08 Septiembre de 2017 18:46
En apenas una década duplicó la cantidad de efectivos y pasó de custodiar fronteras a cumplir un “rol policial” en ciudades con altos índices delictivos. Ahora quedó en el ojo de la tormenta por el caso de Santiago Maldonado, señalada por testigos como partícipe de la desaparición forzada del joven.
De los megaoperativos sobre la Panamericana para impedir protestas, a la pericia clave que debe realizar sobre el cuerpo del fallecido fiscal Alberto Nisman: Gendarmería Nacional, la “fuerza estrella” que quedó en la mira del poder.
Realizan megaoperativos anti-narco con 2.000 agentes, están presentes en villas de emergencia de Capital Federal y el Gran Buenos Aires, custodian los barrios más calientes de Rosario y participaron en detenciones y traslados clave en el último año y medio. El giro de la Gendarmería comenzó en 2011, durante la gestión de Nilda Garré al frente del Ministerio de Seguridad, que la envió a las zonas más complejas en el marco de los operativos Centinela y Cinturón Sur.
El despliegue de gendarmes como “auxilio” de las fuerzas policiales en distintos puntos alcanzó tal nivel que en la última década la fuerza duplicó su cantidad de efectivos, de poco más de 17.000 a los 37.800 que tiene hoy en día, de los cuales se encuentran activos 32.000 agentes, según detallaron desde la fuerza a BigBang. Intendentes del conurbano y el Gran Buenos Aires que atravesaban situaciones complejas en materia de seguridad la exigían de manera constante. Así, poco a poco, se convirtió en una especie de “caballito de batalla” de los funcionarios. “Mandá a la Gendarmería”, insistía un ex jefe comunal años atrás, en momentos complejos para su municipio.
La ministra defendió en un comienzo a la Gendarmería Nacional.
Tras la desaparición de Santiago Maldonado el 1 de agosto en Cushamen, la fuerza fue apuntada por la familia, testigos mapuches y organismos de derechos humanos. En el Gobierno, primero esbozaron una defensa. La ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, aseguraba en un comienzo que no existían indicios de la participación de la fuerza en la desaparición del joven. Un mes después en el Ejecutivo comenzaron a haber sospechas sobre el accionar de los efectivos que participaron del operativo de desalojo a los mapuches sobre la ruta 40.
Un ex funcionario clave en el área de seguridad de la gestión anterior le dice a BigBang que el “problema” no es la fuerza en sí, sino la conducción política que reciben. Por eso, no cuestiona la presencia del jefe de Gabinete del Ministerio de Seguridad, Pablo Nocetti, sino que critica el accionar que pudo haber tenido. “Todos preguntan por qué estaba, la pregunta es por qué no actuó”, analiza. “Conducir es estar presente. Dar las órdenes es estar en el lugar”, asegura.
LA FUERZA “ESTRELLA”
Además de ser señalada por el caso Maldonado, la Gendarmería Nacional tiene vínculo con varios casos sensibles, como la custodia de Milagro Sala en la prisión domiciliaria que aconsejó la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH). La abogada de la líder de la Tupac Amaru, Elizabeth Gómez Alcorta, aseguró a BigBang que se trata de un hecho ilegal, ya que incumple la ley 24.660, que prohíbe que los privados de su libertad sean custodiados por fuerzas de seguridad. “Ordenaron que tenga una custodia y que se requise a todo aquel que entra al inmueble. Pusieron un container con cámaras para monitorear, es violatorio de la ley”, aseguró la abogada. En el entorno de Sala contaron a este medio que por turno hay unos 25 efectivos de Gendarmería en los alrededores de la vivienda.
La Gendarmería tiene 37.800 efectivos.
También intervino en la captura del ex prófugo Ibar Esteban Pérez Corradi, quien incluso estuvo varios meses detenido en el edificio Centinela, de la Gendarmería, ubicado en Retiro, a metros de los tribunales federales de Comodoro Py. En la triple fuga, en cambio, fue más llamativo: los hermanos Martín y Cristian Lanatta se trasladaron en una falsa camioneta que imitaba ser de la Gendarmería, ploteada de verde y con las letras en negro.
El hecho más sensible de aquellos revolucionados días fue cuando efectivos de la fuerza balearon a otro móvil de la Gendarmería creyendo que era el falso vehículo en el que se trasladaban los Lanatta y Schillaci. Otro rol clave que ocuparon los centinelas fue el traslado de detenidos vinculados al poder político, como el ex secretario de Transporte, Ricardo Jaime; el ex secretario de Obras Públicas, José López; y el empresario Lázaro Báez.
En el caso Nisman, una pericia que quedó a cargo de la Gendarmería determinó semanas atrás que había restos de ketamina en el cuerpo del fiscal hallado sin vida en su departamento de Puerto Madero en enero de 2015. Sin embargo, el resultado completo de los análisis aún no finalizó. El candidato a diputado por Unidad Ciudadana, Leopoldo Moreau, denunció semanas atrás ante el fiscal Eduardo Taiano un supuesto pacto entre la ministra Bullrich y la Gendarmería para direccionar esas pericias a cambio de inmunidad por el caso Maldonado.
Ricardo Jaime fue detenido y alojado en un edificio de la Gendarmería Nacional.
Pero además, tanto en la gestión anterior como desde diciembre de 2015, la Gendarmería fue la fuerza elegida para desalojar y reprimir protestas sobre la Panamericana, la mayoría de trabajadores despedidos: Lear, Cresta Roja, trabajadores de la línea 60, Sancor y Pepsico, entre otras.
Otro de los operativos en los que participó fue el de desalojo a la murga Los Auténticos Reyes del Ritmo, que terminó con niños y adolescentes heridos con balas de goma en el Bajo Flores. Por esos hechos, esta semana el juez de instrucción Jorge De Santo procesó a seis gendarmes sin prisión preventiva, por lesiones leves, aunque con el agravante de tratarse de una fuerza de seguridad.
Gendarmes en acción. Durante el desalojo de una protesta sobre la Panamericana.
EL MITO DE LA FUERZA INCORRUPTIBLE
Tiempo después del robo del siglo en la sucursal Acassuso del Banco Río, en 2006, un gendarme trepó a una montaña para detener a uno de los ladrones que continuaba prófugo de la justicia tras el asalto concretado el 13 de enero de ese año. “Te tiro unos millones y me dejás ir”, le propuso el ladrón. El gendarme rechazó la coima. Ya en el móvil en el que era trasladado le reiteró la oferta a otros dos efectivos que se volvieron a negar. “No somos la Bonaerense, vamos por la gloria”, le dijo uno de los uniformados.
En la Gendarmería dicen que “dentro de todo” son una “fuerza confiable”. “El trato es distinto, el microclima de Twitter es un bolazo, siempre nos manejamos igual, la ministra nos defiende, pero no nos gusta el clima que se generó”, aseguran.
Para el abogado, docente de la Universidad Nacional de Quilmes y autor del libro “Temor y control. La gestión de la inseguridad como forma de Gobierno”, Esteban Rodríguez Alzueta, la imagen de fuerza “incorruptible” no es tan real. “Cualquiera que haya transitado por fronteras sabe que la corrupción está a la orden del día”, le dice a BigBang. “El trato con la Gendarmería está hecho con otra distancia”, dice. “El problema no es la corrupción en la Gendarmería, sino en la Federal y en la Bonaerense”, destaca.
El ex secretario de Seguridad, Sergio Berni, presente en un operativo de Gendarmería.
La dirigente del Frente de Izquierda, Myriam Bregman, recordó ante BigBang el episodio del “gendarme carancho”, Juan Alberto López Torales, quien simuló ser arrollado por un manifestante durante una protesta sobre la autopista Panamericana, y que un año atrás fue procesado. “Durante la gestión de Sergio Berni en la Secretaría de Seguridad tomó mucho poder, tuvo un nuevo reverdecer. Pero se la erigió como fuerza para reprimir en 1995, cuando comenzaron las luchas grandes con levantamientos de desocupados, por su presencia nacional y por no estar tan manchada como otras fuerzas”, consideró la abogada y candidata a diputada.
Bregman cree que la Gendarmería fue “preservada” tras el fin de la dictadura cívico militar, y remarca que en la fuerza hubo 22 uniformados que se encuentran involucrados en delitos de lesa humanidad. Tras el repaso de una serie de casos recientes donde estuvo involucrada la Gendarmería, la dirigente de izquierda no lo duda: “Le están dando mucho poder”.
BANDIDOS RURALES
La historia oficial ubica que la Gendarmería fue creada el 28 de julio de 1938 tras la sanción de la ley 12.367. Rodríguez Alzueta analiza que siempre estuvo “a mitad de camino entre el ejército y la policía”. El objetivo era tener una fuerza que custodiara el territorio, con fuerte injerencia en las fronteras.
La fuerza fue creada en 1938.
Pero Rodríguez Alzueta cuenta en su libro que no es del todo cierto que el surgimiento de la fuerza hubiera sido la custodia fronteriza. Según relata, fue concebida especialmente para “acabar con el bandidaje que estaba ganándose la devoción popular y echando raíces entre el campesinado de la región”. Entre otros, apunta a los golpes de los bandidos Segundo David Peralta, alias “Mate Cosido” (no por la bebida, sino por un corte en su rostro) y Eusebio Zamacola.
No fueron pocos los golpes alas firmas Bunge & Born y Dreyfus, a mediados de la década de 1930. Cierto lobby empresarial en aquella época habría sido clave para que el presidente enviara al Congreso un proyecto para la creación de la Gendarmería Nacional Argentina. “La historia de la Gendarmería está atada a determinados conflictos sociales, vinculada al conflicto con trabajadores rurales”, dice el abogado y escritor, que remata: “En los conflictos mapuches, siempre intervino la Gendarmería”.