La Dra. Elisa Carrió es una dirigenta política de mucha trayectoria en el país, la cual se caracteriza por incendiar todo con sus declaraciones siempre bombarderas y tendientes a caotizar las situaciones, tanto entre sus aliados como con sus rivales.
El sábado volvió a hacerlo durante su participación en La Noche de Mirtha, que conduce Chiquita Legrand, y lo hizo con uno de los temas más sensibles de la gestión de Mauricio Macri: el espionaje.
Lilita estaba invitada junto al periodista Hugo Alconada Mon, quien también denunció que fue víctima del espionaje ilegal cuando empezó a investigar y revelar la participación del empresario Ángelo Calcaterra (primo de Macri) en sobornos, y "el eventual rol de Gustavo Arribas, titular de la Agencia Federal de Inteligencia (AFI), también en una serie de movimientos de dinero vinculado a operadores brasileños vinculados al lavajato".
"Había dos ejes muy incómodos para el gobierno y en los mismos días que publicamos eso ordenaron empezar a seguirme a mí, incluso hay audios entre los espías en los cuales hablan de cómo intentan cazar a mis fuentes e identificar a quienes hablaban conmigo", aseguró el periodista de La Nación.
Fiel a su estilo, la chaqueña no se pudo aguantar y también echó más nafta al fuego sobre uno de los principales baches institucionales de la gestión del PRO. "Yo que fui responsable de ese gobierno quiero decir: que la Coalición Cívica impugnó y no votó a (Silvia) Majdalani", aseguró Carrió. "Y a Arribas, inmediatamente que vos sacaste la nota, lo denuncié y cerraron la causa", agregó.
"Yo sufrí tanta persecución, llevo treinta años, pero nunca como por parte de sectores de mi propio gobierno, que hicieron un daño terrible. Hay un caso bajo secreto de sumario, porque yo no quiero comprometer a todo Juntos por el Cambio, pero el daño que le hicieron a mi familia, es ya irreparable. Y fue el canciller (Jorge) Faurie", denunció la chaqueña.
"No voy a hablar de esto, porque esto es un tema muy terrible que ya se superó. Pero nosotros fuimos los únicos que planteamos la eliminación de la AFI desde hace muchísimos años", concluyó.
Las repercusiones de tales declaraciones fueron tan grandes que hasta el propio presidente Alberto Fernández se pronunció en redes sociales sobre lo que se hizo público y hasta pidió que "un fiscal serio de la Nación" lo investigue.
Aunque no es ninguna novedad que el expresidente Macri arrastra de su gestión como jefe de Gobierno porteño sospechas de espionaje, por las que ya fue procesado y juzgado varias veces, la Ley de Seguridad Interior prohíbe explícitamente utilizar los servicios de espionaje al servicio del poder Ejecutivo para el control de actividades internas.
La Justicia ahora investiga si durante su mandato como presidente espió -entre otros tantos- al actual jefe de Gobierno, Horacio Rodríguez Larreta, su vicejefe Diego Santilli y la exgobernadora bonaerense, María Eugenia Vidal. Todos pesos pesados de su organización y potenciales rivales de cara a una interna por la presidencia.
A Larreta inclusive lo habrían espiado con la intención de conocer cuestiones de su vida privada, algo que afirmó el mismo Alconada Mon en declaraciones que brindó esta mañana en FM Urbana. Pero esto no modificó la postura pública del actual jefe de Gobierno porteño, quien cuando se sumó como querellante en la causa sobre el espionaje ilegal, defendió a su -por el momento- jefe político.
"Repudio estos procedimientos, sobre mí o sobre cualquiera. Pero estoy convencido de que ni Mauricio Macri ni su gobierno han tomado ninguna decisión política en esta dirección", había declarado en CNN Radio en junio de 2020.
La clara intención de Larreta de no profundizar sobre la responsabilidad de Macri a la hora del espionaje, probablemente tenga que ver con que existen otras denuncias sobre el mismo tema que lo perjudican a él también, ya que los diputados nacionales Leopoldo Moreau, Eduardo Valdés y Rodolfo Tailhade, presentaron dos denuncias contra el jefe de Gobierno porteño "por violación a la Ley de Inteligencia y por coacción agravada e intimidación".
Los hechos que los parlamentarios remarcaron fueron durante las jornadas de solidaridad que los militantes del kirchnerismo realizaron en el departamento de la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner, antes que Fernando Sabag Montiel y Brenda Uliarte intentaran terminar con su vida el 1° de septiembre.
"Cuando se inició este operativo que puso en marcha durante la madrugada clandestinamente la Gestapo que dirige Horacio Rodríguez Larreta, que es la Policía de la Ciudad, simultáneamente en distintos puntos de ese operativo, incluido un domicilio particular, desde un balcón, colocaron policías que filmaban a los manifestantes", relató Moreau a C5N. "No había ninguna situación de represión y no filmaban su propia actuación, filmaban a los ciudadanos que participaban", agregó, en una descripción del delito y la falta de la Ley de Inteligencia por parte de ese accionar.
Otro de los que fue espiado es el Colo Santilli, quien en junio de 2020 pudo ver de la mano del juez Federico Villena las fotos, audios e informes que prueban que desde 2018 fue seguido por informantes en lo que se llamó "Operación Pibe".
"La práctica de escuchar ilegalmente a las personas es un atentado contra el más básico de los derechos, la privacidad. La función de la AFI es proteger a nuestro país y protegernos a nosotros, no vulnerarnos", expresó el vicejefe de Gobierno en un comunicado en aquel entonces.
"Cuando me enteré de que había sido víctima de escuchas ilegales me generó una sensación de mucha tristeza y decepción. No sólo por verme implicado en primera persona, sino porque evidencia la precariedad del sistema y cómo se emplean recursos y tiempo sin sentido, cuando debemos ocuparnos de asuntos que sí hacen la diferencia y nos permitirían desarrollarnos como país", detalló en aquel entonces.
La bronca del hombre del PRO debe haber bajado o la tendrá oculta entre sus declaraciones, porque mientras más avanzó el tiempo, sus posturas se fueron volviendo más contemplativas acerca de las faltas a la Ley de Inteligencia.
Al igual que su jefe político Larreta, Santilli sabe que -por más bronca que tenga- continuar empujando la causa por espionaje ilegal es darse un tiro en el pie, de cara a las elecciones de 2023 con las que pretenden que alguien de su partido se quede con el sillón de Rivadavia. Quizás es por eso que cuando La Nación le preguntó la semana pasada sobre la vinculación que el radical Facundo Manes hizo de Macri a las escuchas ilegales, él lo negó.
"No estoy de acuerdo con lo que planteó. Primero, la Justicia se expidió y Macri no tiene nada que ver con las escuchas. Segundo, Mauricio vino a ponerle un freno al populismo, cuando se manifestó a favor de la libertad de expresión, defendió a las instituciones de la República, no se metió en la Justicia e integró a la Argentina en el mundo. Entonces, no comparto", reflexionó, en un claro tono conciliador con quien, según la investigación, lo quiere fuera del armado. Esto no es explícito, pero es lo que decían los espías investigados en el grupo donde hablaban de la operación: "el uno le bajó el pulgar".
Otra de las que en un primer momento en 2020 se presentó como querellante y que luego pisó el freno para evitar que se desangre su fuerza política fue Vidal. Aunque los intereses de la exgobernadora podrían también ser distintas, en el marco de que también estaría implicada en algunos de los casos que se analizan.
Es que el evento que se conoció como la Gestapo Pro, en el cual el entonces ministro de Trabajo bonaerense, Marcelo Villegas, impulsó una reunión para perseguir a los sindicatos, que se realizó en el salón del Banco Provincia el 15 de junio de 2017, el cual había sido microfoneado por la AFI.
La confirmación de que la amiga personal de Mariu desde su infancia, y mano derecha en su gestión, Soledad Borsani, había sido la encargada de reservar el lugar donde se desarrolló el cónclave, fue un palazo para exgobernadora.
Parte de la fuerte interna que promete el PRO se debe a esto, a que Macri haya espiado tanto a sus rivales como a sus amigos. Un gesto que mermó la confianza de sus principales alfiles y que estimuló, a caballo de su mala gestión presidencial, la posibilidad de pelearle la candidatura presidencial del próximo año.
Es por eso que, conscientes de que cualquier fuego amigo que pueda haber significa menos votos en octubre de 2023, los espiados dentro del principal espacio opositor eligen el silencio antes que el enojo, aunque no quiere decir que después de las elecciones su postura cambie y se tomen venganza de haber sido espiados por su principal referente político.