por Gonzalo Prado
01 Febrero de 2021 08:00Dentro de la administración del presidente Alberto Fernández conviven diferentes miradas con respecto al manejo de la pandemia del coronavirus (Covid-19). Esos puntos de vistas con visiones opuestas también están dentro del propio Ministerio de Salud. Las diferencias, existentes desde los primeros meses de la gestión, se amplificaron por la crisis sanitaria y económica que generó el Covid.
Es por eso, que desde el plano de la comunicación, desde hace diez días reina un acuerdo, una suerte de paz transitoria, en la que buscarán alinearse las diferentes voces bajo una sola premisa: la austeridad. Es que desde hace semanas el Gobierno está en el centro de la escena por las promesas y posteriores demoras respecto a la cantidad de dosis de vacunas que recibirá la Argentina.
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“Más que nunca la orden es no dar fechas, ni cantidades”, expresó una alta fuente oficial. Un ejemplo de esto fue el último viaje a Moscú para buscar el tercer embarque de Sputnik V, en donde no se especificó hasta el momento de que se tuviera que cargar el avión la cantidad de dosis que se transportaría.
“No podemos dar precisiones porque ni ellos la tienen. Están todos los laboratorios del mundo con problemas de producción”, remarcan en el entorno de Fernández. Tampoco se había dicho nada de las 20.000 dosis que se trajeron para Bolivia. Nuevamente, el eje del Grupo de Puebla volvió a estar presente en las decisiones del jefe de Estado, algo que genera enojo dentro de varios sectores del Frente de Todos.
Uno de los principales impulsores de las “pisadas firmes y de plomo” a la hora de comunicar es el titular de la cartera sanitaria, Ginés González García. El sanitarista no quiere que se repita, tal y como contó BigBang, lo que sucedió a principio del año y procura que sus funcionarios (y todo el Gobierno) se encolumnen con esa estrategia.
Envuelto en una disputa con la secretaria de Acceso a la Salud, Carla Vizzotti, por ver quién será su sucesor en el cargo llegado el caso, Ginés consiguió que el jefe de Estado deje de hablar de cantidad de dosis y fechas. Asimismo impulsó que se remarque que es un problema, la entrega de dosis, que se sufre en todo el Mundo.
Las quejas por la comunicación también empezaron a surgir desde el Instituto Patria, en donde no dejan de comparar los anuncios de la pandemia con las frases que tanto le criticaron al ex presidente Mauricio Macri de “segundo semestre” y “brotes verdes”. Sin ir más lejos, las declaraciones de ese tipo ocuparon buena parte de la agenda mediática de la semana pasada lo que encendió aun más el enojo dentro del kirchnerismo duro.
“Los nuestros leen Clarín mientras putean a las 10 de la mañana mientras que los de Juntos por el Cambio están todo el tiempo desarrollando su estrategia de comunicación para esmerilar”, se quejaban en la semana cerca de la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner.
El giro a la austeridad comunicacional se debe, por otro lado, a la mirada sobre las elecciones de medio término que se avecinan. Los números semanales que le lleva a Fernández la consultora Analía del Franco reflejan el malestar en diversos puntos de la sociedad.
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Fueron esos mismos números lo que recomendaron la ruptura con CTERA en cuanto a la intransigencia por la negativa al retorno a las aulas. Y ahora también son los que grafican el enojo con la gestión de la pandemia.