16 Junio de 2021 10:00
El 16 de junio de 1955, comandos civiles y militares golpistas bombardearon la Plaza de Mayo, en el atentado criminal más grande de la historia argentina, en un intento de derrocar al gobierno constitucional de Juan Perón y de matar al presidente. La asonada fracasó, pero tres meses después, el 16 de septiembre de 1955, la autodenominada "Revolución Libertadora" lograría su objetivo de derrocar a Perón, quien debió emprender un largo exilio que duró 18 años, durante los cuales su movimiento político fue proscripto. Recién en el año 2010, durante el gobierno de Cristina Fernández de Kirchner, una comisión investigadora comisionada por el Estado expuso sus conclusiones sobre los hechos: el 16 de junio hubo por los menos 309 muertos y alrededor de 1500 heridos. La investigación fue subida al sitio del Archivo Nacional de la Memoria en forma de libro digital para su descarga gratuita. Durante el gobierno de Mauricio Macri, la página fue dada de baja, tal vez con la extraña intención de convertirlo en el Archivo Nacional de la desmemoria.
Aquí se reproducen dos testimonios de sobrevivientes del bombardeo, tomados del libro oficial sobre el bombardeo, como así también, un link para quienes estén interesados en descargar el libro completo.
Trino Carretero
Actualmente tiene ochenta y dos años y una vida marcada por la militancia peronista. Participó en la histórica jornada del 17 de octubre de 1945, estuvo en la plaza el 15 de abril de 1953, el 16 de junio de 1955, el 16 de septiembre de 1955, fue uno de los protagonistas del frustrado intento del levantamiento del general Valle el 9 de junio de 1956, cuando cayó preso, condición en la que permaneció hasta 1958. Siempre activo participante de la Resistencia Peronista, fue secuestrado y detenido en noviembre de 1976, luego de ser arrancado de su casa, previa colocación de una bomba y de tiroteosque destruyeron la vivienda y dejaron secuelas irreparables en su núcleo familiar. Su esposa quedó gravemente afectada por el vandálico episodio; de sus tres hijos dos viven las consecuencias del terrorismo al grado tal de recibir un subsidio de discapacidad por parte de la ANSES. Trino recuerda con viva emoción los hechos de aquel día negro de la historia argentina; sereno y sencillo cuenta:“En ese momento yo tenía veintisiete años y trabajaba en Gurmendi, donde era delegado, casi toda la vida lo fui, queda mal que yo lo diga pero yo hacía muy bien mi trabajo y era muy cumplidor, siempre mis compañeros me tuvieron mucho respeto, incluso los patrones me reconocían, ese día cuando llegaron las primeras noticias, se empezó a preparar una concentración de obreros de la fábrica, los que estábamos dispuestos a ir fuimos, ahí no se obligaba a nadie a hacerlo, serían unos diez camiones que ponía la empresa, para ir a la plaza a defender el gobierno del General Perón, ya hacíarato que las cosas estaban mal y había rumores de que querían destituir el gobierno constitucional, nosotros fuimos, serían unos diez camiones, no llevábamos ningún tipo de armas, ni siquiera palos, a medida que nos acercábamos a la plaza veíamos columnas de obreros de otras fábricas o gente común con palos, algún revólver, una escopeta, ahí nos dimos cuenta que la cosa venía fulera, los camiones nos dejaron en Alem e Independencia y de allí empezamos a caminar hacia la Casa de Gobierno, encontramos más gente, algunos armados con palos, otros con banderas, todos vivábamosa Perón, Los aviones pasaban volando bajito, yo la verdad no me acuerdo si se veía escrito en sus alas “Cristo Vence”, sé que lo vi, pero se me confunden las fechas, puede haber sido el 16 de septiembre, pero yo las vi, a medida que nos acercábamos nos fuimos dispersando, puede ser por miedo o por precaución, en algún momento se dijo que estaban entregando armas, yo tenía un carnet de color verde, como un librito con el nombre “Custodia de Honor”, firmado por un comisario, no me acuerdo el apellido pero era un tipo conocido, de la Biblioteca de Adoctrinamiento, que estaba en la calle Bolívar a unas cuadras de la Plaza de Mayo y decían que allí era donde estaban las armas. Fuimos unas ochenta, cien personas, me acuerdo del carnet, porque cuando estábamos llegando había una guardia policial que impedía el paso y yo mostré el carnet y me dejaron pasar, estuvimos un rato, como una hora esperando y no pasaba nada, no nos dieron nada y nos fuimos, volvimos a la plaza, cuando esperábamos por las armas se sentían las bombas y se veían los aviones, yo quería estar ahí, un poco inconsciente, pero sentía la necesidad de estar allí, fui cruzando la plaza y vi cosas horribles, llegué hasta el estacionamiento de lo que era el Automóvil Club, llovían los tiros, vimos que levantaban la bandera blanca desde el Ministerio de Marina, y avanzamos,estábamos todos cuerpo a tierra, cuando nos fuimos levantando empezaron los tiros otra vez, ahí murió muchísima gente, porque además de tirarnos desde el Ministerio aparecieron dos o tres aviones ametrallando todo, las balas rebotaban en el piso, los autos y troles incendiados, los camiones del Ejército con las ametralladoras antiaéreas, había un soldado que señalaba un asiento vacío que tenía a su lado y nos dijo que el compañero que se sentaba allí estaba muerto, ni sé cuanto tiempo estuve allí, solo me acuerdo que cuando me fui ya era de noche y no encontré nada para volver así queme fui caminando”.