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¿Convicción o globo de ensayo? La polémica postulación de Máximo

El hijo de Néstor y Cristina se convirtió en los últimos días en la nueva estrella para las fórmulas oficialistas. A los elogios de Florencio Randazzo se sumaron los de Daniel Scioli. Para Aníbal Fernández, “tiene la estatura” para ser candidato.

12 Junio de 2015 16:27
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Mientras suma elogios de todos los sectores, la posibilidad de que Máximo Kirchner integre alguna lista de precandidatos del Frente Para la Victoria es cada vez más concreta. ¿Tendencia o decisión programática?  

“Tiene una construcción política que lo respalda”, dijo a BigBang Artemio López. “No sé por qué lo convoca cada uno, pero tiene volumen y un respaldo organizativo importante”, explicó el director de la consultora Equis.

NÚMEROS y APOYOS

Cuando faltan ocho días para la presentación de las listas, una encuesta de Ibarómetro ubica a Máximo Kirchner con un piso de 26 puntos en la provincia de Buenos Aires, con 27,8% en el conurbano y el 22,9% en el interior provincial. El estudio lo compara con Jorge Macri (PRO, 22,9% y 25,2%, respectivamente) y Malena Galmarini (Frente Renovador, 13,9% y 15,1%).

Daniel Scioli aseguró desde Mendoza que tiene “gran afecto y respeto por Máximo, por ser hijo de aquel gran presidente que fue Néstor Kirchner”.

No quedan dudas de que está habilitado y que tiene la estatura para poder serlo", lo apoyó Aníbal Fernández. El jefe de Gabinete también reconoció sus sentimientos hacia Kirchner hijo: respeto y afecto. “Para mí la política pasa mucho por lo humano y desde ahí yo construyo relaciones", confesó.

Florencio Randazzo lo calificó como “un gran candidato" a diputado, “un militante de hace muchísimos años, y más allá de ser el hijo de Néstor y Cristina Kirchner tiene colores propios”.

El intendente de Avellanada, Jorge Ferraresi, tampoco quiso quedarse atrás:  “Veería muy bien que Máximo pudiera acompañarnos en la lista de la provincia”.

CAMBIO DE PERFIL

Antes escuchar estos elogios, otros sectores de la sociedad y la política trataron a Máximo de vago, de inútil y de adicto a la PlayStation. Una movilera llegó a indignarse con la difusión de los falsos afiches que apelaban a ese supuesto fanatismo para lanzarlo como candidato.

Señalado solamente como el “hijo de”, bastardeado por su parquedad, sus largos silencios autoimpuestos y hasta su aspecto físico, el hijo de los dos últimos presidentes argentinos empezó a elevar -y cambiar- su perfil público con el acto del 13 de septiembre de 2014, en la cancha de Argentinos Juniors.

Precedido por bandas de rock, murga y cumbia, Máximo se asumió públicamente como lo que era -el jefe real de La Cámpora-, dio esa misma señal a sus militantes y otra más importante hacia afuera: el hijo presidencial tenía mucho más para decir, y ahí estaba para defenderse solo.

“No hay apellidos milagrosos -reconoció-, hay proyectos de país”. No dejaba de ser extraño escucharlo defender a sus padres mediante sentencias políticas. Por ejemplo, “hay que poner la otra mejilla, como decía Néstor”. Se mostró decidido pero humilde: “Mis compañeros son mejores que yo”.

También desafió a los candidatos de otro signo político-ideológico: "Los números tienen que cerrar con la gente adentro, no con la gente afuera, eso lo hace cualquiera". Ese mismo pueblo, planteó, que “está cansado de que lo traten de bobo”.

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