A días de cumplirse los dos años del atentado contra la por entonces vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner en la puerta de su departamento, en el barrio porteño de Recoleta, el 1 de septiembre de 2022, la ex mandataria se enfrentó a la Justicia y en su declaración repartió argumentos para todos lados: feminismo, las agresiones históricas de la prensa en su contra y la inteligencia que hicieron las fuerzas policiales en su contra. Además, se animó a bromear contra los jueces, el "partido judicial" y hasta cuestionó a la sociedad en relación a los dirigentes que produce, en un claro palo por elevación contra Javier Milei.
"El partido judicial solito no hace nada. Porque es más, en los medios de comunicación se realiza el juicio, los periodistas son quienes dicen que tienen las pruebas y después esto es convalidado por total y absolutamente disparatada en el partido judicial. Así funciona la articulación", sostuvo CFK en relación al rol de la Justicia. No es un partido judicial de gente porque tiene una ideología. Es una metodología que se ha dado en el Siglo XXI, como se dio en el Siglo XX el partido militar. Pero hoy sería imposible hacer un golpe militar a la vieja usanza", añadió.
Las definiciones estuvieron precedidas por un intercambio chistoso que protagonizó la ex presidenta. "Usted tiene una amplia trayectoria como legisladora, después como presidenta... bueno, [para ser] (José) Figueroa Alcorta le falta ser juez", definió el abogado defensor de ella, José Manuel Ubeira. "Dios me libre", contestó con rapidez Cristina. Allí fue que la magistrada Sabrina Namer la cruzó sin hacer un mundo de lo dicho: "Tampoco es tan grave, doctora". Luego de reírse, retomó la palabra Fernández: "Perdone, doctora. Tiene razón. No puedo generalizar. Discúlpeme. Pero convengamos que los que me han tocado... Dios mío".
En su declaración, la ex presidenta también cuestionó la conducción actual de la sociedad y la experiencia libertaria. "Hay una sociedad que tiene demasiados problemas, adormecida. Bastante más complejo. La pandemia tuvo que ver bastante en alterar psiquis y mentes -no fue poca cosa-. Todo esto ha dado un cóctel explosivo, que se ve en los discursos de odio. Cuando uno escucha hablar a dirigentes que dicen representar a la Argentina, o que han sido votados para eso, diciendo las cosas que dicen en medios, evidentemente algo no funciona", reflexionó.
"En definitiva, los dirigentes, más allá de que quieran criticar a la política, se parecen a las sociedades de la cual emergen. Esto de creer que los dirigentes bajan de platos voladores y que tenemos una sociedad maravillosa, divina, solidaria, comprensiva, que da malos dirigentes... me permito dudar de esas cosas. Creo que, en definitiva, que quienes gobiernan se parecen en un determinado estadío a quienes son gobernados. Si no estaríamos frente a una anomalía demasiado estridente", analizó Fernández.
La viuda de Néstor Kirchner también cuestionó que el feminismo no se haya referido en su generalidad a la cuestión machista en su intento de homicidio. "Todos saben que yo no soy feminista, pero las feministas ninguna creyó que me estaban agrediendo por mi condición de mujer. Nunca nadie dijo nada sobre esto. Era la primera presidenta electa mujer. Sigo siendo la única mujer electa presidenta. Sufría estas agresiones en mi condición de mujer, sin embargo", soltó en su declaración.
Luego apuntó contra la prensa y el trabajo minucioso que durante años hubo contra su figura. "Hasta con un ojo negro me sacaron, y una curita. 'Crisis del despoder K, el negocio de pegarle a Cristina'. Y tiene actualidad también, ¿no? Como verán, todo siempre se repite. Esto en la crisis que tuvimos con las patronales rurales en 2008, el principal caricaturista de Clarín -gran caricaturista argentino-, me caricaturizó con un ojo negro. 2008", recordó.
A su vez, no se guardó palabras para el rol que cumplían las fuerzas de seguridad que estaban apostadas frente a su departamento durante los días previos a su atentado. "La Policía de la Ciudad, con los peronistas, kirchneristas, o como quieran llamarlo, muy agresivos, y muy permisivos -casi cuidadosos y protegiendo- a quienes venían a insultar o a agraviar a la puerta de casa. Aparte hay testimonios, pruebas gráficas. No sólo eso. Sino que me hicieron tareas de inteligencia también. Cuando estaban los manifestantes que después de ese 22 de agosto no dejaban de venir a casa y cada vez venían más, hacían tareas de inteligencia, también está comprobado", acusó.