El Consejo Federal de Educación aprobó el jueves el regreso a clases presenciales en base a un “semáforo epidemiológico”, un indicador que medirá los riesgos que existen en cada ciudad respecto a la vuelta a las aulas. Los ministros de todas las provincias y el nacional, Nicolás Trotta, definieron que la decisión de regresar será adoptada por cada provincia según la situación sanitaria y la cantidad de casos de COVID-19 registrados. Se tendrán en cuenta los contagios de los últimos 14 días, los niveles de ocupación de camas y la capacidad de las instituciones para respetar las medidas de higiene y distanciamiento social.
La decisión fue adoptada ayer tras varias jornadas de negociaciones (sólo esta semana el Consejo se reunió tres veces), aunque por ahora ninguna provincia regresará a las aulas debido a la evolución de la pandemia en el interior del país y no se fijaron fechas concretas para la vuelta a la presencialidad.
La idea es que sólo vuelvan a las aulas los estudiantes de los últimos años: séptimo grado de la primaria y quinto año de la secundaria. El “semáforo epidemiológico” registrará riesgos altos, moderados y bajos. Sólo en el caso de que exista riesgo bajo se podrá materializar el regreso a clases, y si llegara a ser moderado se podrán plantear “actividades educativas no escolares”, con el objetivo de revincular a los alumnos.
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Se trata de un cambio importante, sobre todo si se tiene en cuenta que con el primer protocolo establecido para la vuelta a clases meses atrás, sólo podrían regresar a la presencialidad las ciudades con nula o baja circulación del virus. Con esta resolución aprobada por unanimidad, las ciudades de más de 500 mil habitantes podrán ajustarse a un modelo de control y prevención para medir el riesgo de la apertura.
En concreto, son tres indicadores que miden la cantidad de casos diarios respecto a la población en los últimos 14 días, la ocupación de camas de terapia intensiva y la infraestructura educativa para aplicar los protocolos de higiene y distancia social. Tras ese balance se establece si el riesgo es bajo, moderado o alto.
En caso de que fuera alto, será impensado el regreso, y si es bajo se podrá volver a clases presenciales. Si el riesgo es "moderado", se podrán plantear "actividades educativas no escolares", con el objetivo de la revinculación, sobre todo para estudiantes que perdieron el contacto con la escuela desde marzo, aunque la última palabra la tendrá cada gobernador.
QUÉ PASARÁ EN LA CIUDAD
La Ciudad definiría en las próximas horas el regreso de una serie de actividades de acompañamiento educativo a estudiantes de séptimo grado de la escuela primaria y quinto año de la secundaria. Siguiendo el “semáforo epidemiológico” aprobado por el Consejo Federal de Educación, la Capital Federal tiene “riesgo moderado”, por lo que no será una vuelta a clases sino el desarrollo de “actividades educativas”.
Se hará de manera progresiva y se comenzará por las escuelas que ya están preparadas. El diario Clarín publicó este viernes que será en grupos de hasta diez chicos y chicas, y siempre el mismo grupo, para evitar aumentar el riesgo de contagios.
Cada escuela definiría la frecuencia y duración de las actividades, aunque cada grupo podría asistir entre dos y cuatro veces por semana, en turnos de una a cuatro horas, previendo media hora en el medio para limpieza y desinfección.
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Hace dos meses la Ciudad planteó por primera vez la posibilidad de un regreso a clases presenciales de 5.000 alumnos y alumnas que perdieron contacto con la escuela desde el 16 de marzo, cuando fueron suspendidas las clases presenciales. Luego informaron que se trataba de 6.500 chicos y chicas, y si bien primero hubo un rechazo y luego un principio de acuerdo, por ahora la vuelta a las aulas no se concretó.