La campaña electoral del oficialismo comenzará en breve y tendrá una máxima que apunta derecho a la oposición y en especial al candidato del Frente de Todos, Alberto Fernández; se trata de la discusión de la reforma laboral, previsional y el equilibrio fiscal.
Cada uno de esos puntos son parte de la agenda que se encuentra en boca de empresarios, funcionarios y políticos. “Son reformas que van a tener que darse independientemente de quién gobierne el país”, le dijo a BigBang uno de los empresarios que estuvo reunido ayer con el presidente Mauricio Macri.
La intención del equipo de campaña que coordina al jefe de Gabinete, Marcos Peña, es similar a lo que realizó en las semanas previas y posteriores al debate presidencial del 2015 el ex gobernador de la provincia de Buenos Aires, Daniel Scioli; explicar cómo se van a resolver esos problemas.
Por entonces Scioli cargó contra Macri al preguntarle si -ante la forma que decía de resolver el cepo cambiario, la falta de financiamiento, el déficit y los problemas de subsidios- tenía pensado realizar una fuerte devaluación con ajuste de las cuentas públicas. Algo que finalmente ocurrió.
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“No vamos a quedar como los malos de la película con que somos los únicos que pueden ajustar. Del otro lado también van a tener que explicar cómo van a resolver los problemas del déficit”, precisó una alta fuente oficial.
El motivo central no es solamente dar la discusión en campaña, bajo el pretexto de búsqueda de un consenso entre los candidatos, sino además llevar a Alberto Fernández a un terreno en donde, presumen, no se sentiría cómodo.
Si ellos nos quieren llevar a hablar de la economía vamos a retrucar con esto"
En los cálculos de Peña, tanto Fernández como Cristina Fernández de Kirchner, como Sergio Massa e incluso el propio Axel Kicillof evitarían hablar de ese tipo de reformas en campaña ya que se trata de decisiones impopulares. “Si ellos nos quieren hacer hablar de la economía vamos a retrucar con esto”, agregó la misma fuente.
“Si sabían lo que tenía pensado hacer no me votaban”. Esa frase que esgrimió después de ser electo presidente Carlos Saúl Menem resume lo que Peña intentará trasladar a la oposicisión. La medida apunta no al votante duro del kirchnerismo sino a los indecisos y descontentos con la gestión de Macri. La lógica del jefe de Gabinete es que ante dos candidatos que prometan reformas impopulares se beneficiará Macri ante el electorado.
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En diferentes charlas con empresarios, e incluso durante su última gira en Japón por la cumbre del G-20, Macri manifestó que de ser reelecto mandaría al Congreso de forma inmediata ambas reformas. Una de ellas, la previsional, ya se encuentra prácticamente redactada en los despachos de la ANSES.La laboral, por su parte, se tiene en diferentes partes y no se sabe si se intentará debatir aunque sea alguno de los aspectos en el Congreso después de las PASO.