Hacía pocos minutos, Fernando André Sabag Montiel le había gatillado dos veces en la cabeza a Cristina Fernández de Kirchner. A su lado, Brenda Uliarte, había visto todo. Incluso cuando los militantes peronistas capturaron a su pareja y lo entregaron a los oficiales de la Policía Federal que custodiaban la esquina de Uruguay y Juncal, en Recoleta.
Era jueves y el plan que Brenda y Sabag Montiel habían armado, se derrumbó por un error humano: al cargar el arma, el brasilero no tiró hasta el final de la corredera y la bala no se cargó. Si eso no hubiera pasado, el hombre de 35 años habría cometido un magnicidio. Hoy por hoy, está preso acusado de Homicidio agravado en grado de tentativa.
Cuando la adrenalina fue bajando de su cuerpo, el terror invadió a Uliarte. A las 23 horas del jueves, mientras gran parte del país no podía dormir por lo que mostraban las imágenes de los noticieros, la joven le escribió un mensaje a un amigo de su novio, Nicolás Gabriel Carrizo. De inmediato, él le dijo que fuera a la casa de otro joven, Sergio Eduardo Orozco, en avenida Montes de Oca, en Barracas.
Ahí había dos amigos más. Carrizo, Orozco y el resto formaban parte de la sociedad que Sabag Montiel había armado para vender algodón de azúcar en diversos puntos de la Ciudad de Buenos Aires. Esa madrugada no pararon de hablar de lo que había sucedido. Se dijeron que algo tenían que hacer.
Sabag Montiel y su novia planearon el asesinato de Cristina Kirchner: se habían sacado fotos con el arma
Comenzaron a revisar sus redes sociales. Miraron los canales de noticias. “Nos preocupamos. Caímos realmente que era Nando. Temíamos que nos asociaran con la situación”, afirmarían el lunes cuando realizaron una declaración conjunta frente a la jueza María Eugenia Capuchetti y al fiscal Carlos Rívolo. También contarían que los habían amenazado de muerte. Las pruebas demostrarían que todo era una mentira.
El viernes, cerca de las 13, a horas del atentado, la banda que vendía algodón de azúcar se volvió a reunir. Esa misma noche, cerca de la 1 de la mañana, habían ido hasta el canal Crónica TV pero se habían negado a atenderlos. El viernes al mediodía, pudieron dar con la producción del noticiero de Telefé. El canal les mandó un remis y dieron una entrevista en conjunto. Esa noche, Brenda usó un gorro de lana y un tapado de piel. El gorro era para no mostrar que se había teñido el pelo y el tapado porque, según ella, no tenía nada más elegante.
En esa nota algo quedó en evidencia, el liderazgo de la banda lo había tomado Carrizo. El joven, con campera blanca, se sentó a la derecha de Brenda y hasta respondía preguntas que le hacían a ella. Cada vez que Uliarte daba una respuesta, miraba a Carrizo, como a la espera de su aprobación. Algo ocultaban.
Esa noche la novia de Sabag Montiel no solo aseguró que se llamaba Ámbar, también dijo que desde hacía dos días no tenía contacto con su novio y que no sabía que él tenía un arma. Era todo una mentira. Y esos dichos la convirtieron en una sospechosa. Las grabaciones en las cámaras de seguridad dejaron en evidencia que la noche del ataque ella viajó con su novio desde Quilmes hasta Recoleta. Las fotos en su celular, donde posa con la Bersa, demostraron que sabía que tenían un arma.
Sabag y su novia contra las cuerdas: el ADN y las cámaras de seguridad que los complican
Para los investigadores, las mentiras de Uliarte fueron armadas por ella junto a su banda de amigos. Fueron ellos quienes se presentarían horas después del arresto de Uliarte para declarar y dar sus celulares para que sean peritados. “Nando es el jefe”, dijo uno de ellos ante el fiscal en la mañana del lunes. Al ser consultado a qué se refería, dijo: “Es el dueño de la máquina de hacer algodón de azúcar y de la garrafa que alimenta la máquina”.
72 horas antes, frente a las cámaras de Telefe, Carrizo había afirmado: “No somos cómplices de lo que pasó. A ella la amenazaron de muerte. Nos amenazan todo el tiempo. Nos dicen que somos un grupo terrorista. Nazis. Le voy a ser sincero. Los tatuajes son tatuajes. Ese tatuaje ni siquiera es nazi. Nosotros nos vinculamos con una cierta amistad. Hola, ¿cómo estás?, ¿todo bien? Estábamos a full, laburando. Si hablamos de política no me acuerdo. Nosotros no tenemos nada que ver”.
Nazis y seguidores de Milei
En esa entrevista, Carrizo también mintió. Tras las pericias en los celulares y una profunda investigación sobre todos los perfiles, la Justicia sabe que tanto Sabag Montiel y su novia como los miembros de la banda que vendía algodón de azúcar tienen contactos con grupos neoazis y también son seguidores de La Libertad Avanza, el partido de Javier Milei y José Luis Espert.
La joven tiene innumerables posteos en sus redes sociales en apoyo a Milei y a Espert y en contra del gobierno Nacional. Por eso, la Justicia sigue ampliando la investigación y pueden sumar más detenidos en las próximas horas. ¿La razón? La principal hipótesis es que el atentado a la vicepresidenta fue planificado en detalle. ¿Qué novedad se suma? Creen que el brasilero y su pareja no actuaron solos.
En las últimas horas, salieron a la luz imágenes en los días previos al ataque en los que se ven vendedores de algodón de azúcar en la esquina de la casa de Fernández de Kirchner. Por eso revisan las cámaras de seguridad de la zona y otras grabaciones para determinar quiénes eran y si utilizaron la venta ambulante como pantalla para realizar “tareas de inteligencia”.
“Reseteado a modo de fábrica”: los “errores” en el peritaje del celular y la mira en la Policía Federal
Todas las miras apuntan a Nicolás Carrizo, el hombre que tomó la posta que dejó Sabag Montiel y que habló en nombre de Uliarte. Y el principal motivo está relacionado a que el mismo jueves, horas después del intento de homicidio a Cristina, el joven amenazó al presidente Alberto Fernández desde sus estados de WhatsApp.
“¡Seguro el próximo sos vos, Alberto! ¡Tené cuidado!”, fue el primer posteo que hizo Nicolás, quien se hace llamar Gabriel, en su cuenta. En una segunda historia de WhatsApp afirmó, emulando los discursos libertarios de Milei: “El Gobierno es vulnerable, y espero que les quede claro... Nosotros somos los que mantenemos estos parásitos ahí arriba, van a juzgar a una persona que le estaría haciendo un gran favor a toda la Nación Argentina”.
Un par de días después, tras el arresto de Brenda, desesperado por cuidar su imagen y principalmente por no ser detenido, Carrizo publicó un chat de WhatsApp con un conocido en el que afirmaba que Uliarte había dicho que estaba “orgullosa” de lo que su novio había hecho. Para la Justicia, no solo hubo un plan armado por Sabag Montiel y su novia para matar a Cristina, creen que se trata de una banda que ideó todo y buscan al resto de los responsables.