El presidente Alberto Fernández decidió hacer un cambio en su estrategia ante la publicación de dos fotos de la fiesta de cumpleaños de la primera dama, Fabiola Yañez, en el medio de la fase 1 de la cuarentena como consecuencia de la pandemia del coronavirus (Covid-19) el 14 de julio del año pasado.
Enojado por cómo se interpretó su pedido de disculpas del viernes -y ante los comentarios de funcionarios de su entorno, pero también de dirigentes de la oposición y de otros analistas sobre la lectura de que desligó la responsabilidad en su pareja-, Fernández decidió ir sobre sus pasos y volver a poner en agenda el tema.
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Si el viernes pasado la intención era que no se hable más del tema y darlo por terminado, el lunes la decisión del mandatario era salir al cruce de las acusaciones incluso internas. Es que por fuera de todo lo que circulo, a Fernández le molestaron las declaraciones del ministro de Seguridad de la provincia de Buenos Aires, Sergio Berni, horas antes.
“Señor Presidente: nosotros tenemos que dar el ejemplo, ser mejores que los demás, ser más éticos, trabajar el doble, asumir los errores propios y cuidar a nuestros compañeros. Y a nuestras compañeras, claro. Porque si entregamos a nuestra compañera a la primera de cambio con el solo objeto de salvar nuestro pellejo, es difícil que nos crean capaces de defender los altos intereses de la Patria. Y cuando eso sucede, se resiente la legitimidad política de un proyecto, se horada la base de sustentación propia y sucede lo que Ud. no necesita que yo le narre”, fue el texto que escribió el funcionario provincial.
De ahí la frase “miserables” que dedicó ayer en su discurso Fernández. Sin mencionarlo, el dardo fue directo a Berni al punto tal que otros de los funcionarios provinciales evitaron hacer referencia a esa situación cuando luego criticaron las declaraciones de funcionarios de la oposición que pedían un poco más de autocrítica por parte de las autoridades nacionales.
Pero eso no fue lo único. Sin asesores presentes, el Presidente no sólo no escribió su discurso, sino que él mismo se encargó de remarcar que no aceptaría sugerencias a la hora de salir a hablar desde la Matanza, uno de los municipio clave para el Gobierno de cara a las elecciones de medio término.
Ese motivo fue uno de los que en el discurso se metió la clave electoral. En primer lugar quiso ponerse al frente de las explicaciones, para de esa forma desligar a los candidatos del Frente de Todos; aunque es algo muy complicado debido a que el tema de acuerdo a las primeras mediciones que se hicieron tiene más del 90% de conocimiento en la sociedad.
La salida de la moderación, que era su principal activo de cara a la campaña, también fue dejado atrás para recostarse con el núcleo duro. De ahí que el mensaje en clave electoral fue para apoyarse y sostener a los propios más que enviar una reflexión a los indecisos. Pero, dentro de lo que es el modo campaña hubo una estrategia que va a empezar a replicarse cada vez más.
Con la campaña nacional de vacunación contra el Covid-19 en avance, una reducción de los casos, la llegada de la variante Delta bajo control y los indicadores macro económicos en verde (al menos en los sectores más duros del entramado productivo), poco a poco Fernández quiere volver a subir al expresidente Mauricio Macri a la campaña.
Noticiado de que Macri empezaría a jugar ese mismo día en la campaña electoral, Fernández marcó una especie de rumbo y que se continuará con el resto de los candidatos. Recordar el pasado para saber que del otro lado, en Juntos por el Cambio, el candidato sigue siendo Macri.