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Del amor al odio: la ríspida historia de la Corte y el poder K

Desde el adiós a la mayoría automática de Menem, al final del mandato de Cristina con la renuncia de Fayt, el máximo tribunal fue un gran protagonista de la historia a lo largo de los doce años de kirchnerismo.

por Mariano Del Priore

15 Diciembre de 2015 03:29
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Desde que Néstor Kirchner desembarcó en la presidencia, allá por 2003, la relación del kirchnerismo con la Corte Suprema de Justicia transcurrió con altos y bajos, pasando de la “Luna de Miel” de los comienzos de la “era K” a la pelea con Carlos Fayt en el tramo final del Gobierno de Cristina.

ADIÓS A LA CORTE ADICTA

Poco más de dos meses después de asumir, Kirchner apuntó contra la “mayoría automática” menemista durante su primer mensaje en cadena nacional, el 5 de junio de 2003.

“No queremos nada fuera de la ley, separar a uno o varios miembros de la Corte Suprema no es tarea que pueda concretar el Poder Ejecutivo

Desde que asumió en 2003, Néstor Kirchner le apuntó a la Corte.

El por entonces presidente acusó a Julio Nazareno -juez riojano y ultramenemista, con decenas de denuncias en el Congreso- de ser “el pesado que se resiste a conjugar el verbo cambiar”, al tiempo que le reclamó al Parlamento “remedios” para cuidar a la Corte como institución “de alguno o algunos de sus miembros”.  

Cuando asumió Néstor fue desplazado Nazareno, un ultramenemista.

“No queremos nada fuera de la ley, separar a uno o varios miembros de la Corte Suprema no es tarea que pueda concretar el Poder Ejecutivo”, expresó en aquel momento, dándole el pie al Congreso para que se ponga en acción.

Apenas bastaron unos días para que, tras casi una década en la presidencia, Nazareno terminara renunciando ante la presión de un posible juicio político, alegando razones personales.

Moliné O´ Connor, otro de los miembros que integraban la Corte menemista.

Como si se tratara de un efecto dominó, a Nazareno le siguieron Guillermo López, Moliné O´ Connor, Adolfo Vázquez y Antonio Boggiano.

STAFF RENOVADO

Entre octubre de 2003 y febrero de 2005, el ex presidente nombró a Eugenio Zaffaroni, Elena Highton de Nolasco -la primera mujer en la historia en integrar el cuerpo-, Ricardo Lorenzetti y Carmen Argibay, quienes se sumaron a los remanentes Carlos Fayt, Enrique Petracchi y Juan Carlos Maqueda.

Los integrantes de la primera Corte de la era K. 

A principios de 2006, Kirchner se aseguró controlar la Justicia sin tener que tocar a la Corte Suprema a través de la reforma del Consejo de la Magistratura, el organismo que designa y remueve a los jueces.

Claro que los primeros chispazos no tardaron en aparecer. Estando en ejercicio de la presidencia Petracchi, tuvo un cruce con el por entonces ministro de Justicia, Alberto Iribarne.

Julio Petracchi fue el primero en tener cortocircuitos con el Gobierno.

“El Gobierno considera que no es oportuno completar la Corte en este momento, ni propiciar una ley de reducción del cuerpo”, explicó el funcionario K. Por ley, Kirchner debía cubrir los cargos en 30 días, pero el Congreso se encargó de destrabar el conflicto reduciendo el número de miembros a siete.

LA GUERRA DE LA 125

Claro que la “Luna de Miel” con el máximo organismo de Justicia terminaría definitivamente en 2008, con el conflicto con el campo. Cuentan que Kirchner estalló de ira al leer en el diario La Nación que, durante un encuentro reservado entre Cristina y Lorenzetti, el magistrado le adelantó la decisión de la Corte de rechazar la famosa ley 125 sobre las retenciones móviles.

Lorenzetti enfureció a Néstor cuando le dijo a Cristina que no apoyaría la 125.

“Calculo que el doctor Lorenzetti va a desmentir esto”, bromeó Néstor desde el Mercado Central, pero la desmentida nunca llegó.

INTERNA IN CRESCENDO

La derrota del Frente para la Victoria en las elecciones legislativas de 2009 agudizó aún más los conflictos. La Corte se pronunció en varios temas que eran sensibles al Gobierno K. Entre otras cosas, falló a favor de la libertad sindical, no aceptó revisar la fusión entre Cablevisión y Multicanal y restituyó a Eduardo Sosa, el procurador general de Santa Cruz, que había sido echado por el ex gobernador de Santa Cruz.

Argibay Molina tuvo un duro enfrentamiento con Aníbal Fernández. 

Sin embargo, la relación se volvió más ríspida a raíz de la decisión del jefe de Gabinete, Aníbal Fernández, de desoír una orden judicial en el conflicto sindical de los aeronavegantes, lo que le valió las críticas de Cármen Argibay. “Aníbal está desbordado, es un elefante en un bazar”, le espetó la magistrada.

Además, en otro gesto de libertad del Poder Ejecutivo, la Corte desplazó al jefe de peritos contables, Alfredo Peralta, quien era el encargado de auditar las declaraciones patrimoniales del matrimonio presidencial.

CADA VEZ PEOR

Los años pasaron, pero la relación, lejos de retomar las características de los años “dorados”,  se fue volviendo cada vez peor. El Gobierno responsabilizó a la Corte de sus traspiés en la causa Clarín. “Lorenzetti está detrás. Se reunió con los camaristas el día antes de que extendieran la cautelar. ¿De qué iban a hablar?”, se quejó en aquél momento un alto funcionario.

La causa Clarín, otro de los factores de diferencias con la Corte.

El diálogo se redujo y los jueces se pusieron en guardia. “No tienen los números para el juicio político, pero no tenga dudas de que si pudieran, nos sacarían”, expresó por lo bajo uno de los ministros, cuando corría el año 2013.

Del otro lado, mientras tanto, se hablaba de “decepción”. “Los pusimos para otra cosa”, se le escuchó decir al ex candidato a vicepresidente, Carlos Zannini. “Todo está muy claro. La Corte se desprestigia sola. Tanto los hemos elogiado. Desde el campo oficialista se terminaron los elogios gratuitos”, afirmaba otro funcionario.

EL RETIRO DE FAYT

Acaso el último capítulo de esta larga lista de desencuentros haya sido la embestida que en el último tiempo el Gobierno K ejerció sobre el juez Carlos Fayt, aduciendo su “avanzada edad para ejercer su labor como magistrado”.

Fayt terminó renunciando y se fue un día después que la ex mandataria.

El oficialismo hizo foco en él a partir de haber firmado desde su casa la acordada que determinó la reelección de Lorenzetti como presidente del organismo, con ocho meses de anticipación. Finalmente, el magistrado, de 97 años, anunció su renuncia a partir del 11 de diciembre, con lo cual terminó dándose el gusto de irse un día después de la finalización del mandato de Cristina.

LA ÚLTIMA JUGADA

Luego de la primera vuelta electoral, la ex presidenta decidió retirar del Senado el pliego que postulaba a Roberto Carlés y puso en marcha el proceso de nominación de dos nuevos candidatos, Eugenio Sarrabayrouse y Domingo Sesín.

Eugenio Sarrabayrouse y Domingo Sesín, los últimos nombres que propuso CFK. 

Sin embargo, la reciente decisión de Mauricio Macri de pedirle al Senado que le devuelva los pliegos que había enviado la ahora ex presidenta Cristina Kirchner, y su idea de completar el cuerpo con los nombres de Carlos Rosenkrantz y Carlos Rosatti parecería echar definitivamente por tierra la última aspiración de Cristina, en lo que a la Corte se refiere, antes de dejar su cargo.

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