Se requieren al menos dos huevos, 60 gramos de azúcar, 45 gramos de harina, 150 gramos de coco rallado y 80 de manteca derretida. A esa mezcla, se le rallará limón a gusto y luego, al horno unos veinte minutos. El resultado serán "coquitos". Aunque el lector no lo crea, la siguiente es una nota de política y no de cocina. O, tal vez, sea una pizca de una y unas gotas de la otra.
Los “coquitos” son la perdición de Mauricio Macri. Lo eran desde hace años y lo son en la actualidad. Ya en la campaña de 2011, cuando recorría los barrios buscando su reelección, cada panadería que visitaba se transformaba en la excusa perfecta para llevar consigo una pequeña bolsa de los deliciosos bocados dulces que fascinan al presidente de la Nación. Casi como si se tratara de un souvenir, pero comestible y de su agrado.
La bolsa de coquitos, en manos del presidente de la Nación en San Miguel.
A Macri lo vuelven loco los dulces en general. En otros tiempos tenía en su despacho una caja de bombones y solía comer varios por día. También se llevaba un chocolate "Shot" en las recorridas de campaña.
Semanas después de asumir como presidente, y por la fisura en una costilla y la recomendación de sus médicos de evitar hacer deporte, abandonó el hábito de los bombones y comenzó a cuidar su imagen, a pedido de su esposa, la primera dama Juliana Awada.
Tal como publicó BigBang en febrero pasado, cambió la caja de bombones por una de alfajores en el escritorio de su despacho. Hasta entonces, un día de gran ansiedad podría haber comido, uno a uno, los bombones en cuestión de unas pocas horas. Con los alfajores eso no ocurre. En ese entonces, solía ofrecer uno a quienes lo visitaban: “Así no engordo”, remataba al ofrecerlos.
Dulces. Macri es un apasionado de lo dulce. Facturas, bombones y coquitos.
Pero volviendo a los coquitos, efectivamente la perdición de Macri quedó expuesta nuevamente este fin de semana. Es que cuando se trata de un gusto del paladar, difícil es decir que no. Y los dulces hechos obviamente a base de coco tienen tantas variedades como panaderías se visiten. Por eso, este fin de semana en medio del timbreo post-fallo de la corte respecto a las tarifas del gas, se dio ese gusto otra vez.
La recorrida fue el sábado por la mañana y el presidente aprovechó para comprar sus coquitos.
Junto a la gobernadora bonaerense María Eugenia Vidal y varios integrantes de su equipo salieron a recorrer las calles del partido bonaerense de San Miguel. Allí, ingresaron a una panadería. El video fue publicado luego en las redes sociales del presidente. Las imágenes lo muestran observando y probando los “coquitos”: “Están buenos, eh”, soltó, distendido, el presidente argentino. El tono, se nota a la legua, no es el que utilizaría el jurado de un programa de cocina, sino un fanático de los dulces.
En la panadería Las Delicias no quisieron cobrarle. Macri igualmente quiso pagarlos. Al final, la deuda fue saldada por sus asesores. Al salir, la recorrida de campaña continuaba. Uno a uno se le acercaban: niños, adultos, mayores. A todos les ofrecía. Cuando la recorrida estaba por finalizar, el presidente miró a todos y lanzó: “Me queda un coquito, ¿quién lo quiere?”. Luego, se metió en la camioneta. El timbreo había finalizado. Y los coquitos, también.