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De la cancha a la trinchera: la historia de los futbolistas combatientes

A 36 años del desembarco de las tropas argentinas, dos ex futbolistas recuerdan lo que sintieron al regresar de la guerra.

por Natalia Torres

02 Abril de 2017 08:30
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La cotidianeidad interrumpida por un hecho súbito. Eso significó, para muchos adolescentes argentinos, el llamado a trasladarse a Malvinas para prestar servicio en la guerra. 

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Malvinas significó un quiebre definitivo en la vida de todos los jóvenes combatientes.

Obligados a abandonar la seguridad de la casa familiar, empujados a una vida para la que no estaban -ni de cerca- listos, para algunos de esos jóvenes la irrupción bélica significó también una mano que los arrancó de sus verdaderas vocaciones. 

Y ese fue el caso de varios futbolistas que recién asomaban su talento y que soñaban con las que podrían haber sido promisorias carreras. Pero terminaron chocándose contra un muro de frío, hambre y armas. 

Javier Dolard, la promesa xeneize

Javier Dolard firma su correo electrónico, orgulloso, como "ex soldado clase 62 del glorioso Regimiento de Infantería Mecanizado 6". Pero es más que eso: es también ese pibe que empezó a jugar en las inferiores de Boca en 1978 compartiendo cancha con Oscar Ruggeri.

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En las inferiores de Boca, Dolard salió campeón de sexta, quinta y cuarta 

"Salimos campeones en sexta, quinta y cuarta y fui goleador en varias oportunidades", recuerda en charla con BigBang este ex jugador que incluso llegó a ser convocado a la Selección juvenil dirigida por César Menotti junto a -entre otros- Jorge Burruchaga y el "Chino" Tapia, ambos campeones del mundo en 1986.

Pero unos días después del 2 de abril de 1982, le llegó la noticia: tenía que unirse al ejército. Y dos meses después, Javier trajo de Malvinas "recuerdos terribles" que, años después, le hicieron "ver que no todo es tan grave y que tiene solución". Memorias que decidió plasmar casi por casualidad en un escrito: comenzó haciéndolo como ejercicio de una clase de mecanografía y ahora está dedicado a tipearlo en computadora.

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Dolard, con 20 años, en el ejército. 

Entre esos recuerdos, rescata uno que pinta lo extrañamente absurdos que pueden ser los escenarios de guerra: la amistosa discusión que tuvo con un escocés que lo custodiaba luego de la rendición acerca de si el británico Kevin Keegan era mejor que Diego Maradona. El fútbol, se sabe, invade hasta los espacios más insospechados. 

Urgido por la familia que quiso formar poco tiempo después de volver de las islas, Dolard terminó abandonando el fútbol para trabajar en el Banco Provincia. Sin embargo, el destino le reservó una sorpresa: allí volvió a ponerse la camiseta como miembro del equipo oficial de la institución. 

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Actualmente, Dolard trabaja en el Banco Provincia. 

"Viajé a Estados Unidos, a Israel, a Chile. Uno siempre piensa que quizás si no hubiera ido a la guerra las cosas hubieran sido diferentes. Pero nunca se sabe", piensa aún atado al optimismo. 

Luis Escobedo, el aguerrido "milrayitas"

A diferencia de Dolard, las canchas sí vieron el regreso de Luis Escobedo luego de la guerra: se retiró a los 40 años jugando para Dock Sud. 

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La imagen de Escobedo (al medio) ilustró un flyer conmemorativo del Ministerio de Seguridad. 

Sin embargo, claro, la ruta de regreso fue larga y sinuosa. Con 18 años, había llegado a la primera de Los Andes cuando, días después de un partido contra San Lorenzo, se le notificó que debía ir a Malvinas. 

"Lo que menos pensaba era que iba a haber guerra", le cuenta a BigBang Escobedo, quien cayó prisionero de los ingleses pocos días antes de la rendición. "Me trataron bien porque no podían creer lo jóvenes que eramos y lo mal que estábamos", remarca.

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Luego de volver de Malvinas, Escobedo (abajo a la izquierda), jugó en varios equipos incluyendo a Vélez.

Luis intentó escapar tanto del fútbol como de los recuerdos, sin embargo ambos se encargaron de reclamarlo. Luego de regresar de las islas, como él mismo confiesa, "estaba retraído y tenía actitudes que no eran normales".

Pero una tarde de cancha viendo desde la platea a su querido Los Andes lo hizo cambiar de opinión: "En la semana fui a entrenar y a las dos semanas estaba de nuevo en primera", sonríe Escobedo, quien después pasaría -entre otros- por Belgrano, Vélez, Colón y Wanderer's de Chile.

Y Malvinas también volvió a su vida desde un lugar de curación y militancia. Actualmente, Luis pertenece a la Asociación de Deportes de Veteranos de Guerra, que todos los años organiza las Olimpíadas de ex combatientes. 

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Escobedo regresó dos veces a Malvinas. 

"Para muchos es una terapia. Logramos incluso reducir mucho el tema de las adicciones, charlamos entre nosotros y nos ayudamos", revela Escobedo quien regresó dos veces a Malvinas. "Al principio no quería, me resultaba traumático", confiesa. "Pero aunque tuve bronca por cosas que no entendía, finalmente me ayudó a comprender lo que pasó". 

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