Ayer se concretó el traspaso de la causa que investiga la muerte del fiscal Alberto Nisman al fuero federal. El expediente de 60 cuerpos y 12 mil fojas quedó en manos del juez federal Julián Ercolini, quien delegó la investigación en el fiscal Eduardo Taiano. El objetivo de ambos es que se analicen “todas las hipótesis” sobre la muerte del investigador de la causa AMIA, que fuera hallado sin vida en su departamento de Puerto Madero el 18 de enero de 2015.
Tras el regreso de la investigación al fuero federal, Taiano y Ercolini buscaban profundizar sobre las pistas que ya se siguieron. Las hipótesis sobre la muerte de Nisman son variadas, pero la Corte Suprema fijó en su fallo de días atrás un “arco investigativo” para avanzar en el esclarecimiento del misterio. No sólo se deben seguir las hipótesis del crimen o el suicidio, sino también si existió ayuda al suicidio o coacción.
Ercolini delegó la investigación en el fiscal. Continuarán trabajando en líneas de investigación.
Ayer Taiano y Ercolini mantuvieron un encuentro para repasar cuáles son los próximos pasos de la causa. Acordaron continuar y profundizar en las últimas medidas de prueba que había dispuesto Fabiana Palmaghini, la jueza de instrucción. Para eso, pedirán los números telefónicos que utilizó Cristina Kirchner en la época en que Nisman apareció sin vida. El objetivo es cruzar esos llamados con los que realizaron otros imputados por la denuncia del fiscal hacia ex funcionarios del gobierno anterior por el memorándum de entendimiento con Irán.
Por el momento, el único imputado en la causa es Diego Lagomarsino, el técnico informático que le prestó a Nisman la Bersa calibre .38 desde la cual salió el disparo que mató al fiscal en el baño de su departamento en las torres Le Parc de Puerto Madero. Según informó La Nación, intentan establecer si su conducta fue dolosa o no, y si fue portador del arma o también de alguna clase de mensaje.
La figura de Diego Lagomarsino volverá a quedar en el eje de la investigación.
La idea de investigar todas las hipótesis está avalada por la Corte Suprema. Tanto para la hipótesis del homicidio, sostenida por los familiares de Nisman, como para la que apunta hacia un suicidio, existieron pericias y estudios que podrían avalar una y otra línea de investigación. Posición del cuerpo, momento del disparo, la ausencia de rastros de pólvora en los dedos del fiscal, la trayectoria del disparo y hasta el horario en que se habría producido formaron parte del extenso debate en la causa.
Para los peritos de la querella, Nisman estaba de frente a la bañera, con el torso erguido, la rodilla derecha apoyada en el piso y detrás se ubicaba un posible atacante. El disparo fue a no más de un centímetro y la trayectoria del proyectil fue de derecha a izquierda, de abajo hacia arriba y de atrás hacia adelante. Según esta perspectiva, el orificio de ingreso y las características de la trayectoria no se corresponden con los patrones de suicidio.
El fiscal Alberto Nisman fue hallado sin vida en enero de 2015 en su departamento de Puerto Madero.
Ahora, el objetivo central de la investigación es esclarecer qué ocurrió. Si fue un homicidio, quién o quiénes y por qué mataron al fiscal. Y si fue un suicidio, qué lo llevó a tomar esa decisión, si recibió ayuda o existió coacción. No será una tarea para nada sencilla.
Para eso, se utilizarán pruebas ya existentes y se dispondrán nuevas. Así, la causa que investiga la muerte del fiscal que investigaba la causa AMIA y que días antes de aparecer sin vida hizo pública una grave denuncia contra la ex presidenta y varios funcionarios de la gestión anterior, parece tener un nuevo aire, luego de más de un año y medio sin poder establecer a ciencia cierta qué ocurrió en el departamento de las torres Le Parc de Puerto Madero.