Fuerte, potente, zarpada. Chocolate Remix visitó BigBang y revolucionó el estudio con sus definiciones sobre Javier Milei y su séquito de vana idolatría que se autoperciben como libertarios desde que el gobierno de Las Fuerzas del Cielo descendió a Argentina.
A ellos les dedicó su última canción "Otario" que fue escrita en apenas unas horas, que salió como la fuerza reprimida de los y las trabajadoras que sufren el ajuste fiscal que lleva adelante el ministro de Economía Luis "Toto" Caputo.
Chocolate Remix lleva más de 10 años en la música. Se la puede ver haciendo menear y perrear a su gente en fiestas como las de las trabajadoras sexuales de la Casa Roja en Constitución, en la noche lésbica tucumana y hasta en eclécticos escenarios en Berlín, Alemania, que visita desde hace 9 años en sus giras europeas.
Chocolate tiene la palabra justa en un contexto enrevesado, que mezcla el ímpetu militante que mueve a aquellos que no se sienten cómodos en la heteronorma con una pizca de enojo que envalentona a cualquier ser.
La fórmula musical de Chocolate Remix invita a no quedarse sentade en el sillón, sino más bien ocupar las calles en contra de las políticas reduccionistas del Estado con un arma más fuerte que la que empuña la política represiva de Patricia Bullrich: la cultura, el arte y el sentido de lo colectivo.
-¿Qué pensás sobre esa disyuntiva de que el artista puede separarse de su obra, vos podés separarte de tu obra?
-Las dos opciones son válidas; la máxima de no se puede o sí se puede me parece un montón... porque la experiencia personal que cada una pueda tener con la artista o con le artista y con su obra es bastante personal.
Y, en mi caso... cada vez menos, a veces me come la obra. Pero yo sí logro separar bastante al artista de la obra y eso me ha permitido poder tener ciertos consumos culturales que, si no pudiera separarlos, hubiesen quedado vedados para mí para mí.
-En cuanto a tu música: ¿Cómo la definirías y sobre todo cuáles son tus influencias y tu inspiración, de dónde la sacas?
-Yo lo simplifiqué en reggaetón, pero sinceramente me dedico a todos los géneros urbanos latinos bailables, géneros que son bailables.
En su momento hice la definición de queer transfeminista, no sé si sigue siendo necesario... A lo mejor todavía sí; yo creo que hay mucha gente que todavía cuando ve ese título dice: "Ah, sí, esto me interpela". Creo que para eso es principalmente ponerle un título.
-En cuanto a tu carrera musical te hemos visto cantando en antros, en fiestas lesbianas, en fiestas queers pero también estás en otros escenarios alrededor del mundo. ¿En qué momento de tu carrera estás?
-Sigo tocando en antros y supongo que voy a seguir tocando en antros siempre y también en los lugares donde me abran las puertas. Ya llevo nueve giras por Europa, es algo que se ha venido armando con los años y por lo pronto vamos a seguir yendo a visitar por ahí y por donde nos llamen.
Yo siento que mi momento siempre es una búsqueda. Siempre estoy en una búsqueda desde lo artístico, desde lo personal y eso es lo que voy transmitiendo a lo largo del tiempo: en la que estoy, en lo que estoy pensando, en lo que me está atravesando.
Pero siempre igual una va ganando cierta madurez, profesión y en ese sentido como dicen algunas... siempre estoy en mi mejor momento.
-En el contexto político y social, con un presidente orgullosamente de ultraderecha: ¿Cómo afrontás este momento político para hacer música en cuanto a lo económico pero también en cuanto a lo simbólico?
-Estamos en un contexto picante, complicado. Pero con mucho material para desentramar, para laburar toda la cuestión simbólica que hay alrededor de lo que está pasando y de este Presidente.
Es un momento a nivel creativo, es interesante para mí, pero bueno, el costo que está teniendo es altísimo. Hay muchísima gente que no tiene para comer, hay mucha gente viviendo en la calle, es impresionante.
Te quieren hacer ver como a la cultura como un privilegio pero es un derecho. Es tristísimo que estén instalando en la cabeza de la gente: que es ver un artista es un privilegio, que podés acceder si tenés ese privilegio y si no, mala suerte... limitarte a comer... si es que podés.
-Emilia Mernes fue consultada sobre el contexto político argentino en un medio español y la tacharon de "tibia" pero otros decían que no contestó para evitar la persecución política: ¿Qué pensás sobre esa secuencia?
-Me incomoda de sólo verlo. Sabemos la diferencia que hay entre ser un músico independiente como yo o como Lali (Espósito) -que su último laburo, es un laburo que encaró ella- sabemos la diferencia que hay entre ser un artista independiente que puede hacer y decir lo que piensa y entre no serlo.
Implica por ejemplo que vos puedas decir o no decir ciertas cuestiones, porque eso va a impactar a las ventas y a un sello corporativo, lo que le importa principalmente es el tema de las ventas, entonces ahí hay una diferencia muy grande entre ser independiente y no serlo.
Algunas personas que se vuelven muy reconocidas y que atrás tienen estas grandes corporaciones no son tan genuinas como nos gustaría. Para tenerlo en cuenta, a la hora de decidir qué escuchas y que no.
-Si hablamos de producciones independientes hablamos de Chocolate Remix y tu última canción "Otario" que hace crítica expresa a los libertarios con un humor muy ácido y con un vídeo filmado en plena manifestación al frente de los oficiales de la Federal. Contame cómo fue todo ese proceso creativo.
-Yo venía trabajando mi disco durante las elecciones, cuando en la primera vuelta Milei saca esa cantidad de votos inesperada para muches. Era una cosa que yo me sentaba a hacer música y a escribir y no podía pensar en otra cosa. Estaba absolutamente tomada, me ponía a hacer música y me salía medio enojada. Porque de hecho si escuchás la canción tiene un bajo bastante grave.
Yo venía con esta idea de que quería mostrar una manifestación. Porque la canción habla de que a pesar de todo, de este lado está la fiesta y a nosotros, a nosotres no nos van a quitar eso que implica estar juntos, que implica la solidaridad, que implica que te importe el otro, que es totalmente todo lo contrario a lo que pregona este séquito de libertarios seguidores de Milei. Así que fuimos así con la cámara en mano a filmar y a ver qué pasaba y si se podría y se podría con nosotros ahí adentro.
Tuvimos que andar esquivando a la policía; además ese mismo día en un principio todo iba a acontecer en el Congreso pero con esto del protocolo (anti manifestaciones de Patricia Bullrich) estaban cambiando los puntos de encuentro, así que íbamos de acá para allá hasta que finalmente, dimos ahí con toda la movilización en Plaza de Mayo y pudimos registrar ese día que para mí fue histórico.
Volvemos a recapitular un momento de nuestra historia, volvemos a recordar y a nombrar Norma Plá, que en los '90 fue un ícono de la lucha de los jubilados. Increíble que esté pasando, pero es la realidad.
-Cómo te ha ido a vos, porque sos lesbiana y es un foco atacar a las identidades que no son hegemónicas, ¿cómo te va con las repercusiones en redes?
-Sinceramente no me tocan en lo más mínimo. Intentan hacerte enojar, dicen por ejemplo "¿es nene o nena?" y es algo que ni yo lo puedo responder.
Pero también hubo buenas repercusiones, hubo mucha gente sintió ahí una representación cultural, es súper importante tener un reflejo de empatía y sentir "no estoy sola".
-¿Cómo pensás que la cultura debería encarar este proceso o cuál pensás que es la salida?
-Es muy difícil entre tanto caos ver para dónde va este todo esto. Lo peligroso de todo esto para mí es todavía la aceptación que tiene gran parte de la sociedad.
Sabemos que todas las atrocidades que han pasado en la dictadura de la que hablamos como una dictadura cívico militar porque la población civil, apoyó o estuvo de brazos cruzados -estar de brazos cruzados también es una postura- y la verdad es que hay cierta parte de la sociedad, que no es menor, que de alguna manera se hace eco de todas estas cuestiones.
Por ejemplo, que "el artista que le quita la comida a los chicos pobres" y toda una serie de discursos con una clarísima mala intención de desinformar, de hacer que la sociedad entre en conflicto, nosotros en amistades entre entre todos y ellos con vía libre para para hacer cualquier cosa.
Hay una serie de circunstancias que hace que la gente directamente ya con el vecino no teja una una relación, que no participe en una asamblea de su barrio: "Yo velo por lo mío y de los demás no quiero saber nada".
-Los mismos changuitas, changuitos salen del secundario y ya son libertarios...
-Esas son las generaciones que ya han nacido full 100% con el capitalismo y tienen una concepción de la vida casi como una completa mercancía, que es muy llamativo y para mí es muy pobre reducir la vida a eso un bien de consumo.
Pero bueno, hay que dar esa batalla y poner otras cosas sobre la mesa, porque en ese tipo de discusiones todo queda reducido a unos análisis lógicos entre comillas, sumamente pobres como en Twitter y de una falacias totales que se encapsulan en alguna frase medio como: "Bueno la cultura no importa si la gente no tiene para comer".
Esa máxima esconde atrás un montón de desconocimiento para reducir todas las cosas a su valor en el mercado y no poder poner eso en discusión. Se construyen pequeños márgenes que dejan por fuera a toda la humanidad, todo nuestro nuestro carácter de humanos.