Era predecible: un nuevo conflicto internacional se suma a la Argentina gobernada por Javier Milei y esta vez tiene que ver con nada más y nada menos que con Rusia, país gobernado por Vladimir Putin. Un altercado que podría haberse solucionado rápidamente tuvo un fuerte desenlace después de que dos diplomáticos de ese país se negaran a someterse al control de alcoholemia que estaba dispuestos sobre Avenida Libertador durante Navidad.
La embajada de Rusia actuó rápidamente y explicó que instar a diplomáticos a realizarse ese tipo de controles fue "una grave violación de derecho internacional". Alexander, primer secretario de la embajada rusa en Argentina -que no especificó su apellido- también consignó: "Consideramos lo ocurrido como una grave violación del derecho internacional, sobre todo sobre sus disposiciones sobre inmunidades diplomáticas".
Luego de ese cruce, fue la ministra de Seguridad Patricia Bullrich quien dio más detalles sobre lo sucedido en declaraciones para Radio Mitre. Allí, expresó que fue el canciller Gerardo Werthein quien respondió "una nota bastante fuerte" proveniente de Rusia.
"Creo que después pudimos hablar con más tranquilidad", confesó Bullrich que calificó ese momento como "un hecho demasiado largo" por el "atrincheramiento" de los funcionarios rusos en sus autos. Además, explicó: "El miércoles estuve hablando con el Canciller, nosotros mandamos a la seguridad diplomática quien tiene la autorización legal de trabajar con las embajadas".
La intención, según Bullrich, era "poder sacar el foco de la situación en la que estaban los diplomáticos, llevar los autos a la embajada y que ahí la Ciudad siguiera con el procedimiento".
Al mismo tiempo, contradijo a la embajada rusa al considerar que no hubo violación al derecho internacional sino más bien, desde su punto de vista "hubo respeto porque en ningún momento se entró a los autos, con lo cual si bien fue un procedimiento quizás demasiado largo, no se violó la Convención de Viena".
En la misma línea, explicó que los diplomáticos rusos fueron acompañados a la embajada por la Policía Federal "para cumplir con el hecho de que esos autos no fuesen secuestrados, porque en un momento inclusive las personas que estaban ahí (de control de tránsito), que no son policías, tenían la intención de abrir el vidrio, romper el vidrio, lo que hubiera sido un tema bastante fuerte".
Además, reparó contundente: "Sin duda fue un hecho que quizás podrían haber estado un poquito más abiertos los funcionarios de la embajada. Pero el auto, de acuerdo a la convención de Viena, es un lugar no revisable".
Es el segundo problema internacional que la ministra Patricia Bullrich sostiene en menos de 24 horas. También escaló el conflicto con Venezuela al considerar "traidor a la patria" a Oscar Laborde, ex embajador argentino de ese país después de que éste tuviera el buen gesto de enviarle una carta al gendarme detenido Nahuel Agustín Gallo.