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Cristina, Pichetto y el dilema de la reconstrucción peronista

El PJ atraviesa un duro momento, inmerso en una crisis tras sucesivas derrotas electorales, el avance de la Justicia y las feroces internas.

por Agusti­n Gulman

25 Diciembre de 2017 12:23
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La jugada parlamentaria fue pensada al más mínimo detalle. Apenas unas horas después de que Cristina Fernández de Kirchner jurara como senadora, su ex aliado Miguel Ángel Pichetto avanzó en dos maniobras que apuntó a la ex presidenta: en menos de 24 horas fracturó el bloque del PJ y la dejó aislada. Al mismo tiempo, lanzó un salvavidas que le permite dormir tranquila a la ex jefa de Estado, sabiendo que el poderoso bloque Justicialista no aportaría los votos para su desafuero y detención, ordenado por el juez federal Claudio Bonadio y avalado por la Cámara Federal.

El amplio abanico peronista quedó golpeado tras las sucesivas derrotas en las urnas, pero también enfrenta una profunda crisis de identidad, entre aquellos que buscan una renovación - intendentes jóvenes, en su mayoría - y aquellos que buscan continuar en el centro de la disputa de poder, a pesar de que sus años de gloria ya culminaron. Así, el PJ se enfrenta a una pregunta fundamental: ¿quién es el auténtico líder?

Cristina Kirchner, en plena campaña, rodeada de intendentes del conurbano bonaerense.

Mientras un sector apunta a la reconstrucción, un detalle de la realidad no puede escapar al profundo enigma que atraviesa al PJ: el desfile de ex funcionarios de administraciones peronistas por tribunales y cárceles para responder en causas judiciales por corrupción. Si bien el impacto es mayor que en el pasado, lo que ocurre hoy no es nuevo. Cuando Carlos Menem dejó el poder en manos de la fallida Alianza le ocurrió algo parecido, con investigaciones judiciales, cárcel y un intento por retornar a la Casa Rosada en las elecciones de 2003. Varios miembros de su gabinete también acabaron en prisión, investigados y condenados. Hoy, a pesar de tener dos condenas y una avanzada edad, Menem ocupa una banca en el Senado.

A pesar de las derrotas y la salida del poder, el peronismo concentra fuerza en el Congreso, sobre todo en el Senado, donde el bloque que comanda Pichetto conservará 25 voluntades, mientras que el PJ-FpV de Cristina, con Marcelo Fuentes como jefe de bloque, tendrá ocho. El cristinismo duro tendrá la tercera minoría y podrá disputar una vicepresidencia de la Cámara.

El ex presidente podrá volver a presentarse como candidato a senador.

Menem asumió su tercer mandato como senador nacional por la provincia de La Rioja.

Una palabra simbolizó el 2017 en las filas del peronismo: “reconstrucción”. La pronunciaron, de Cristina para abajo, intendentes, diputados, candidatos y analistas que se dedican a investigar el fenómeno que provoca el PJ. Sin embargo, y a pesar de los esfuerzos, la posibilidad de unidad quedó anulada en varias ocasiones.

En primer lugar, por la propia ex presidenta que se fue del PJ con el tiempo justo para conformar su partido, Unidad Ciudadana, y competir en las legislativas como candidata a senadora sin habilitar la posibilidad de una interna. El sello le quedó a Florencio Randazzo y un reducido grupo de intendentes peronistas, que no lograron superar la barrera del 5 por ciento en los comicios.

Cristina  Kirchner no le dio a Randazzo la posibilidad de ir a una interna.

Del lado de enfrente están los “dialoguistas”. Gobernadores como el salteño Juan Manuel Urtubey, o el entrerriano Gustavo Bordet, que mantienen un vínculo cercano con la Casa Rosada y tejieron una relación aceitada con ministros. No es un dato menor, sobre todo si se tiene en cuenta que en muchas ocasiones los mandatarios provinciales tienen la llave para que los senadores levanten la mano en proyectos que los beneficiarán.

De hecho, la presión del Ejecutivo sobre un grupo de gobernadores fue la clave para la sanción de la ley de reforma previsional en la Cámara de diputados. El bloque Argentina Federal aportó los votos para que el oficialismo pueda aprobar los cambios en la fórmula que calcula cómo se pagarán las jubilaciones, pensiones y asignaciones universales. 

La señal de los intendentes del conurbano no es para nada menor. A fines de octubre pasado, el Consejo Partidario del PJ Bonaerense acordó la unidad bajo el ala de Gustavo Menéndez, un intendente “nuevo”, que asumió en 2015 tras vencer en Merlo al poderoso Gustavo Otahecé con un partido vecinalista aliado al kirchnerismo. Menéndez alternará su mandato con su colega de Esteban Echeverría, Fernando Gray. 

El senador pidió un

Miguel Ángel Pichetto fracturó el bloque del PJ en la Cámara alta.

Así, el sector que apunta a la renovación del movimiento destronó a Fernando Espinoza, el ex intendente de La Matanza que presidía el PJ Bonaerense y fue relegado al Congreso Partidario. En el encuentro que se definió cómo sería el recambio también tuvo señales, con convocatorias a “todos los sectores del peronismo”.

Mientras el enigma del futuro peronista avanza, ya consolidado, una frase del mismísimo Juan Domingo Perón pronunciada hace unas cuantas décadas parece clarificar todo: “Los peronistas somos como gatos: cuando parece que nos peleamos nos estamos reproduciendo”.

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