05 Mayo de 2019 12:30
Buscando calmar las aguas y mejorar sus perspectivas electorales, Mauricio Macri lanzó en semanas recientes una serie de iniciativas en el terreno económico. Las metas principales son la contención del tipo de cambio, el impulso al consumo y la reducción de los efectos de la inflación.
Así, luego de conseguir el aval del Fondo Monetario Internacional, el Banco Central intervendrá libremente en el precio del dólar vendiendo reservas para evitar un aumento súbito en la cotización.
Según consigna el diario La Nación, el plan es que de esta manera suba el salario real en dólares para estimular el consumo y la actividad económica, y también frenar los aumentos. Sin embargo, la estrategia también puede tener su lado oscuro: repunte posterior de la inflación, caída del PBI y fuerte consumo de las reservas.
A esto se le sumó el acuerdo de precios alrededor de 64 productos de la canasta básica durante al menos 180 días y la postergación de aumentos en los servicios públicos. Estas medidas son similares a las que impuso Eduardo Duhalde tras la crisis de 2001 mediante la Ley de Emergencia Económica.
Con créditos, sin obras
Buscando reactivar el consumo, el Gobierno nacional también reactivó el plan Procrear con 10 mil créditos subsidiados, amplío el alcance del Ahora 12 hasta el 31 de agosto, extendió los descuentos en supermercados con tarjetas del Banco Provincia y lanzó medidas para paliar el impacto de la inflación sobre las cuotas. Además, se relanzaron créditos para jubilados y beneficiados por la AUH con fondos de la ANSES y tasa subsidiada.
La gestión Macri siguió, de esta manera, un camino ya trazado por el gobierno de Cristina Fernández de Kirchner, quien lanzando la AUH en octubre de 2009 luego de perder las elecciones legislativas, logró comenzar el camino de repunte que finalizó con la reelección de 2011.
En el ámbito de la obra pública, sin embargo, el gobierno nacional está más limitado: en el Presupuesto aprobado para 2019, las partidas para este rubro cayeron un 30%, ya que el FMI pidió un ajuste del gasto del 2,5% del PBI.
Así, el único camino posible es la inauguración de obras sencillas y de presupuesto modesto, o proyectos que ya llevan un buen tiempo en marcha, como el Paseo del Bajo, los viaductos en la ciudad de Buenos Aires y o la extensión de la línea E del subte.