En los 1.461 días que duró la administración de Mauricio Macri, fueron 24.537 las Pymes obligadas a bajar sus persianas. La cifra cobra magnitud y se aleja de la frialdad numérica si se tiene en cuenta que, en promedio, se fundieron 16 Pymes por día, lo que da un cierre cada una hora y media. Al alarmante escenario con el que se encontró el Gobierno en diciembre del 2019, se le sumó la pandemia de Covid-19: los meses de marzo y abril del 2020 presentaron los peores indicadores económicos y productivos de la historia del país por las restricciones que se llevaron adelante en el marco de la crisis sanitaria. Cómo se explica entonces que a diciembre de ese mismo año gran parte del entramado productivo se encontrara en los niveles pre pandemia y cuál es la hoja de ruta con foco en las pequeñas y medianas empresas que impulsa el Ministerio de Desarrollo Productivo.
"Cuando una Pyme buscaba ejecutar sus proyectos, se encontraba hasta hace no mucho con tasas de interés de entre el 70 y 80 por ciento. Hoy estamos trabajando con líneas de financiamiento al 18 por ciento, como los créditos directos a siete años para las micro y pequeñas empresas, que cuentan con un año de gracia. Tenemos un acuerdo de líneas de financiamiento con 25 bancos para la línea de inversión productiva o proyectos estratégicos de desarrollo y generación de valor agregado y de exportación", señaló en diálogo con BigBang Guillermo Merediz, secretario de la Pymes y de los Emprendedores de la Nación.
Merediz también destacó el lanzamiento en conjunto entre la secretaria y el Banco Central del Legajo Único Financiero y Económico: "Hicimos un trabajo muy fuerte con el registro Pyme. Cuando accedimos al Ministerio, la secretaría ya tenía un registro, pero había cerca de 400 mil micro pymes inscriptas; hoy ya tenemos 1.550.000, entre empresas empleadoras y monotributistas y autónomos. Ese esquema permite homologar la información de las pymes, para que los bancos tengan acceso a información mucho más detallada y no tengan que pedirles de forma recurrente información que ya tienen y que las empresas ya presentaron en distintas dependencias".
Entre los distintos programas ejecutados por la Sepyme se destaca el relanzamiento en conjunto con el Banco Interamericano de Desarrollo del Programa de Apoyo a la Competitividad (PAC), cuyo capital para este 2021 es de 52 millones de dólares. Si bien el programa tiene diez años de historia (de hecho fue impulsado por el ahora ministro Matías Kulfas), entre el 2016 y 2019 sufrió un desfinanciamiento abrupto, teniendo actividad casi nula durante los dos últimos años de Macri en el poder. A lo largo de toda la gestión anterior sólo se asistió a tres mil pymes, mientras que en el 2020 -año de la pandemia- la ayuda alcanzó a 6.045 y se espera que, con esta nueva convocatoria, beneficie al menos a siete mil. "En un año estamos más que duplicando la agenda de financiamiento que tuvo el programa", destacó el secretario.
En concreto, el programa trabaja en seis ejes: desarrollo exportador, calidad (gestión y productos), tecnologías de gestión, innovación (diseño, productos y procesos), desarrollo sostenible y transformación digital. Los proyectos seleccionados recibirán un 70 por ciento del financiamiento, con aportes no reembolsables de hasta 1,5 millones por empresa; pero el tope escala al 80 por ciento en el caso de aquellos que tengan su eje en el desarrollo ambiental.
"Es un programa viejo, porque tiene más de diez años, pero que se actualiza de forma permanente con la agenda industrial. Nos permite poder ir aggiornando las temáticas y la incorporación de las nuevas tecnologías; así como también en la agenda de capacitación y de asistencia técnica", resaltó Merediz. Las actualizaciones también tuvieron su arista política, con base en un nuevo modelo de desarrollo productivo y no atado al de la especulación financiera: no sólo se ampliaron los aportes no reembolsables, sino que también se re enfocaron las temáticas de los proyectos a financiar y se trabajó en una agenda federal, que tendrá como prioridad las presentaciones del NOA, NEA y la Patagonia.
¿En qué consiste el programa? "Es una herramienta que les permite a las pymes contratar especialistas y asistencia técnica. Una pyme no tiene un departamento de diseño y desarrollo. Muchas veces tienen que contratar especialistas o articular con algunas instituciones para poder brindar estos servicios. Este programa es un vehículo con aportes no reembolsables para que muchas empresas puedan llevar a cabo estos programas de mejoras de productividad", indicó. Entre los lineamientos se busca además mejorar los tiempos y los procesos de producción, con base en el modelo japonés Kaizen, que promueve el desarrollo en un proceso de mejoras continuas y directas.
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"Nosotros creemos que parte de la agenda de la Argentina tiene que ver con poder avanzar en la mejora de la productividad y una agenda exportadora. Este programa también sirve para contratar, por ejemplo, especialistas que le hagan un plan de desarrollo del producto, de desarrollo de mercados; que trabajen en todos los procesos que una empresa tiene que hacer para desembarcar en el exterior. Trabajar en nuevos productos, nuevos diseños y sumar valor agregado. La idea del programa es acompañar a las pymes para que tengan esa asistencia técnica, como parte de una política integral", sumó.
Luciano Galfione es dueño de la pyme Textil de los Andes, que solicitó el año pasado el PAC de Diseño e innovación. Con base en San Fernando del Valle de Catamarca, el empresario ponderó la velocidad de respuesta y facilidad para llevar adelante los trámites. "Quien tiene una Pyme sabe que hasta hace no mucho las líneas de financiamiento eran imposibles: estaban entre el 70 y 80 por ciento. Además, cada presentación de papeles la tiene que hacer uno, porque no tenemos una estructura grande. Eso obligaba en algunos casos a tener que contratar un contador, sólo para hacer la presentación formal de los papeles. Por lo cual la simplificación que vimos este año para la presentación de los proyectos fue importante", destacó.
"Hicimos un esfuerzo muy grande para simplificar los pasos administrativos que tenía el programa. Es un proceso digital y simplificado para que la empresa apenas se le apruebe el proyecto pueda empezar a trabajar. El otro cambio fue el de la convocatoria permanente. Antes, no sólo había recursos muy limitados, sino que además se abría por un mes; por lo cual siempre eran las mismas empresas las que aplicaban. Muchas otras se enteraban el último día y la ventaja hoy es que se pueden presentar hasta el 31 de diciembre y eso mejora las condiciones de acceso al programa", resaltó Merediz.
La convocatoria permanente también agilizó el proceso de activación. "Antes lo que sucedía es que se tenían que evaluar todos los casos que se presentaban durante ese mes y después informar si aplicaban o no. Ahora, los casos llegan y si cumplen con las condiciones la habilitación es inmediata. Eso torna más rápido y ágil al programa", reforzó el secretario.
Idéntica fue la ponderación que hicieron Rita y Agustina Villafañe, la segunda generación familiar a cargo de Argencrops, una pyme jujeña dedicada a la comercialización de alimentos de producción vegetal que exporta a 45 países y es, además, la primera planta del rubro en la provincia que tiene a una mujer como responsable. "Somos una empresa exportadora y procesadora de legumbres. En el año 2017 pedimos el primer PAC, porque logramos con mucho esfuerzo comprar una planta de proceso y los mercados internacionales nos demandaban una certificación. Ahora necesitamos una certificación mayor, así que aplicamos para el de certificación de alimentos. Esto nos abrió mercados y nos permite un posicionamiento, porque somos más competitivos a la hora de ingresar", resaltaron.
"En la gestión anterior era más difícil el acceso para las pymes del interior. El cupo se cerraba antes y costaba un poco entrar. Hoy es más federal y la digitalización fue clave. Muchas veces nos enterábamos de los programas cuando ya estaban cerrados. El Ministerio de Desarrollo de Jujuy también trabajó mucho en la difusión de estos programas", destacaron.
El caso de Galfione expone el foco puesto en la necesidad de mejorar el valor agregado de los productos de exportación, mientras que el de las hermanas Villafañe resalta la importancia de mejorar la competitividad de las empresas argentinas en el desembarco de nuevos mercados. Otro de los objetivos centrales del programa señalados por Merediz es el de la transformación digital. Juan Vauchuret, representante de la empresa Impresur del partido bonaerense de Malvinas Argentinas, explicó que el PAC le permitió a través de la consultoría externa y de un software incrementar la productividad, al tiempo que pudo comenzar a medir en tiempo real las líneas de producción. "Esto nos permitió, por ejemplo, ver todo el recorrido productivo y encontrar en dónde estaban las demoras o los pasos a mejorar. En este proceso incorporamos además a seis personas a la empresa", destacó.
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La generación de empleo es otra de las aristas del programa, dato no menor si se tiene en cuenta que durante la administración anterior se destruyeron 145 mil puestos de trabajo. Así, mientras el sector privado despidió entre el 2016 y 2019 a 239.700 trabajadores y trabajadoras (36.264 personas menos que el total de los habitantes de la provincia de Santa Cruz), la compensación llegó por el lado del sector público, que generó 104.600 nuevos puestos de trabajo (un 3.4% más que a diciembre de 2015). Mientras Macri demonizaba a la planta pública frente a los medios de comunicación, la engrosaba silenciosamente para amortizar el golpe letal a los privados. ¿Los sectores más castigados? La industria perdió 170.200 puestos de trabajo, mientras que la construcción 29.400.
Consultado sobre el impacto del PAC en la generación de empleo durante el 2020, el secretario especificó: "Estamos trabajando en el análisis del impacto que tuvo el programa en materia de empleo. Es diverso porque son pymes muy distintas. Este programa ayuda a las pymes a poner en marcha una estrategia que muchas veces termina en contrataciones. Sólo la pyme chica de Malvinas Argentinas creó seis puestos. Estamos haciendo esos números. Lo que vemos es que hoy la Argentina está creando empleos. De hecho, hay cerca de siete mil y ocho mil puestos industriales previos a los que había antes de la pandemia en industria. La idea es ayudarlos a que tomen esas decisiones y acompañarlos para poder seguir creando empleo. En una pyme, cada inversión es un puesto de trabajo. Ese es el eje".
A diferencia del modelo basado en la especulación financiera que llevó adelante la administración macrista, la nueva hoja de ruta del Ministerio busca también mejorar la capacidad exportadora de las pymes; lo que permite un aporte a la macro economía argentina, atravesada históricamente por la dificultad para la generación de dólares que el gobierno anterior buscó sortear con la toma de deuda que implicó el regreso del Fondo Monetario Internacional al país y condicionó así las bases para la reactivación económica.
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"Es un programa que arrancó el año pasado y que tiene como objetivo que 15 mil pymes exportadoras mejoren sus capacidades", explicó el secretario, en alusión al plan de Desarrollo Federal Exportador, que además modificó la política de derechos y reintegros a las importaciones modificada durante la administración macrista. De esta forma, a los dólares generados por la exportación, se suma la reactivación del consumo y la fabricación de productos nacionales, con su consecuente ahorro de divisas.Otros datos que explican el cambio de panorama para las pymes son las tarifas: en la administración anterior la luz subió un 3.240,1 por ciento, mientras que el gas registró un incremento récord del 4.096,3 por ciento; un desaliento absoluto para la producción nacional. A eso se le suma el abrupto recorte al salario real que cayó un 19.5 por ciento entre diciembre de 2015 y el mismo período del 2019.
"Los problemas centrales que tienen las pymes tienen que ver con el financiamiento, con las tarifas. Para una pyme en la Argentina de dos años atrás poder pagar una tarifa de servicios públicos era un desafío bastante importante por el impacto que tenían en el costo de las empresas era grandísimo. La misión es actualizar la agenda de tarifas, la agenda impositiva, de financiamiento; es todo un paquete muy importante", precisó el secretario.
Por fuera de la macro, las pymes enfrentan otros desafíos como el de la presentación de garantías. "La Argentina no tenía armado un sistema. Hoy estamos trabajando muy fuerte con el Fogar (Fondo de Garantías Argentino) y tenemos que hacer un trabajo muy fuerte con el sistema financiero para que en el análisis que realizan con las pequeñas y medianas empresas puedan desplazar a través del Fogar ese riesgo. La Argentina parte de un número bajísimo: la relación crédito producto es hoy del 11 por ciento. Los países de la región tienen mejores números. La Argentina en el 2014 llegó a tener el 15 por ciento. Así que ahí hay un desafío muy importante", sostuvo.
Consultado sobre los programas y las líneas de financiamiento para los sectores de la economía popular, Merediz señaló: "Estamos trabajando con líneas de financiamiento y una agenda vinculada a aportes no reembolsables también; además de las políticas de asistencia a la mejora de productividad y de trabajo con las cooperativas y los sectores de la economía popular. Trabajamos con productores vinculados a la agronomía popular, pusimos en marcha una línea de créditos con el Banco Nación y el Ministerio de Agricultura para productores de agricultura familiar. Para estos sectores es casi imposible acceder al financiamiento, por eso pusimos al FOGAR al 75 por ciento de esos créditos para que los productores tengan acceso a líneas de crédito de rápido capital de trabajo. Es un ejemplo de varios".