La visita del presidente Javier Milei al expresidente de Brasil Jair Bolsonaro se dio después de que el líder de Las Fuerzas de Cielo confirmara su faltazo a la Cumbre de Presidentes del Mercosur a la que fue invitado y que tiene sede en Paraguay el lunes 8 de julio.
Milei alegó que no asistirá a la cumbre latinoamericana "por cuestiones de agenda", días después de su encontronazo con el presidente brasilero Luiz Inácio Lula da Silva que constó de insultos y amenazas de todo tipo del liberatario al presidente del Partido de los Trabajadores.
El presidente argentino llevó de viaje a su hermana Karina Milei que hace las veces de secretaria General de la Presidencia, también estuvo invitado el documentalista presidencial, Santiago Oría y por último el vocero Manuel Adorni.
Este último contó después de una reunión con sus pares de ultraderecha: "Conversamos sobre la importancia de facilitar el comercio y se le manifestó al Presidente Javier Milei el apoyo a los cambios que está llevando a cabo en la Argentina".
La reunión es cuestión se dio en la previa de la asistencia a la CPAC (Conferencia Política de Acción Conservadora), algo que define el posicionamiento geopolítico de la Argentina libertaria: si todo sale bien -o sea si Donald Trump gana las elecciones yankees- Argentina y Brasil facilitarían un acuerdo de libre comercio con Estados unidos.
Además de Bolsonaro, estuvieron en esa reunión Tarcísio de Freitas (San Pablo) y Jorginho Mello (Santa Catarina) con eje en facilitar el comercio. Además, se reunió con empresarios de la Federación de Industrias de Santa Catarina.
Fiebre de derecha el sábado por la noche
Se los vio como nunca: nerviosos, tensos por el partido, concentrado. Muy lejos de las actuaciones virulentas, los gritos y los insultos que profieren por redes sociales y medios de comunicación. Bolsonaro y Milei parecían familia mirando el partido de la Copa América en la que Brasil se enfrentaba a Uruguay.
¿Este binomio ultraderechista es mufa? La respuesta es fácil: Brasil perdió contra Uruguay por penales. Allí estaban también Freitas y Mello que se deshacían en halagos para ambos presidentes de ultraderecha.