Casi dos meses después que la bomba que intentó colocar en el mausoleo de Ramón Falcón en el cementerio de la Chacarita le explotara en el rostro, Anahí Salcedo finalmente fue llevada a declarar frente a la Justicia, aunque se negó a hacerlo.
Salcedo, luego de la cirugía.
De acuerdo a Clarín, la militante anarquista -que sufrió quemaduras, la amputación de tres dedos y lesiones en el rostro- tuvo que atravesar una cirugía reconstructiva y estuvo varias semanas en coma farmacológico. Su visión y audición no fueron dañadas.
Más allá de su citación judicial, sus abogados aseguran que no está en condiciones de declarar ya que casi no puede hablar: aún conserva en el rostro varias ligaduras metálicas producto de la operación a la que fue sometida.
"Es una estupidez lo que hizo"
"Entiende todo pero le cuesta hablar. Ella escucha lo que le dicen y asiente con la cabeza", explicó el letrado Eduardo Soares agregando que Salcedo "tiene periodos lúcidos y otros en los que está perdida" ya que debe ingerir una gran cantidad de fármacos.
Salcedo, a la derecha, y su cómplice en el atentado, Hugo Rodríguez, a la izquierda.
De acuerdo a Carmen, tía de Anahí, la mujer a veces hace "preguntas insólitas" o se confunde "con sus hermanas" a los policías encargados de custodiarla.
"Estoy enojada porque es una estupidez lo que hizo. Pero ella quedó huérfana a los 6 años y yo hago de mamá. Me ocupo de los abogados y los trámites porque tiene que hacer rehabilitación y kinesiología", ilustró.
Salcedo estuvo internada en el Hospital Fernández bajo vigilancia de la Policía Federal y solo recibió visitas autorizadas por el juzgado, entre ellas las de sus dos hijas.
Hugo Rodríguez, quien la acompañaba el día del fallido atentado en el cementerio de la Recolta, permanece procesado y con prisión preventiva en la cárcel de Marcos Paz.