Este sábado 21 termina el verano y arranca el otoño en esta parte del mundo. No es ninguna novedad, claro, es algo que pasa inexorablemente todos los años. Pero esta vez es diferente: la previsible baja de temperaturas puede convertirse en un condimento problemático en la Argentina, sobretodo en la enorme región metropolitana.
La humedad, las lluvias, el frío tienen su contrapartida en las gripes, los resfríos, las alergias. Y encima el coronavirus, la pandemia que vino a trastocar como pocas veces en la historia reciente la vida cotidiana en casi todos los países. Como siempre, después del otoño, ¡viene más frío!
Poder dominar el coronavirus depende en la Argentina de hoy de dos grandes cuestiones que son independientes entre sí: el éxito del aislamiento social decretado por el presidente Fernández hasta el 31 de marzo y de cómo se comparte el termómetro durante esta nueva estación. El último parte registra 158 contagiados, de los cuales tres murieron.
"La única vacuna es el aislamiento. No va a haber vacunas disponibles hasta dentro de seis, ocho o diez meses. Por eso nosotros lo que propiciamos es aislarse, cuidarse", explicó en forma gráfica el ministro de Salud, Ginés González García, durante un reportaje por Radio Mitre.
González García dijo que los casos en la Argentina "se concentran mayormente en el Área Metropolitana de Buenos Aires y algunos de ellos ya no son importados", por lo que advirtió que se está "inminentemente en la posibilidad de una circulación social del virus".
"Es lo que siempre sucede, pero buscamos que pase paulatinamente. Hemos tomado todas las medidas antes que el resto", dijo.
"Hoy estamos en un punto de meseta que sube lentamente. En la medida en que hagamos lo que el gobierno dispuso ayer, los resultados los vamos a ver en dos semanas", aseveró.
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"Como país hemos tomado todas las medidas antes que el resto, pero esto no nos exime de nada. Por eso hay que ayudar colectivamente para que se cumpla con el aislamiento", insistió el ministro.
El ministro dijo que en la cartera sanitaria se está trabajando en la "fase de preparar los servicios de salud y por eso estamos equipando nuevos hospitales y haciendo que funcionen otros viejos".
Explicó que en el caso de coronavirus "sólo el 20 por ciento (de los afectados) necesita internación y de ese porcentaje, la situación de un 5 por ciento se agrava". El dato clave es que ese 20 por ciento tiene que ser lo más bajo posible para que la capacidad del sistema sanitario no colapse.
Después del anuncio en la noche del jueves del confinamiento social obligatorio en todo el país hasta el 31 de marzo ordenado por presidente Fernández, luego de la reunión con gobernadores en la residencia de Olivos, en la cartera de González García continúan trabajando en lo que puede pasar después de esa fecha.
Quiénes integran el equipo de trabajo que participa del día a día en el seguimiento de la crisis, ya evalúan varias medidas para adoptar luego del 31 de marzo. Todo depende claro de lo que ocurra en estas dos semanas, como dijo el ministro.
Para lo que se viene habrá que prepararse. Los planes incluyen extender la suspensión de clases durante 90 días, no sólo hasta fin de mes cómo se resolvió hace sólo una semana. Ya hay algunas señales en esa línea, en la UBA no tienen previsto volver a las actividades académicas presenciales hasta el 12 de abril. Y después de esa fecha se verá. Fue la Facultad de Medicina la primera de las unidades de estudio que fijó esa fecha.
En la misma línea, también se analiza mantener en cuarentena a los adultos mayores durante todo el otoño y el invierno. Los mayores de 60 años son quienes integran uno de los grupos de mayor riesgo. En el PAMI y en la Anses ya se trabaja en planes de asistencia para ese segmento de la población.
El otro punto que se analiza en el Ministerio de Salud es extender la cuarentena general que arrancó este viernes 20 hasta el 31, durante una semana más después de esa jornada. Todo depende de lo que ocurra en estos próximos días.
Quiénes dentro del Gabinete del presidente Fernández objetan la prolongación de esa medida son los ministros Kulfas y Guzmán, por obvias razones obvias.
Mantener la economía argentina en modo piloto tiene directas consecuencias: se hará más difícil salir de la recesión y caerá la recaudación de impuestos. Todo con el paraguas de la negociación de la deuda aún pendiente. Y teniendo en cuenta que recién empieza el otoño.