"Cambia todo en Comodoro Py". Desde el 18 de mayo en el que Cristina Kirchner lo ungió como compañero de fórmula, una de las principales preocupaciones -y objetivos- de Alberto Fernández fue, es y será la Justicia. Crítico de la "doctrina Irurzun", esquivo a la hora de hablar de presos políticos, pero contundente a la hora de denunciar una persecución; el presidente electo armó hace tiempo ya una reducida mesa judicial que tendría -se confirmará en las próximas horas- a Daniel Rafecas como Procurador General: el jefe de los fiscales. Quiénes integran el "riñón judicial", el rol clave de León Arslanian, el fin de la "doctrina Chocobar" y la distancia con Zaffaroni.
Lejos del plan que en su momento le propuso Gustavo Béliz a Cristina, Alberto delineó el sendero de una reforma judicial completa, que incluirá muchos cambios, en especial para los fiscales. Una movida que le quitará poder a los doce jueces federales de Comodoro Py. "Rafecas está de acuerdo y se está trabajando en una reforma judicial completa. El objetivo es generar la mayor independencia posible", anticipan desde el albertismo a BigBang. En efecto, una de las primeras acciones sería una auditoría externa que comenzaría ni bien Fernández jure como presidente.
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Durante la campaña y en especial después de las elecciones, Alberto dio una decena de señales en este sentido. Fue, sin ir más lejos, uno de los pocos temas de los que habló con Mauricio Macri aquel 28 de octubre en el que desayuno con el presidente saliente. El encuentro en La Rosada fue breve, casi ni se habló de la transición o de los números al rojo vivo de la economía del país. La advertencia, que luego repetiría en público, fue contundente: "Ahora van a ir por vos".
"No quiero una Justicia que persiga al opositor ocasional de un Gobierno de turno, quiero simplemente una Justicia. No quiero fiscales que hagan lo que alguien les pida, quiero simplemente fiscales. Durante mi gestión se acabaron los operadores judiciales y mediáticos. Y se acabaron los jueces que actúan siguiendo las presiones de esos operadores. No es que voy a perseguir jueces, para eso está el consejo de la magistratura. Voy a hacer todas las reformas que hagan falta para que eso termine", ratificó en público.
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El leitmotiv del albertismo sigue siendo el mismo y aplica a cada área de trabajo: "No hay que parecer, tenemos que ser". Y en la construcción de ese "ser", el presidente busca desterrar fantasmas del pasado. Ese es uno de los motivos por los cuales mantiene por fuera de la mesa chica a Zaffaroni. "La postura de Alberto siempre fue la misma y es pública. Hay que dejar que la Justicia actúe. Si delante están Cristina o Macri le es indiferente. Quiere terminar con la lógica del poder de turno y en esa construcción, el poder de los fiscales va a ser clave".Alberto quiere que los fiscales tengan más poder"
Rafecas fue resistido por algunos radicales, pero tiene el visto bueno de Cristina y del albertismo. Fue el juez que investigó el caso de las "coimas en el Senado", pero también el que se negó a investigar el memorando con Irán. Otro de los nombres que se mencionó muchísimo fue el de Arsalanian, quien por fuera de una eventual designación tiene llegada directa a Alberto y será uno de sus asesores clave en materia judicial.