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Cuando la vicepresidenta tomó el micrófono, nadie esperaba que sucediera semejante expresión artística. Gabriela Michetti desafinó con alegría el tema de Gilda “No me arrepiento de este amor”, un clásico del PRO. Un momento que podría ruborizar a varios, pero que se convirtió en una marca de fábrica del macrismo, que no teme al ridículo del baile y el canto.
Macri ensaya uno de los pasos del “Macridance” en el balcón de la Casa Rosada.
El Presidente, en cambio, suele ofrecer su destreza en baile. Su público se lo exigió apenas subió al balcón de la Casa Rosada.
Macri, alegre, respondió que no lo haría porque para sus elásticos movimientos le molestaba la banda presidencial. Que apenas se la quitara comenzaría la música y el baile. Y así fue. Mientras su compañera cantaba, Mauricio ensayó una especie de “Caminante lunar”. La Primera Dama, Juliana Awada, mientras tanto, dobló prolijamente la banda presidencial.
Macri y uno de los pasos: la ola. Para arriba, al medio y abajo, todo ritmo cumbiero.
Con ese espíritu de casamiento que suele ostentar el PRO en sus celebraciones, Mauricio Macri hizo un pasito que se pareció a una ola, caminó e hizo una mímica como de guitarra. Mientras tanto, la vice tenía el micrófono on fire.
Tan exitoso fue el dúo artístico que el propio Marcelo Tinelli los invitó a incorporarse a sus certámenes: Bailando y Cantando por un sueño.
Macri instituyó como norma el baile para celebrar. Lo hizo en cada elección ganada. Después de sus discursos, el búnker PRO en Costa Salguero explotó de cumbias y de Tan Biónica, la música fetiche del partido gobernante.
Hoy, en plena asunción, el presidente Macri no defraudó a sus votantes, y volvió a regalarles un bailecito cumbiero. Esta vez, la sorpresa fue la voz cantante de Gabriela Michetti.