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Desconfianza y nexos políticos, ejes de la reforma de la Bonaerense

María Eugenia Vidal descabezó a siete comisarios de la Provincia que estaban a cargo de zonas calientes. La desconfianza tras la fuga de los Lanatta y Schillaci provocó una profunda reestructuración de la fuerza.

13 Enero de 2016 07:54
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La reestructuración en la Policía Bonaerense llegó antes de lo pensado. La gobernadora María Eugenia Vidal y Cristian Ritondo, su ministro de seguridad, están convencidos de que para combatir el delito es necesario una renovación en la cúpula de las fuerzas de seguridad de la Provincia. Y así lo hicieron.

Vidal y Ritondo encarar una reestructuración de la Policía Bonaerense. 

El ministerio de Seguridad de la Provincia anunció ayer que dejarán su actividad siete comisarios que estaban a cargos de las zonas más calientes del territorio bonaerense, cuyos índices de delitos son altos y la invasión del narcotráfico no se detiene. La remoción no sólo se produce debido a la desconfianza de Vidal tras la fuga de los hermanos Lanatta y Víctor Schillaci, sino que la reestructuración busca pasar la escoba en un sistema que desde el macrismo creen “está podrido”, tal como declaró el propio Presidente.

Vidal desconfía de la cúpula de seguridad de la Bonaerense. 

Entre otros, la “purga” también tiene como objetivo reducir la cantidad de puestos de mando, que hoy ascienden a 44 comisarios generales. Ritondo quiere que ese número se reduzca a la mitad.  La gobernadora también apuntará a las 140 DDIs con las que cuenta la Provincia. La primera en la lista fue la de Quilmes, pero los cambios continuarán. Incluso ya tienen detectados aquellos policías que entablaron comunicaciones telefónicas con allegados a los prófugos.

A su vez la reforma implica modificar la lógica de funcionamiento que hoy tiene la Bonaerense: una estructura de pirámide invertida con “lógica de punteros”, según describen en el oficialismo.

Vidal y Ritondo, ante el desafío de reformar las autoridades de seguridad de la Provincia.

Los comisarios generales removidos son Miguel Ángel Maccario, quien estaba a cargo de la Superintendencia de Seguridad de San Martín-Tres de Febrero y lo siguieron los superintendentes de Seguridad Interior Centro, Oscar Eduardo Terminiello; de Interior Sur, Gabriel Alejandro Lamónico, y del Oeste, Miguel Ángel Alanís. Éste último fuertemente cuestionado por la inseguridad en la localidad de La Matanza.

A su vez fueron desafectados Claudio Marcelo Blanco, superintendente de Seguridad; Claudio Alejandro López, director provincial de Suministro; y Rubén Alberto Lobos, superintendente de Seguridad Vial. A su vez, a las 74 coordinaciones (que articulan el trabajo de las policías comunales, con las viales y las rurales) se le sumará una reducción en el área de antinarcóticos e investigaciones.

La fuga de los prófugos generó desconfianza en la gobernación de Vidal. 

Quien sí mantuvo su puesto es Pablo Bressi, jefe de la bonaerense, y una de las personas de mayor confianza de Ritondo. Bressi deberá desarticular la estructura de cada uno de los municipios, y revisará las designaciones de los intendentes en materia de seguridad. En el macrismo apuntan a terminar con el “amiguismo” entre los municipios y la Policía. Buscarán que los nuevos comisarios estén lejos de la connivencia con las estructuras políticas.

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