Se dejó ver recién entrada la noche en la cena del sindicato de Panaderos. Hugo Moyano se sentó a la misma mesa en la que estaban dos de los grandes protagonistas de una jornada traumática para el sindicalismo: Juan Carlos Schmid, el moyanista que integra el triunvirato de la CGT y el anfitrión Abel Frutos.
Frutos fue uno de los que quedó en el ojo de la tormenta por ser el responsable de la seguridad del acto, en un día coronado por los desbordes del final y la caída del histórico atril de la CGT desde el escenario principal, ubicado frente al ministerio de la Producción.
Moyano con Angelici y el Chiqui Tapia. Se concentra en la AFA y mira para otro lado en la CGT
El último líder del sindicalismo argentino estuvo junto a Schmid, Frutos y otros moyanistas como Julio Piumato. Su sola presencia sirvió para darle un aval al jefe del sindicato de Panaderos y al triunviro Schmid, de Dragado y Balizamiento.
Moyano decidió no ir a la marcha y quedarse en el gremio viendo todo por televisión. Sus colaboradores le dijeron a BigBang que permaneció en el edificio de la Federación de Camioneros, ubicado en la avenida Caseros.
Desde ahí, donde Moyano se junta todos los lunes a comer con los "viejos" como Pedro Mariani, el secretario gremial de la Federación, siguieron el espectáculo.
Rodeado de los dirigentes que vivieron con él toda una vida en Camioneros, vio caer el atril de la CGT. Junto a ellos estuvo durante toda la jornada el hijo menor del camionero, "Huguito", abogado de la CGT, que hoy estuvo durante todo el día dedicado al conflicto de Sancor.
Moyano, en 2016, último acto como jefe camionero.
Por primera vez en décadas, el sindicalismo argentino estuvo en la calle y Moyano se quedó entre cuatro paredes.
"Él entiende que si aparece ahí cualquier cosa que diga es más importante que el discurso de los miembros del triunvirato". Su ausencia es parte de una estrategia más amplia, que consiste en dejar actuar al triunvirato que contribuyó a moldear como herencia imperfecta.
En el acto del 7 de marzo se vieron problemas políticos y organizativos.
La escasa capacidad de los miembros del triunvirato para captar la atención de los asistentes -y sintonizar con sus demandas- se conjugó con un elemento impensable en cualquier acto de la CGT de Moyano: la seguridad no estuvo en manos de Camioneros y el frente del escenario fue copado por sectores que cuestionaban a la conducción de la central.
Frutos, de Panaderos, debutó ayer en una tarea para la que -ninguno de los consultados por BigBang- le conocía antecedentes ni virtudes. A nadie le pidió ayuda siquiera.
Facundo y Pablo estuvieron en el escenario. Hugo lo vio por televisión.
Moyano padre mira para otro lado y, en términos de un dirigente que lo acompaña, "se hace el boludo". "Hugo se está quedando con la AFA y Macri se va en dos años. Ahi se verá qué pasa con Angelici", dice sin vueltas.
Sin embargo, el retiro del presidente de Independiente del terreno político sindical tampoco es gratis para él. Su decisión de pasar a segundo plano, acercarse al macrismo en el futbol y "acompañar los tiempos de la sociedad" puede quedar desautorizada por los hechos en días como el de ayer. Su termómetro social empieza a fallar.
Aunque Pablo Moyano tiene enormes diferencias con el triunvirato -que incluyen una mala sintonía con Schmid-, su tono confrontativo nunca puede ir más allá de lo que marca el padre. El juego de Pablo siempre está dentro del pizarrón más amplio que dibuja Hugo, el mismo que muchas veces llama a Schmid para pedirle una paciencia oriental.
Moyano con el Presidente. Aliado del macrismo en la AFA ¿puede ser opositor sindical?
Hasta la semana pasada, Moyano creía que la fecha del paro debía surgir -después de la marcha- en la próxima reunión del Consejo Directivo de la CGT. Fue lo que planteó la última vez que se sentó a la mesa grande de los jefes sindicales, el miércoles pasado, en el asado de la comisión directiva que sumó a los antiguos jefes del triunvirato de transición:Moyano, Antonio Caló y Luis Barrionuevo.
La presencia de Moyano padre ese día valió doble porque llegó después de que Pablo saliera con los tapones de punta a cuestionar a Schmid y a Francisco "Barba" Gutiérrez, a través de los medios. Fue a pegar la unidad con una curita.
Los sectores que acompañan a Pablo Moyano sostienen que la estrategia de confrontación tiene el aval de su padre. Lo mismo puede decirse de Facundo, el diputado del Frente Renovador que hubiera preferido no estar ayer en el escenario, mientras abucheaban al triunvirato.
Schmid habla. Pablo Moyano sonríe. La relación no es buena.
Después del acto que dejó a la dirigencia sindical en off side, los Moyano comenzaron a moverse en dirección al paro.
Pablo defendió el derecho de la CGT de decidir la fecha del paro. Pero estuvo junto a los trabajadores de Sancor que temen por 2000 puestos de trabajo en riesgo y será de la partida en el paro nacional que ya prepara la Confederación Argentina de Trabajadores del Transporte (CATT). Cinco de los gremios que la integran alcanzan para paralizar el país: Camioneros, Colectiveros, Maquinistas de trenes, Aeronavegantes y Dragado y Balizamiento.
Facundo se mostró junto a Sergio Palazzo, el líder de La Bancaria que cuestiona al triunvirato, viene reclamando un paro desde hace meses y sueña con ser el primer radical en conducir al sindicalismo peronista.
Mientras anuda una alianza con el macrismo en la AFA, Moyano padre acumula reclamos contra el gobierno nacional. Deja trascender que el gran anuncio de la devolución de los fondos de las obras sociales no se cumple. "Sólo pagaron $ 3.000 de los 30.000 millones adeudados y lo manejan los Gordos", le dijo a BigBang un sindicalista que se enrola en el moyanismo desde hace dos décadas.
Los Gordos de la CGT tienen como encargado de manejar esos fondos a Luis Scervino, un hombre del histórico José Luis Lingieri.
El escenario de la CGT, al comienzo, cuando todo era aplausos.
Moyano fue a la justicia con una demanda contra la Superintedenta de Servicios de Salud, Liliana Korenfeld, pero también contra el actual gobierno.
El líder camionero sigue respaldando a la actual conducción de la CGT pero ya empezó a olfatear que hay algo que falla. Si mantiene los reflejos intactos para golpear o si su alianza con el macrismo es más fuerte de lo que se supone, eso se sabrá en poco tiempo.