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Mientras Cristina Fernández de Kirchner ofrecía ayer su declaración frente al juez Julián Ercolini, en el marco de la causa que investiga los desvíos de fondos de la obra pública vial en la provincia de Santa Cruz, su casa en Río Gallegos era tasada por orden de otro juez aque la investiga.
Cristina llegando ayer a Comodoro Py.
Así, entre otras propiedades a nombre de la ex presidenta, el inmueble ubicado en el número 411 de la calle Mascarello fue objeto de un operativo ordenado por el juez Claudio Bonadio, quien pretendía obtener una tasación de la casa.
Un retiro soñado
El lugar, ubicado en el exclusivo barrio El Jardín, constituía el espacio que Cristina soñaba compartir con Néstor Kirchner durante sus años de retiro. Hoy, lo elige para pasar momentos de paz y descanso junto a su familia.
La casa de Río Gallegos desde el aire.
El dron de BigBang sobrevoló la propiedad donde Fernández de Kirchner disfruta de caminatas por el jardín, y tardes de televisión y Netflix.
El inmueble fue comprado en el 2009 y se estima que costó alrededor de 500 mil dólares. Sin embargo, no es una casa lujosa ni demasiado grande.
La propiedad está lejos de cualquier gran lujo.
La historia
En principio, Néstor y Cristina compraron la propiedad para pasar los fines de semana. Si bien ambos participaron en la decoración, los detalles de las refacciones, y los colores de paredes y muebles fueron elegidos por ella.
El parque y la antena de Direct TV, el servicio de TV paga preferido por el matrimonio.
Fue Fernández de Kirchner la que quiso ampliar el living y las habitaciones, además de remodelar todos los baños. Sin embargo, hay un sector que fue pensado especialmente para su fallecido esposo: un quincho que albergó asados donde se tomaron algunas de las decisiones políticas más importantes del país.
El llamativo terreno detrás de la propiedad. Unos árboles impiden tener visión del patrio presidencial.
Un moderno y complejo sistema de seguridad incluyendo rejas, portones de seguridad y vidrios blindados se instaló, mientras tanto, para cuidar la intimidad de sus ilustres ocupantes.