30 Abril de 2016 20:32
Dudaba. No estaba seguro. Corría febrero y las negociaciones que habían iniciado tanto el ministro de Educación, Esteban Bullrich, como su par bonaerense, y amigo, Alejandro Finocciaro, estaban empantanadas.
El conflicto docente fue uno de los primeros escollos que debió enfrentar Vidal.
Ni el encuentro secreto que compartieron Bullrich y Roberto Baradel, líder de SUTEBA, el principal gremio docente bonaerense, pudo lograrlo.
Bullrich y Baradel, dos de los protagonistas de esta historia.
Cuando todo se disponía a encaminarse a un paro docente, repentinamente aparecieron los fondos para un aumento que alcanzara el 34,6%. Sin embargo, en rigor, la Gobernación bonaerense no tenía fondos para otorgar semejante aumento sino para un 25%. ¿Qué pasó en el medio?
Mauricio Macri meditó, durante largos días, qué hacer. Si convenía o no darle un salvataje financiero a María Eugenia Vidal y destrabar el conflicto docente para que empiecen las clases.
Discutió con sus funcionarios. La idea que tenía el presidente era mostrar la paupérrima gestión de Daniel Scioli en la Provincia y dejarlo expuesto. Una huelga docente emblema.
“Si hubiera ganado Daniel, esto hubiera estallado como con Dilma en Brasil”, se lo escuchó decir a Macri.
"Si hubiera ganado Daniel, esto hubiera estallado como con Dilma en Brasil
Hoy duda si hizo bien. Piensa que quizás hubiera sido mejor que no empiecen las clases en la Provincia para demostrar el estado en el que está el Gobierno bonaerense.
Sin embargo, para Vidal hubiera sido un abismo. Hoy la gobernadora muestra como uno de sus pocos logros a cuatro meses de gestión haber podido comenzar las clases después de años de fracasos del sciolismo en la materia y ante cierto nivel de intransigencia del frente gremial docente bonaerense.
“Pudimos empezar las clases”, repite, con alivio, cuando le preguntan qué cambio desde su desembarco en La Plata. Incluso, dice entre los suyos, que fue un gesto diferenciador, con su impronta.
Vidal evitó que el paro docente, pero Macri sigue dudando si fue la mejor decisión.
Su ministro de Hacienda, Hernán Lacunza, y el propio Finocciaro ya le habían advertido que tenía poco margen de negociación y que iba a ser duro sin ayuda de Nación.
A pesar de ello, la relación entre Bullrich y Vidal quedó sumamente resentida. Ella se enteró tarde del ofrecimiento que le realizó el ministro nacional a los gremios, que fijó un piso para el resto. Él aduce que, en rigor, no afectó a su provincia.