09 Septiembre de 2018 10:28
Después de unos días de relativa calma, el ex ministro de Planificación Federal y actual diputado nacional, Julio De Vido, volvió al centro de la escena luego de que salieran a la luz dos cuestiones vinculadas al cobro de coimas.
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La primera tiene que ver con la empresa brasileña Odebrecht; según publicó hoy el diario La Nación en una serie de correos electrónicos el dueño de la empresa, Marcelo Odebrecht, le solicitó al titular de la filial argentina mejorar la relación con el ex todopoderoso ministro de la Obra Pública. Pocos meses después la constructora brasileña fue una de las auspiciantes del Congreso Internacional de Responsabilidad Empresaria que se llevó a cabo en La Matanza en octubre de 2013.
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Dicho evento fue organizado por la esposa del ahora detenido diputado nacional, Alessandra Minnincelli, mediante su consultora Fornes SA. Ella también se encontraba en los correos en el que el titular de Odebrecht mostraba particular interés en entablar una buena relación.
Pero no fue el único titular contra el ex ministro. Uno de los empresarios más importantes de argentina, el dueño de IMPSA Enrique Pescarmona, confesó que De Vido no sólo le había solicitado coimas para conseguir contratos de obra pública sino que además le exigía un porcentaje de las acciones de la compañía. “Me arrepiento de haberle pagado coimas a esos hijos de puta”, declaró Pescarmona ante los fiscales federales Carlos Stornelli y Carlos Rívolo, según consignó el diario Clarín.
El dueño de IMPSA, Enrique Pescarmona, confesó que De Vido le exigió ser socio de su empresa.
El empresario, que no tuvo una buena relación con los Kirchner, explicó que la primera coima que tuvo que pagar fue para que le destraben los pagos de la obra Managua I en Caracas, Venezuela, que el ex presidente Hugo Chávez había frenado. En su declaración Pescarmona contó que el dinero se lo pagó a número dos de De Vido, Roberto Baratta porque desde el ministerio de Planificación le dijeron que sólo mediante una gestión desde Buenos Aires podía volver a fluir el dinero venezolano.