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Del médico que lo atendió a sus "novias": los personajes detrás de la muerte del fiscal

La muerte del fiscal sacó a la luz a una trama oculta. Qué se sabe y qué no se sabe de los testigos, familiares, espías y mujeres cercanas al investigador.

19 Enero de 2018 18:42
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El fallecimiento del fiscal Alberto Nisman involucró a personajes de los que poco y nada se sabe por estos días. De actores centrales como Sara Garfunkel y Sandra Nisman, cuya participación en el entramado va mucho más allá que la pérdida de un familiar, hasta el médico José Carrera, el primero en constatar la muerte del ex fiscal. Esta semana se cumplieron tres años de la muerte en su departamento de la torre Le Parc en Puerto Madero, en un oscuro caso que sacó a la luz un entramado de espías, familiares, mujeres y testigos que generan más enigmas que certezas.

Madre y hermana 

Sara Garfukel y Sandra Nisman, madre y hermana del fiscal Alberto Nisman atravesaron diversos procesos a lo largo de estos años. No sólo debieron convivir con la tristeza de la pérdida de un ser querido, sino que sus apellidos figuraban en una serie de cuentas y propiedades en el extranjero denunciadas por la Unidad de Información Financiera.

Madre y hermana, involucradas en una maniobra de supuesto lavado.

Ambas son investigadas en una causa que no registró mayores avances tras sus inicios, pero que podría comprometer seriamente su frente judicial. Sara y Sandra están en la mira por ser las supuestas testaferros del fiscal y estar involucradas en una maniobra de lavado de dinero. Las dos figuran, junto a Diego Lagomarsino y el financista Claudio Picón, como titulares de una cuenta en el banco Merrill Lynch de New York.

En su entorno más cercano ambas negaron haber tenido conocimiento de dichas cuentas y aseguran que su descubrimiento las tomo por sorpresa. Sin embargo, aunque no lo diga públicamente, Arroyo Salgado descree de esta versión y la relación entre la ex mujer de Nisman y la familia del ex fiscal no es la mejor. Incluso fue la magistrada quien impulsó la investigación al revelar la existencia de la cuenta con más de 600 mil dólares de transferencias a nombre de su ex suegra, su ex cuñada y de Diego Lagomarsino, uno de los empleados mejor remunerados del Ministerio Público. Entre los depositantes figuran los empresarios Damián Stefanini, quien permanece desaparecido desde el 17 de octubre de 2014, y Picón.

Sara y Sandra, cuando fueron citadas por la Justicia.

Entre los bienes del fiscal que nunca declaró se encuentran tres chacras en Uruguay, una camioneta Audi Q3 y un fideicomiso en la calle Dorrego 1771 de Capital Federal. Sara figura como titular de los terrenos en el país vecino, aunque no puede explicar cómo los compró: pagó por ellos 288 mil dólares cuando sus ingresos anuales eran de 58 mil pesos. Sara también figura como compradora de dos departamentos con cocheras en un fideicomiso en Dorrego 1771.

Una fuente judicial cercana a la investigación, intenta explicar porqué la causa no avanzó demasiado en los últimos años: “No se puede juzgar a dos personas que ni siquiera saben cómo murió su hijo y hermano”.

José Carrera

La vida de José Carrera cambió la madrugada del 18 de enero. La ambulancia en la cual prestaba atención médica debió dirigirse de urgencia hacia las torres Le Parc para asistir a un paciente en estado de gravedad. Nunca imaginó que la persona en cuestión sería Alberto Nisman, el hombre que modificaría el resto de sus días.

José Carrera, el médico que comprobó la muerte de Nisman. 

Carrera llevaba hasta entonces una vida tranquila, de familia: tiene esposa y dos hijas. Del trabajo a la casa (un departamento sobre avenida Rivadavia), y de la casa al trabajo. Luego de constatar la muerte de Nisman, sus días se alteraron. Comenzó a recibir llamados, el timbre de su casa sonaba por las noches y hasta pensó en regresar a su Paraguay natal. El 20 de enero de 2015 debió declarar ante la fiscal Fein, y brindó detalles de su procedimiento en el departamento. Sus palabras eran una total incógnita hasta que un periodista del diario PERFIL logró hablar con él.

"Llegué, hice el acto médico y me retiré. No sé cuánto tiempo pude haber estado ahí. Mi actuación en el lugar fue limitada”, sostuvo en esa entrevista, a la cual accedió sólo para que “sepan qué es lo que podía decir”.

Nunca quedó claro si Carrera no ingresó al baño porque, sabiendo que ya nada podía hacer, no quiso doblar demasiado el cuello de Nisman, o si alguien presente allí le recomendó no entrar. Ante la fiscal, en su segunda declaración, reveló: “La posición de la mano izquierda estaba flexionada del lado de su cabeza sobre el piso y su brazo derecho estaba extendido. Debajo del brazo izquierdo se observaba parte del arma de fuego pero no se veía totalmente. Y cerca del muslo derecho se observaba un casquillo de bala”. Y agregó: “La cabeza estaba del lado de la bisagra de la puerta en el piso, por lo que no se podía abrir totalmente. Igualmente pude observar que la persona que estaba en el piso no tenía movimiento respiratorio y presentaba rigidez. Al intentar abrir la puerta se dobla el cuello. Ahí observe que tenía un orificio a nivel frontoparietal derecho y que había mucha sangre del lado izquierdo de su cabeza”.

Por estos días Carrera no responde su celular y el teléfono de su departamento es un mar de esperas. Poco y nada se sabe acerca de su paradero, aunque sí está claro que decidió disminuir aún más cualquier exposición pública tras la única entrevista que brindó. Su rol, y lo que sabe, es clave: fue quien constató la muerte del fiscal.

FLORENCIA COCUCCI

Su nombre salió a la luz tiempo después de la muerte del fallecido fiscal. Florencia Cocucci, una modelo y estudiante, había conocido a Nisman en un boliche y la última vez que cenaron juntos fue apenas unas semanas antes de que apareciera sin vida. Tres años después de que su nombre recorriera todos los medios, Cocucci mantiene un bajísimo perfil en las redes sociales, quedó embarazada en 2016 y fue denunciada por extorsión, robo y estafa.

Alberto Nisman junto a la modelo Florencia Cocucci.

La joven marplatense fue vinculada a Nisman inmediatamente después de su muerte, debido a que en las redes sociales abundaban fotos de ellos juntos en la playa, en un avión y abrazados. Su abogado, Jorge González Novillo, contó en su momento que Cocucci estaba “aterrada” por lo ocurrido y negó cualquier tipo de romance: “Lo conocía, pero no mantiene ni mantuvo ningún tipo de noviazgo. Viajó a Cancún por una cuestión fotográfica y allá se cruzó con Nisman, eran amigos, se conocieron en un boliche de Palermo”.

Aunque la joven mantuvo siempre un perfil bajo en las redes sociales, en 2016 quedó envuelta en un escándalo por una denuncia de extorsión, robo y estafa, por 12 mil dólares, 2.300 pesos y un reloj, por Sebastián Duarte, un hombre con el que mantenía una relación.

Florencia Cocucci junto al fallecido fiscal durante un vuelo.

Aunque poco se sabe de ella en la actualidad, en marzo de 2015 Cocucci habló respecto a la causa, en la que fue citada a declarar: “Llegué a pensar todo, que lo mataron, que se suicidó”. Además, fue clara: “Nunca estuve con él”.

Danisa Sol

Se vio por primera vez con Alberto Nisman en el reconocido boliche porteño Rosebar y allí entablaron una amistad basada en la “buena onda” y la cordialidad que solía mostrar el ex fiscal. El vínculo entre Danisa y Nisman nunca estuvo claro.  ¿Fueron pareja?, ¿amigovios?, ¿amigos? ¿simplemente conocidos?. En una entrevista con Telefé, Danisa intentó explicar este lazo: “Yo tenía una buena relación, era una persona muy copada, lo conocía al igual que todos de ir a bailar al boliche Rosebar, era una persona que veía todo el tiempo y después deje de ir, no lo vi más y por eso es que me llevaba con él”.

Danisa y Nisman en una de sus tantas fotos juntos.

Según allegados a la modelo, quien en el último tiempo relegó su carrera profesional para dedicarse a su familia (está casada con Rodrigo Lugo, arquero de Atlanta y es madre de un pequeño), con Nisman los unía un vínculo que mezcló algo de amistad y coqueteo. Incluso, aunque la ex integrante del programa de Guido Kaczka lo niegue, existen fotos de ambos de la mano en una playa del Caribe.

Por aquellos revolucionados días de enero de 2015, el testimonio de Danisa era uno de los más buscados por los periodistas ante las versiones que indicaban que había cenado junto al fiscal horas antes de su muerte. Eso tampoco nunca pudo probarse. 

Danisa Sol, junto a su nueva pareja.

Lejos de aquella cercanía con Nisman, hoy disfruta de la vida en familia y ya nada la vincula con el ex fiscal. 

DAMIÁN PACHTER

Se trata de otro personaje enigmático vinculado al caso Nisman. Damián Pachter, periodista que trabajaba en el Buenos Aires Herald, fue el primero en informar acerca de la muerte del hombre a cargo de la causa AMIA. Apenas unas horas después abandonó el país y se instaló en Israel bajo el argumento de que su vida corría peligro y que en las horas posteriores a informar vía Twitter lo ocurrido había sufrido episodios extraños y se había sentido perseguido.

Pachter ofrece entrevistas desde Israel a medios de todo el mundo. Un año atrás aseguró que la muerte de Nisman fue un crimen “ordenado por la entonces presidente, desde lo más alto del poder”, y que fue hecho “con gente de la Argentina y que Irán estuvo involucrado de una u otra forma”.

Damián Pachter se radicó en Israel, donde trabaja como periodista y brinda entrevistas sobre el caso Nisman.

Aquel apellido sumó más misterio inclusive después de que el Gobierno informara mediante un cable de la agencia Télam que el periodista había sacado un vuelo con dirección a Uruguay y que tenía prevista su fecha de regreso el 2 de febrero, lo que provocó duras críticas al Ejecutivo de aquel entonces.

El director del Herald - que cerró meses atrás -, Sebastián Lacunza, negó en aquel entonces que Pachter hubiera transmitido a sus compañeros y jefes sobre las presuntas amenazas. Tiempo atrás, el periodista aseguró desde Israel que hay que investigar a Diego Lagomarsino: “Él no es solo un técnico informático”.

Pachter, a la derecha, con la vicepresidenta Gabriela Michetti.

En Twitter su actividad creció intensamente. Antes de la muerte de Nisman tenía unos pocos seguidores, que se multiplicaron por miles en los últimos tres años. Allí se presenta como corresponsal de I24 News y periodista del Haaretz, así como también miembro del Instituto Truman.

ALLAN BOGADO

Ramón Allan Bogado es el espía que fue denunciado por Nisman junto a la ex presidenta Cristina Fernández de Kirchner y ex miembros de su gabinete por encubrimiento y traición a la Patria. Tras la muerte del fiscal, se describió como un “agente inorgánico” de la ex SIDE, aunque reconoció haberse infiltrado en la comunicada islámica en la Argentina, y apuntó al ex espía Jaime Stiuso como el hombre que llamó a Nisman para exigirle que regresara de su viaje por Europa.

Su nombre siempre quedó envuelto bajo un halo de profunda oscuridad. Un manto de misterio. Bogado, sin embargo, reapareció meses atrás con una llamativa declaración ante la Justicia, donde presentó supuestas pruebas que demostrarían un presunto pacto comercial para triangular tecnología nuclear entre la Argentina e Irán a través de Venezuela.

El ex espía se encuentra procesado en la causa por encubrimiento del atentado a la AMIA.

Sin embargo, lo más llamativo surgió unos días después, cuando aún faltaban más de dos meses para que Cristina Kirchner y sus ex funcionarios cercanos fueran procesados y el juez Claudio Bonadio ordenara la detención. Durante una entrevista con el diario Clarín, Bogado aseguró que el juez federal Daniel Rafecas coordinó con el Gobierno de la ex presidenta que la demanda presentada por Nisman fuera desestimada, cosa que finalmente ocurrió en varias instancias judiciales.

Lo llamativo es que en la maraña de detenciones y procesamientos ordenados el 7 de diciembre por el juez Bonadio - quien luego de varias idas y vueltas quedó a cargo de la causa por encubrimiento -, Bogado fue procesado aunque sin prisión preventiva y con un embargo de 35 millones de pesos. Lo curioso es que en el fallo, Bonadio lo define como un actor clave en las maniobras ilícitas, aunque también señala que no hay elementos para afirmar que hubiera pertenecido a los servicios de Inteligencia, ya sea como agente orgánico o inorgánico.

NATALIA FERNÁNDEZ

Por lejos, uno de los personajes más llamativos que dejó el caso Nisman es Natalia Fernández, una joven que en la madrugada del 19 de enero salía de trabajar a unas 15 cuadras de la torre Le Parc y fue abordada por Prefectura para ser testigo del operativo en la vivienda del ya fallecido fiscal. Sin embargo, lo llamativo es que la fiscal del caso, Viviana Fein, señaló que había alterado su testimonio. La testigo dijo en una entrevista que en la vivienda los peritos comían y hacían bromas, aunque fue desmentida por otro testigo.

La intriga se profundizó con el correr de los días. Hoy nada se sabe de Fernández, que en aquel entonces tenía 26 años - hoy tiene 29 - y trabajaba como moza en un restaurante de Puerto Madero. En la entrevista con el diario Clarín, la joven contó que los peritos “tomaban mate y pidieron medialunas” y que “tocaban todo”.

Natalia Fernández, la testigo del caso Nisman, tenía apenas 26 años.

Sin embargo, uno de los datos más insólitos que arrojó fue que “había unas cincuenta personas”, lo que derivó en un extensísimo debate público respecto a quiénes y qué hacían en el departamento donde había sido hallado sin vida el fiscal. Fein no dudó en responderle: “Lo que dice esta chica no existe, es descabellado y se va a tener que hacer cargo de lo que dijo”.

Lo cierto es que la desmentida también llegó de parte de otro testigo, de identidad reservada, llamado “DC”, que negó haber presenciado la situación que describía Fernández. “Yo no sé qué vio Natalia, pero yo no vi a nadie comiendo ni tomando café. Había mucha gente, pero estaban trabajando”. “Nadie se reía, había clima de trabajo”, agregó.