Últimos días de marzo del 2020. La Argentina comenzaba con el primer aislamiento estricto luego de que se detectaran los primeros casos de Covid-19 en el país. No se trataba ya de un virus lejano que los argentinos seguían a través de los canales de noticias: la circulación comunitaria ya era un hecho y el temor a que pudieran replicarse en territorio nacional las crudas postales europeas o estadounidenses (con hospitales colapsados, camiones frigoríficos reconvertidos en morgues transitorias y pacientes que morían por la escasez de respiradores) invadió tanto a la población, como al Gobierno nacional.
"Hay un desafío logístico inmenso: tenemos que lograr la mayor cantidad de camas, respiradores, personal médico y paramédico; alimentación, higiene y lugares de albergue para tener los instrumentos que nos permitan combatir esta pandemia global", sostuvo el primer mandatario durante la conferencia de prensa con la que anunció el inicio del ASPO. Para ese entonces, dos de las principales preocupaciones eran la insuficiente cantidad de camas de terapia intensiva y los respiradores, un insumo que probó ser clave para bajar o reducir lo máximo posible la tasa de letalidad del virus.
Al inicio de la pandemia, habían 8.544 camas de terapia intensiva para adultos, de acuerdo a la información del Sistema Integrado de Información Sanitaria Argentino (SISA). Del total, el 30 por ciento no contaba con respiradores, según la Sociedad Argentina de Terapia Intensiva. El objetivo de mínima trazado en ese momento por los asesores del Gobierno era sumar entre 1.800 y 2.000 respiradores en abril, para garantizar la "operatividad" de las camas UTI frente a la crisis. Se trataba de uno de los insumos más demandados en el mundo y la posibilidad de compra internacional -en el marco de la guerra geopolítica que se acababa de desatar y que luego vería su secuela en la lucha por las vacunas- era muy dificultosa.
Una de las primeras medidas políticas vinculadas a los insumos para la pandemia de la administración de Fernández tuvo lugar el 25 de marzo del 2020, cuando se centralizó la comercialización del total de la producción argentina de respiradores. El Estado compró todos los respiradores fabricados en territorio nacional y concentró su distribución, la misma decisión que se llevó adelante en Estados Unidos. Hasta ese momento, la Argentina exportaba el 80 por ciento de los equipos que se producían.
Con el correr de las semanas, además de la precaria situación en la que se encontraba el sistema de Salud nacional (durante la administración de Mauricio Macri el ministerio fue reducido a secretaría) comenzó a sentirse la escasez de otro tipo de insumos, muchos de ellos básicos, exponiendo así también la delicada situación del entramado productivo del país, después de cuatro años de un modelo de especulación financiera y políticas de financiamiento a tasas exorbitantes para las Pymes.
Un caso que ejemplifica la crudeza del impacto que tuvieron las políticas de la gestión anterior fue la pyme Productos Médicos Descartables S.A., que hasta el 2017 era la única de las seis fábricas nacionales de jeringas que quedaba en pie y debió cerrar sus puertas debido a la apertura de importaciones que llevó adelante la administración macrista. En su momento de esplendor, la planta de Morón llegó a producir nueve millones de jeringas y dar empleo a 120 personas. "A partir de la apertura de la importación indiscriminada de jeringas se hizo imposible competir. Productos Médicos logró sostenerse hasta mediados del 2017", precisó Enrique Lisjakex, ex director de la Pyme.Persianas bajas, empresas endeudadas y escasez hasta de barbijos e insumos médicos básicos fueron algunos de los condimentos críticos con los que se comenzó a cocinar la administración de la pandemia. La presencia del Estado y el aporte de las tan golpeadas pymes (muchas de las cuales se reconvirtieron durante de la crisis sanitaria y adaptaron su producción) contribuyeron a la soberanía sanitaria, que alcanzó tal vez su punto máximo con el anuncio de la producción nacional de vacunas contra el Covid-19 en territorio nacional, una cocarda que sólo 35 países del mundo pueden ostentar. Pero, ¿cómo pasamos de recibir respiradores a cuentagotas a producirlos en el país?
Del cierre de una Pyme cada dos horas de la era Macri al modelo de desarrollo actual
Durante el 2020 se otorgaron créditos y aportes no reembolsables a Pymes, emprendimientos, universidades y laboratorios de investigación que permitieron la producción de insumos, equipamiento, test de diagnóstico y desarrollo de tratamientos necesarios para enfrentar la emergencia sanitaria. En concreto, estamos hablando de barbijos, alcohol en gel y sanitizantes; elementos de protección personal, respiradores, suero equino hiperinmune y el fortalecimiento de capacidades productivas de empresas productoras de medicamentos como el laboratorio Richmond, que producirá en la Argentina la vacuna Sputnik V. Todo esto, a través del Programa de Asistencia al Sistema Productivo Nacional. En total, se financiaron 225 proyectos por más de 2.395 millones de pesos.
A través del Fondo Nacional de Desarrollo Productivo, se otorgaron no sólo líneas de crédito que ayudaron a la compra de maquinaria y tecnología para poner en marcha nuevas líneas productivas, sino que además se buscó potenciar la generación de empleo, incluso en tiempos de pandemia. La velocidad con la que se actuó desde el FONDEP y la capacidad de adaptación de las pymes nacionales resultaron de vital importancia para evitar el colapso del sistema de salud, que permitió la atención de los 4.680.000 infectados desde el inicio de la pandemia y de los cuales recibieron el alta al día de la fecha 4.310.000. De barbijos al suero equino inmune, 18 empresas que le pusieron el hombro a la crisis sanitaria y demostraron la importancia de un Estado presente.
Inmunova: suero equino hiperinmune
Con un financiamiento aprobado por el FONDEP de $30 millones, se financió parte de los gastos vinculados al ensayo clínico que apunta a probar la eficacia de un suero equino hiperinmune como alternativa de inmunización pasiva en pacientes con Covid-19. El proyecto se realizó junto con el Instituto Biológico Argentino y actores del sector público y privado. La investigación fue destacada a nivel internacional y llegó a las portadas del New York Times y The Guardian; pese a que la noticia no tuvo la misma repercusión en los principales medios hegemónicos de la Argentina.Cegens: ampliación de la producción de respiradores
El financiamiento fue de $6.344.339 y fue utilizado para la ampliación de la capacidad productiva de la planta de Respiradores Artificiales, una de las únicas tres emplazadas en territorio argentino que cuenta con la aprobación del ANMAT para la fabricación de los dispositivos.Chemtest Argentina: test diagnóstico Covid-19
En alianza estratégica con la UNSAM, la UNQ y la start up Productos Bio-logicos S.A., el Fondep aprobó un financiamiento de $9.809.803,2 que permitió el desarrollo del primer test de diseño y fabricación nacional (Ela-Chemstrip) que permite la detección directa del virus SARS-CoV2 en menos de una hora y sin necesidad de utilizar equipamiento costoso o sofisticado. Sólo requiere el uso de un baño termostatizado para el diseño y fabricación de un cassette que integra en un único dispositivo descartable el test. En otras palabras: se trata de un test integrado, portatil y rápido.Kovi SRL: barbijos con tela anti-viral
En conjunto con la UNSAM, el Conicet y la Universidad de Buenos Aires, se aprobó un financiamiento de $29.563.000 para utilizar nanotecnología en la producción de telas anti-virales para mascarillas reutilizables. Esto permitió la fabricación de telas anti-virales/anti-bacteriana/anti-hongos para mascarillas reutilizables, como también diferentes textiles preventivos y de cuidado de la salud.Biocientífica: escalado de producción del kit de diagnóstico para el Covid-19
El objetivo del proyecto que recibió un financiamiento de $6.147.129 fue escalar la producción del kit de RT-qPCR para detección de SARS-CoV-2. Dato no menor: su desarrollo permitió el reemplazo de los que se estaban usando hasta ese momento en el país que eran de origen importado.Mabxience Sau: producción de antígenos de superficie de coronavirus
El proyecto tenía como objetivo la producción de antígenos de superficie de Coronavirus, en particular la mencionada porción de la proteína Spike correspondiente a la zona de unión a receptor (RBD). El objetivo esperado en este período es producir en suspensión, en Biorreactores, RBD a niveles de miligramos de proteína. El financiamiento aprobado fue de $30.000.000.Grupo Tek: fabricación de la primera máquina nacional para la producción de barbijos tricapa
El proyecto contempló el desarrollo de la ingeniería, diseño, fabricación, puesta en funcionamiento y pruebas operativas de la máquina para abastecer la demanda sanitaria local. El financiamiento aprobado fue de $9.234.006.Scalter: fabricación de tela no tejida para barbijos, cofias y camisolines
Con un financiamiento aprobado de $18.652.190, se cumplió con la adquisición de una línea completa de fabricación de tela no tejida en Morón, que permitió el abastecimiento de barbijos, cofias, batas y camisolines al sistema privado y público de salud desde el inicio de la pandemia.Laboratorios Químicos: producción de thimerosal para vacunas
La empresa de base tecnológica establecida desde 1991 en Mar del Plata se especializa en la producción de agentes bacteriostáticos empleados en la elaboración de vacunas. Su producto principal es el thimerosal y es la única empresa que produce este componente en el país. Es utilizado en las vacunas contra la difteria, tétanos, tos ferina, hepatitis B, rabia, gripe, Haemophilus influenzae de tipo b (Hib), meningococos, leptospirosis, gammaglobulinas y fiebre aftosa.Las vacunas con thimerosal son la forma más utilizada de presentación de las vacunas y se emplean en todo el mundo, por lo que en el marco de la pandemia producida por el Covid-19 se reforzó el equipamiento del equipamiento de laboratorio de Control de Calidad con la adquisición de un Espectrómetro de Absorción Atómica, equipo fundamental para el seguimiento del proceso productivo de Thimerosal y poder asegurar el abastecimiento. El financiamiento total fue de $3.555.072.