por Gonzalo Prado
24 Octubre de 2019 13:56
El golpe que generaron las PASO en la estrategia electoral del presidente Mauricio Macri, como también de la gobernadora de la provincia de Buenos Aires, María Eugenia Vidal, y del jefe de Gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta, no sólo hizo que se cambie la forma en la que cada uno de ellos procura buscar votos para el domingo, sino también algo que asombró a más de uno dentro del oficialismo: dejar de prestarle atención a las encuestas.
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En las últimas semanas el jefe de Gabinete, Marcos Peña, dejó los tradicionales sondeos por IVR, llamadas telefónicas, para focalizarse en pocos estudios presenciales. El llamado se cambió por el puerta a puerta, según cuentan personas que están en el día a día con Peña, debido a la falta de acierto que tuvieron esos números con el resultado de las PASO. De una diferencia que sostenían se encontraba en cinco puntos como máximo se pasó a más de quince.
“(Peña) se sintió traicionado en sus dogmas por la falta de aciertos de los encuestadores y luego de haber quedado tan expuesto dejó de lado los números”, precisó una calificada fuente oficial. Las pocas mediciones que tiene en su poder el jefe de Gabinete no sólo no las comparte sino que evita hasta mencionarle al círculo más cercano de Macri los resultados.
Menos números y más explicaciones
Es que desde las PASO en el triángulo que comprenden el consultor ecuatoriano Jaime Durán Barba , su socio Santiago Nieto y el sociólogo español Roberto Zapata dejaron de lado los estudios cuantitativos (de números) para centrarse en los cualitativos (de razones). Tal y como publicó BigBang, en esos estudios Zapata sostiene que hay tres tercios dentro del electorado que votó a Macri en 2015.El primero: el que bajo ningún motivo lo volvería a votar por los resultados económicos. El segundo: el que decidió darle un voto castigo por los resultados económicos y que puede sentirse asustado con el retorno del kirchnerismo. El tercero está representado por los desencantados con la política económica de Macri, pero que todavía creen que puede haber una mejora a futuro.La decisión de no ver encuestas y focalizarse en los estudios de Zapata tuvo su injerencia en la campaña. Es que desde el cambio de forma Macri procuró mostrarse más cerca de su votante buscando empatizar. Lo mismo pasó con los ministros del Gabinete, tanto nacional como de la provincia de Buenos Aires y de la Ciudad, que en cada una de las marchas del “Sí se puede” se encargaron de estar entre la gente “caminando como uno más”, según explicó uno de los organizadores.
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Mientras Macri prepara su cierre en la ciudad de Córdoba, Vidal y Rodríguez Larreta delinean estrategias diferentes. La gobernadora de Buenos Aires hará un acto en el estadio de Platense, mientras que el alcalde porteño realizará una recorrida por los 48 barrios porteños que terminará en Barrancas de Belgrano; de allí partirá a Platense para acompañar a Vidal. Todo un símbolo en el contexto del post macrismo.
“Cada uno se concentró en retener a su electorado”, le explicó a BigBang uno de los colaboradores más cercanos de Vidal, visiblemente envalentonado por la última semana de campaña. Es que en los cálculos del funcionario bonaerense el electorado de Macr, y Vidal en la provincia se contuvo y la cuestión de fondo ahora es tratar de recortar la diferencia.
Macri, mientras tanto, prepara su cierre final en Córdoba con la esperanza de forzar una segunda vuelta el domingo. Cerca de las 20 hablará junto al candidato a vicepresidente, Miguel Ángel Pichetto, desde el techo de un tráiler acondicionado en la plaza Velez Sarsfield de la capital provincial.
