Báez se asoció con Calcaterra para competir por las represas de Santa Cruz. Perdieron.

Calcaterra había conocido a Báez un tiempo antes en un viaje a Venezuela. Fuentes al tanto de las negociaciones afirman que se vieron 4 o 5 veces, que el dueño de Austral Construcciones parecía ser “un hombre correcto” y que los que organizaban el negocio eran los chinos.

Báez lleva casi cinco meses preso en la causa que lleva adelante el juez Casanello y Calcaterra piensa que se quemó con leche. Entiende que ya es hora de prescindir del Estado como socio principal, más aún cuando el que lleva las riendas de ese Estado es su primo. Quiere despejar todas las dudas y cuestionamientos, quiere tomar distancia. ¿Podrá? 

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