11 Abril de 2016 14:02
La indagatoria de Cristina Kirchner en la causa por la venta del dólar futuro, pero sobre todo la imputación de la Justicia sobre la ex presidenta en el caso de la ruta del dinero K. prendieron las alertas en el Gobierno nacional.
El jefe de Gabinete, Marcos Peña, ya encargó sondeos para medir un posible impacto sobre una detención de la ex mandataria. ¿Le convendría al PRO que vaya presa? ¿O terminará beneficiando a la ex presidenta?
Mauricio Macri con las cocineras de un centro de primera infancia.
La duda subsiste en muchos funcionarios. Entre ellos, Peña, quizás el que más escucha el presidente, Mauricio Macri, tiene sus serias dudas.
Si bien la idea del macrismo es no aparecer ligado a una interferencia sobre la Justicia y sus decisiones, yace un temor en el seno de la Casa Rosada: que Cristina sea una “presa política” y que se emule el “modelo Lula”, quien estuvo detenido por el escándalo de coimas con la empresa Petrobras. El caos político que podría producir una detención -analizan en el Gobierno- no derivaría en un apoyo al Gobierno necesariamente.
En este marco, hay ministros que aseguran que la idea de que la Justicia avance sobre Cristina es “una demanda social” que tiene que ver con la campaña anti corrupción que pregona Cambiemos, con lo cual debería redundar en un beneficio político.
Peña, y otros ministros del Gabinete, afirman que es abrir una “caja de Pandora” y que la imagen internacional de una ex presidenta presa, tal como ocurrió en Brasil, no generaría un buen efecto en el clima de inversiones y en la tapa de los diarios del extranjero.
En ese marco, la opción que analizan en estas horas en el PRO es despegarse de cualquier decisión judicial, no interferir en Comodoro Py y sólo aparecer como “garantes” de la libertad de defensa.
“Respetamos la libertad de los poderes”, repiten en el macrismo como un mantra. “Lo que está claro es que Mauricio no va a mover un dedo para salvar a Cristina”, agrega un ministro con alto presupuesto.
Como sea, la sombra de Lula y el modelo Brasil, donde la presidenta Dilma Rousseff sufre un enorme descrédito es una sombra de la que Macri quiere escapar. En definitiva, piensa el presidente, el kirchnerismo está en pleno proceso de desintegración. No sea cosa que, por una detención, se reavive como un mito la imagen de la ex presidenta.