Uno era jefe de Gabinete y hablaba todas las mañanas en una cadena nacional improvisaba en la puerta de la Casa Rosada. Otro era gobernador de la provincia de Buenos Aires y aspiraba a romper el maleficio para llegar al poder central.
Un año después de haber sido los grandes protagonistas de la campaña electoral del oficialismo, Aníbal Fernández y Daniel Scioli parecen retirados de la política.
Aunque lo nieguen y tengan planes inclusos para volver a competir, el ex presidente de Quilmes y el ex motonauta quedaron a la intemperie del poder, casi fuera de circulación.
Scioli y Aníbal. Hace un año acariciaban la victoria, hoy sueñan con volver.
Pese a que alardeaba con que ganaría caminando, Fernández perdió la decisiva elección en la provincia con María Eugenia Vidal y se confirmó como un político sin territorio. Pero además, resignó el distrito que todo el kirchnerismo nacional había imaginado como refugio ante una eventual derrota de Scioli.
Aníbal se dedica por ahora a participar de pequeños actos en la provincia de Buenos Aires, ejercer su profesión de abogado y visitar los estudios de televisión amigos, que cada vez son menos.
A Scioli no le va mucho mejor. Pese a que no generó nunca los elevados niveles de rechazo que cosecha el ex jefe de Gabinete de Cristina, el ex gobernador bonaerense se quedó sin función ejecutiva después de 8 años y por primera vez en su carrera política sin un cargo para ocupar.
Scioli 2016, afectado como nunca por las denuncias de corrupción.
Aliado de manera incondicional a Cristina Kirchner, el ex candidato presidencial del Frente para la Victoria, experimenta por primera vez en carne propia el trato hostil que algunos medios de comunicación suelen darle a los perdedores. Las denuncias de Elisa Carrió y su equipo -que antes tenían escaso centimetraje- ahora se convierten en noticias destacadas. Nunca le había pasado.
Sin embargo, alrededor del ex vicepresidente de Néstor Kirchner no se dan por jubilados. Esperan ansiosos el año electoral para volver a competir en la provincia de Buenos Aires. Aunque los enigmas todavía son muchos -el principal, qué hará CFK- el sciolismo resistente anuncia que el ex motonauta será candidato a senador en una boleta que represente al kirchnerismo.
Si Florencio Randazzo despertara finalmente de su larga siesta, podría darse el choque que Cristina vetó: las PASO para encabezar la boleta del FPV en la provincia entre Florencio y Daniel, pero sin el poder.
Junto con el final del mandato de la ex presidenta, también llegaron a su ocaso las tres décadas en el poder que atravesó Carlos Zannini, el cordobés que los pingüinos adoptaron como propio a fines de los años ochenta. De perfil ultrabajo, el ex secretario de Legal y Técnica de la presidencia se vio obligado a secundar a Scioli en la fórmula oficialista.
Zannini se esfumó de la escena política durante 2016. Fue noticia cuando los pasajeros de un viaje a Miami lo abuchearon en abril pasado y estuvieron al borde de pegarle. Hace una semana, el diario Clarín volvió a apuntarle: recordó que nombró a 100 funcionarios amigos y parientes durante su estadía en el poder.
El cuarto de los elegidos de la ex Presidenta para pelear en las urnas en 2015 fue Martín Sabbatella.
Sabbatella en Comodor Py. Acompañó a CFK y animó las plazas militantes.
Pese que desde el peronismo le endilgaban parte de la derrota por esa fórmula del agua y el aceite que encarnaron con Aníbal, el ex titular del AFSCA empezó el año animado. Fue uno de los grandes impulsores de las plazas de la militancia en las que el kirchnerismo hizo catarsis pública durante los primeros meses de mandato de Macri.
Cristinista irreductible, el ex intendente de Morón no sólo perdió su silla en el organismo que se encargaba de regular a los medios y vio cómo el presidente entrante pulverizaba el organismo para dar paso a un nuevo ente (ENACOM) y pasar a deguello la ley de medios. A Sabbatella también le tocó ver cómo el ex marido de Vidal, Ramiro Tagliaferro, le arrebataba el territorio que gobernaba desde hacía más de 16 años.
Scioli habla en Tigre. Zannini y Szpolski aplauden.
Los cuatro candidatos del FPV que mordieron el polvo de la derrota el año pasado no fueron los únicos que quedaron al margen de la política durante 2016. Una legión de intendentes bonaerenses que perdio en el conurbano después de entre 10 y 20 años en el poder también se vio obligado a rearmar su vida política desde el llano.
Pero hubo dos figuras que tuvieron mucho poder y que también salieron de los primeros planos: el ex secretario de Comercio Guillermo Moreno y el ex dueño de medios kirchneristas Sergio Szpolski.
Moreno con Alberto Rodríguez Saá, esta semana. Tuvo más poder que varios ministros.
Moreno puso una panchería con su amigo, el general denunciado por crímenes de lesa humanidad César Milani y se alineó con el peronismo ortodoxo que va del Papa Francisco a Alberto Rodríguez Saá.
Después de ser el candidato de Cristina y Scioli en Tigre, Szpolski vació sus empresas y dejó un tendal de periodistas en la calle. Hoy tiene una empresa de seguridad, se acercó al macrismo y preserva su influencia en círculos de la justicia y la ex SIDE que ahora conduce Gustavo Arribas.