10 Enero de 2021 09:00
Si el ex presiente Raúl Alfonsín mitificó la frase “les hablé con el corazón, pero me respondieron con el bolsillo” por estas horas el actual mandatario, Alberto Fernández, tuvo la suya. A los 24 gobernadores les habló con las medidas sanitarias que le pedía su ministro de Salud, Ginés González García, y sobre todo el gobernador de la provincia de Buenos Aires, Axel Kicillof, pero la respuesta fue con la economía.
El viernes el Presidente se dio cuenta, de una forma más que pública, de que ninguno de los mandatarios provinciales de peso está de acuerdo en hacer más concesiones que restrinjan la actividad económica, salvo que haya un consenso como hubo en los albores de la pandemia o que la situación sanitaria se vea más desbordada.
Kicillof anunció las nuevas medidas: multas millonarias y restricciones de una a seis de la mañana
“Ayer me dijeron una cosa y hoy se me dieron vuelta”, bramó durante todo el jueves Fernández que veía, mientras transcurrían las horas, que más gobernadores se negaban a aplicar el toque de queda sanitario que proponía González García, que por estas horas se encuentra preocupado y asustado por lo que puede ocurrir.
Las versiones de un posible nuevo confinamiento que comenzaron a circular con fuerza los últimos quince días salieron en su mayoría de la cartera sanitaria. La Casa Rosada, a los pocos días de las primeras apariciones de esa información, se sumó a la espera de ver la reacción en la sociedad. Nadie lo va a admitir en público, pero lo cierto es que Fernández buscó que la idea poco a poco se fuera instalando.
En la Casa Rosada, como también en cada una de las administraciones provinciales, son conscientes de que no hay poder de Policía suficiente para controlar que todos los ciudadanos cumplan con las medidas sanitarias. Ni la Ciudad, que tiene la mayor cantidad de efectivos de política por kilómetro cuadrado, tiene el número para hacerlo. “Sólo se puede llegar por miedo o por responsabilidad. No hay otra forma”, sostuvo uno de los funcionarios más cercanos al jefe de Estado.
Sin embargo el resultado no fue el que esperaban. Una señal del descontento es que el propio Kicillof canceló su conferencia de prensa, emitió un comunicado con las restricciones que tendrían para aplicar, o no, los intendentes y algunos de sus funcionarios más cercanos fueron a explicar estas medidas a diferentes medios de comunicación. Pero el mandatario provincial evitó aparecer. Eso sí, se encargaron de anticipar que las medidas comenzarán a regir el lunes, pero el martes habrá más anuncios. ¿El motivo? Los números de contagios siguen a la alza y es la última carta que le queda al gobernador bonaerense para dejar de lado la discusión política y avanzar en las medidas sanitarias.
Había enojo en la Provincia con el Ejecutivo nacional, cuya intención primaria era que la disposición saliera por decreto, pero que contara con el fuerte respaldo público de los mandatarios provinciales; en especial aquellos cuyos distritos se encuentran más complicados en términos sanitarios. La "sugerencia" terminó por darle más poder a los intendentes de la Costa, en especial a Guillermo Montenegro y Martín Yeza, quienes insisten en que los desmadres que se vieron en las playas pueden "revertirse" sólo apelando a una mayor responsabilidad individual.
Algo simular hizo el Presidente con el anuncio, similar en cuestión ya que ponía a consideración de las provincias las medidas a tomar, de las restricciones que recomendaba que se apliquen.
Horas antes, Fernández recibió la confirmación por parte del jefe de Gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta, y de los gobernadores de Mendoza y Córdoba, Rodolfo Suárez y Juan Schiaretti respectivamente, que no aplicarían restricciones a la circulación y que la mayor concesión sería reducir el horario de la nocturnidad.
A ellos se la sumó uno de los aliados más estrechos de Fernández entre los gobernadores: el de Santa Fe, Omar Perotti. El modelo que aplicó en la provincia para la restricción de la circulación a fines de noviembre fue ponderado como el “a seguir” por el Presidente.
Sin embargo, el gobernador no estaba dispuesto a endurecer aún más la circulación y prohibirla en esos horarios como pedía la Rosada. “Vamos a seguir como estamos”, fue la directiva que llegó desde la capital provincial.
Este escenario dejó sin espacio a Fernández, sino también a Kicillof. No obstante ello, de no bajar la cantidad de contagios y que el sistema sanitario se empiece a saturar, en la Casa Rosada tiene preparado, por si las dudas, el “te lo dije” para los mandatarios provinciales que se negaron a mayores restricciones. “Ellos, ahora, van a ser los responsables de lo que pase. Nosotros ya recomendamos”, remarcan.