El ex chófer del ex número dos del ministerio de Planificación Federal Roberto Baratta, Oscar Centeno, se prepara para volver a declarar después de que termine la ronda de indagatorias que llevan adelante el fiscal de la causa, Carlos Stonelli, y el juez federal, Claudio Bonadio. Es que tanto Centeno como su defensa, que representa el defensor oficial Gustavo Kollmann, analizaran cada una de las declaraciones de todos los indagados para determinar qué cuestiones se profundizarán en calidad de arrepentido.
Centeno, que fue el primero que confesó que los cuadernos eran de su autoría, es el primer arrepentido de la causa conocida como “Los Cuadernos K” que tiene en el centro de la escena no sólo a la ex presidenta y actual senadora nacional Cristina Fernández de Kirchner, sino también a muchos de los principales empresarios de la obra pública. Antes de declarar por primera vez Centeno estuvo, según pudo reconstruir Big Bang, estuvo una hora con Kollmann dándole detalles sobre todo lo que contenían los cuadernos.
El ex chófer de Baratta, Oscar Centeno, al momento de ser trasladado.
“Lo que se sabe hasta ahora es menos del cinco por ciento de todo lo que declaró Centeno”, adelantó una alta fuente judicial que dijo además que todavía faltan algunos nombres de peso pero no quiso adelantar cuáles. Mientras tanto Centeno se encuentra custodiado por el programa de testigos protegidos que se encuentra bajo la órbita del subsecretario de Justicia y Política Criminal del Ministerio de Justicia y Derechos Humanos, Juan José Benítez.
El subsecretario Política Criminal, Juan José Benítez, encargado de llevar adelante el programa de protección de testigos.
No sólo que no se sabe su paradero, sino que además se encuentra incomunicado, de forma directa, con su entorno y con su abogado. Para hablar con él, por ejemplo, se tiene que llamar al Ministerio desde donde hacen una triangulación de llamada para poder habilitar la comunicación sin que sea directa.
En su primera declaración, Centeno dio detalles de cómo funcionaba el sistema de pago de coimas entre empresarios y funcionarios de la administración kirchnerista. No sólo ratificó el contenido de los ocho cuadernos de anotaciones que había escrito en el correr de los doce años que ofició como chófer de Barrata sino que además indicó algunos detalles que comenzaron a ser corroborados con las declaraciones de los empresarios.