20 Marzo de 2017 09:14
Lázaro Báez había solicitado la semana pasada un permiso especial para viajar a Santa Cruz para visitar a su madre, Floriana Rodríguez, de 89 años que se encuentra en un grave estado de salud. Sin embargo, luego de recibir la autorización del juez Sebastián Casanello, el empresario se negó a trasladarse a Río Gallegos debido a la “extensión” del viaje. "No quiere viajar 27 horas esposado", le dijo a Báez a uno de sus abogados.
Báez fue autorizado a viajar a Santa Cruz pero luego desistió.
Así lo pudo saber BigBang tras comunicarse con dos de los integrantes del cuerpo de abogados que lo defiende en las causas por corrupción en la obra pública durante el kirchnerismo. “Son muchos kilómetros de distancia para trasladarse en un camión, además el viaje representa un gasto de 125 mil pesos para el Servicio Penitenciario”, explicaron a este sitio.
Exactamente son 2538 km que separan a la capital de Santa Cruz de la Capital Federal en un viaje que por las rutas argentinas demandaría 27 horas. Este es el motivo por el cual Báez desistió regresar, al menos por unas horas, a la tierra donde forjó buena parte de su imperio (Austral Construcciones S.A.), y el mismo que lo llevó a estar por estos días tras las rejas.
Unos 2538 km separan Santa Cruz de la Capital Federal.
Mediante el Servicio Penitenciario Federal, Báez le envió un escrito a Casanello en la que le informó que por el momento desistía de hacer la visita porque no quería afrontar el extenso viaje a Santa Cruz.
Los días de Báez en la cárcel no son fáciles. El empresario mantiene poco contacto con los demás reclusos y ni siquiera sale al patio del penal de Ezeiza: prefiere el aislamiento total. No cuenta con ningún privilegio y esta soledad podría comenzar a generar un síndrome de encierro que tal vez haya incidido en su decisión de no viajar a la provincia pingüina.
Báez optó por no viajar a Santa Cruz a ver a su mamá.
Los traslados de los reclusos tampoco son sencillos. Los viajes comienzan durante la madrugada y debe compartir el vehículo con otros presos. En este caso se trata de un periplo de más de un día, en el que tendrá que estar en contacto con otros de forma constante. Tal vez sea ese el motivo de su negación a viajar.