Un largo camino a La Rosada. En pocas horas, Alberto Fernández jurará ante la Asamblea Legislativa y se convertirá en el nuevo presidente de la Argentina. Una postal que nadie imaginaba, ni siquiera él, hasta el 18 de mayo en el que Cristina Kirchner lo ungió como su candidato y compañero de fórmula. Después de siete meses álgidos y de frenéticos 53 días de transición, el ex jefe de Gabinete pasó su última noche antes de desembarcar en Balcarce 50 rodeado de su mesa chica. Quiénes lo acompañaron, cómo será la mañana de su asunción y el especial homenaje oculto a Néstor que preparó para la jura.
Después de un día cargado de reuniones en sus oficinas de Puerto Madero, Alberto Fernández se dirigió junto a Daniel, su histórico chofer, al departamento en el que convive con su pareja, Fabiola Yánez. El plan siempre fue cenar en familia junto a su hijo, Estalisnao. Pero fueron pocos los que recibieron la invitación para compartir su última noche lejos del poder. Tal como pudo confirmar BigBang, un puñado de amigos fueron recibidos en el departamento. Algunos de ellos funcionarios, como su jefe de Gabinete, Santiago Cafiero; y su flamante secretario general de la Presidencia, Julio Vitobello.
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Lo que pocos notaron durante la transmisión, fue la cábala que llevó consigo al momento de jurar. ¿De qué se trata? Fernández eligió una corbata azul, muy similar a la que utilizó aquel 25 de mayo de 2003 en el que se convirtió en el jefe de Gabinete de Néstor Kirchner. “Buscó la corbata más parecida a la que usó cuando juró con Néstor”, reconocieron desde el albertismo.
El recuerdo de Kirchner fue algo que acompañó y signó la impronta de la candidatura de Alberto. Según sus propias palabras, lo primero que hizo luego de aceptar la candidatura fue viajar al mausoleo en el que se encuentran los restos del ex presidente. “Creo en Dios y creo que Dios existe. Yo había resuelto hacerlo mucho antes de ser candidato. Después de que Cristina anunció mi candidatura, mi primer salida fue ir a verlo a Néstor. Ahí le prometí lo que le tenía que prometer”.
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El día 27 de octubre, el día de las elecciones generales, Fernández se quebró después de emitir su voto. Otro giro del destino se cruzó frente a él: ese día se cumplía un nuevo aniversario de la muerte del ex presidente. “Hoy es también un día muy especial para muchos de nosotros. Hace nueve años se nos iba Néstor, que además de ser un gran presidente, fue mi amigo. Muchos me preguntan lo que le diría hoy. Le diría: 'Volvamos a hacerlo, que yo te ayudo. Te extraño mucho, amigo. Gracias eternas'”.
Quienes lo acompañaron durante su última cena tuvieron acceso al discurso que dará en el Congreso, luego de la jura. Lo terminó de escribir a última hora -tal vez siga cincelándolo- y durará cincuenta minutos.
Por la mañana, Alberto partió en su camioneta rumbo al Congreso acompañado por Fabiola y escoltado, como siempre, por su chofer. Pero la priodidad fue dar una contundente señal política: manejó él mismo hasta el Congreso haciendo la V desde la ventana.
El día que Kirchner le tomó juramento a Alberto y el diálogo secreto que mantuvieron en el Salón Blanco
El domingo 25 de mayo del 2003, Néstor Kirchner ingresó al Salón Blanco de La Rosada con la banda y el saco a medio abrochar, escoltado de cerca por Daniel Scioli. Los presentes descontracturaron la tradicional ceremonia, seguida con atención desde la primera fila por Cristina Kirchner. “Lupo, Lupo”, coreaban, mientras él agradecía casi con torpeza y con una curita en su frente la cálida recepción. Pocos imaginaban por ese entonces que el primer miembro de gabinete en jurar se convertiría 16 años después en presidente electo de la Argentina.
“Doctor Alberto Ángel Fernández juráis por Dios y por la patria, sobre estos santos evangelios desempeñar con lealtad y patriotismo el cargo de jefe de Gabinete de ministros para el que habéis sido nombrado, cumpliendo y haciendo cumplir, en cuanto de vos dependa la Constitución de la Argentina”, leyó Kirchner. Casi pisándose, Alberto respondió con contundenia: “Sí, Juro”.
El por entonces presidente casi ni terminó de leer el cierre de la jura y ambos se fusionaron en un abrazo que hoy se torna histórico. Algo se dijeron al oído y Alberto no pudo contener su risa. Años después, en campaña, Fernández reveló cuál fue el diálogo. “En el momento en el que Néstor me tomó juramento nos abrazamos. Y fue obvio que Néstor me dijo algo al oído y yo le contesté. Carlitos Tomada, que estaba ahí, me preguntó: '¿Qué se dijeron?'. Nunca me olvidé lo que nos dijimos”.
Alberto: “Llegamos, ¿viste que llegamos?”. Kirchner: “No llegamos, estamos empezando. Ponete a trabajar”.