La vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner mandó ayer un mensaje claro a las filas del Frente de Todos con su discurso en el Hospital de Niños de La Plata junto al gobernador de la provincia de Buenos Aires, Axel Kicillof. Del tono combativo a la moderación. De las críticas hacía el Fondo Monetario Internacional (FMI) a la necesidad de acelerar y potenciar el programa de vacunación contra la pandemia del coronavirus (Covid-19).
"No podemos seguir discutiendo y envenenando a la gente con que la vacuna tal no sirve. En nombre de tanta gente que no se vacunó y hoy ya no está, y sus familiares la lloran, en nombre de los trabajadores de la salud, por favor dejemos a la vacuna y a la pandemia afuera de la disputa política", expresó la vicepresidenta.
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El cambio de discurso con respecto a su aparición anterior el 24 de marzo (si bien estuvo en la famosa foto de la “unidad” del 5 de mayo no habló en ese acto) fue explicado desde el entorno de la vicepresidenta como una muestra de moderación en la campaña en la que ella misma vislumbra que la diferencia entre el oficialismo y la oposición en la provincia de Buenos Aires se acortó, hoy en día, a entre 5 y 6 puntos lo que generó una preocupación de cara a lo que viene.
“Con ese discurso lo que hizo es plantar la estrategia para arrinconar a la oposición al bajar el tono”, remarcó la misma fuente que hizo foco en la preocupación que tiene la expresidente con la crisis económica que se siente en el conurbano bonaerense y el hartazgo social como consecuencia de la pandemia.
A su vez, este nueva faceta que muestra Fernández de Kirchner, según explicaron, indica no sólo la recomposición de su vinculo con el presidente Alberto Fernández sino también un cambio en el mismo sobre la base de, valga la redundancia, un discurso más moderado y menos combativo.
Una de las últimas encuestas que recibió en su despacho del Senado. Fue un informe de la consultora Management & Fit, de Guillermo Seita, en donde la intención de voto del Frente de Todos está cuatro puntos debajo de Juntos por el Cambio. El número, que en el seno del Instituto Patria como también en la Casa Rosada, creen que será a la inversa una vez que arranque la campaña la que, dicho sea de paso, esperan que sea corta, intensa y con mucha más militancia en las redes sociales que en el territorio.
Sin embargo de ese informe resalta un análisis que fue el que terminó de encender todas las alarmas. El voto más joven, de la franja de 40 para abajo empezó a migrar hacia la oposición en un fenómeno que hace tiempo que no se veía. Dentro del mismo el cambio de tendencia es aun mayor en los niveles educativos medios y bajos.
No por nada, antes de tener esta encuesta en sus manos, intuyendo que lo que le comunicaban los intendentes del conurbano era una realidad peor a la que prevenían, la vicepresidenta le recomendó a Kicillof que era momento de que en el AMBA regresen las clases presenciales. La medida no tenía como fundamento indicadores epidemiológicos o la recomendación del grupo de asesores del gobernador en la pandemia; era una necesidad política.
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Lo mismo el blanqueó de que varias actividades se necesitan flexibilizar sus restricciones. ¿Hay margen para que también empiece a hablar de inseguridad? Esa preocupación, la tercera en las encuestas detrás de la crisis por la pandemia y la inflación, fue una de las que siempre esquivó el kirchnerismo.