Los primeros meses de gestión de María Eugenia Vidal tienen que ver no sólo con miradas hacia el futuro sino también con análisis del pasado, que aparecen sobre su escritorio materializados en informes de variada naturaleza.
Las condiciones edilicias y de insumos del sistema penitenciario bonaerense son deplorables.
Así, uno de los más alarmantes que recibió la gobernadora tiene que ver con el estado de los complejos penitenciarios de la provincia, los cuales fueron relevados por el Ministerio de Justicia bonaerense en un proceso que arrojó datos reveladores sobre el paupérrimo estado que atraviesa el sistema carcelario.
Insumos obsoletos
"Al inicio de la gestión, el déficit en materia de equipamiento general del Servicio Penitenciario Bonaerense era grave. No se contaba con los candados suficientes para el cierre de rejas, puertas y portones, y los agentes no poseían los insumos mínimos para cumplir sus funciones y proteger su seguridad personal", comienza detallando el informe.
El 80% del parque automotor del SPB está fuera de servicio.
El parque automotor estaba fuera de servicio en un 80%, lo cual deriva "en demoras de entre 3 y 4 meses para efectivizar un traslado".
Los traslados se demoran meses a causa del mal estado de los vehículos.
Además, la última compra de equipos informáticos para toda la institución se hizo en forma parcial hace una década y -en general- la mayor parte de las computadoras y servidores en servicio datan del año 2004. "Muchas unidades no cuentan con conexión a la red, mientras que el servicio en aquellas que lo poseen es totalmente deficitario", agrega el informe.
Cloacas fuera de servicio y fallas edilicias
Pasando a situaciones registradas en unidades carcelarias puntuales, en la Unidad Nº 35 (Magdalena) se observó una total falta de mantenimiento de la red cloacal y la planta depuradora de agua. "En relación a esta última, el entubado subterráneo fue aplastado con la construcción de 'casas por cárceles'", explicita el texto del Ministerio de Justicia. "Dichas casas fueron construidas sobre la estructura de red cloacal produciendo una obstrucción en la salida de aguas cloacales de ambos módulos".
La red cloacal y de depuración de agua de la Unidad N° 35 está casi fuera de servicio.
Mientras tanto, en la Unidad Nº25 (Lisandro Olmos) se detectó que las puertas de las salidas de emergencia de los pabellones de planta alta no poseen escalera, lo cual las inutiliza completamente: si alguien las usara terminaría cayendo al vacío.
Nutrición y salud deficientes
El suministro de frutas a los internos fue suspendido en el año 2013 y jamás restablecido, y durante todo el 2015 se registraron faltantes de levadura, harina de maíz, té, leche fluida, aceite, porotos de soja, arvejas y aditivos para panificación, entre otros insumos alimenticios.
Los vidrios de las ventanas, en muchos casos, son reemplazados con papel.
En el caso concreto de la Unidad Nº 28 (Magdalena), la última entrega de sal gruesa para la elaboración de pan había sido en enero de 2014, mientras que los aditivos de panificación dejaron de entregarse en septiembre del mismo año y no había stock de levadura desde febrero de 2015.
En algunas unidades se registraron derrumbes totales de cielorrasos.
El informe califica como "de extrema gravedad" la situación de la Dirección Provincial de Salud Penitenciaria, de la mano de "la falta de suministros básicos tales como medicación, psicofármacos, insumos descartables, insumos odontológicos y de laboratorio, y oxígeno medicinal, entre otros".
Manchas de humedad y pintura descascarada son algunas de las constantes.
Además, el quirófano de la Unidad 22 de Olmos (Hospital Penitenciario) estaba fuera de uso hace más de cuatro años.
Ni educación ni trabajo
Varias de las aulas de los complejos penitenciarios se encontraron reconvertidas en espacios para que los internos recibieran a sus visitas.
Los espacios de alojamiento de internos presentan condiciones inhumanas.
Las 28 panaderías que funcionaban en las distintas unidades hasta diciembre del 2015 mostraban, de acuerdo al informe, "falta de mantenimiento: carros y bandejas deteriorados, maquinaria fuera de servicio o en estado de deterioro y precariedad avanzada (engranajes desgastados y/o rotos, lonas en muy mal estado, motores quemados, etc)".
En varios casos, las maquinarias de los talleres estaban rotas o quemadas.
Por su parte, los 15 talleres textiles construidos en las cárceles bonaerenses directamente se encontraban cerrados. "La misma situación se podía observar con la fábrica de fideos que se encuentra en la Unidad Nº1 de Lisandro Olmos y con la producción de bloques de cemento emplazada en la Unidad Nº18 de Gorina", consigna el texto.
Los espacios laborales de los internos, en su mayoría, están fuera de servicio.
Mientras tanto, de los 51 talleres de chapa, pintura y mecánica ligera, sólo 14 funcionaban. 17 de los 23 talleres de carpintería estaban paralizados; mientras que sólo 3 de los 24 talleres dedicados a herrería funcionaban, y todos los lavaderos de autos (17 en total) se encontraban fuera de servicio.
Reforma en puerta
Este informe sirvió como punto de partida para el proyecto de reforma carcelaria que el ministro de Justicia bonaerense, Gustavo Ferrari, le presentó a María Eugenia Vidal.
El plan es exhaustivo y se apoya en dos ejes principales: la reinserción social de los internos y el fortalecimiento institucional del Sistema Penitenciario Bonaerense. Tres ideas transversales lo estructuran:
Lograr un cambio de paradigma en la política penitenciaria, orientándola a una adecuada rehabilitación y reinserción de los internos, reduciendo los índices de reincidencia por medio de su formación integral y su preparación para el mundo del trabajo.
Reducir la sobrepoblación carcelaria, trabajando sobre las condiciones de habitabilidad y modernizando la infraestructura penitenciaria para adaptarla a las nuevas necesidades.
Potenciar las capacidades del personal penitenciario profesionalizando la carrera, asegurando la capacitación permanente, e independizando conceptual y operativamente el área de tratamiento y la de seguridad.