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El día que Verbitsky operó a Ginés y cómo Alberto Fernández entregó su cabeza

La rosca detrás de la salida del ministro de Salud y el destrato final del presidente: "Renunciá, porque ya lo filtramos a la prensa".

por Manuela Fernandez Mendy

18 Octubre de 2024 14:50
alberto-gines
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"Alberto, necesito que me vacunen". Ese fue el pedido que el periodista Horacio Verbitsky le hizo a mediados de febrero del 2021 al por entonces presidente, Alberto Fernández; al mismo hombre al que hoy acompaña desde su sitio de noticias y oficia de vocero extraoficial en el marco de la denuncia por violencia de género de Fabiola Yáñez.

La vacunación se concretó en el Ministerio de Salud, por entonces a cargo de Ginés González García, pero por expreso pedido del presidente, quien por ese entonces ostentaba una imagen positiva del 49.1 por ciento. "Eso no fue decidido por el Ministro, nada se hacía por decisión específica de Ginés. Si uno recuerda los nombres del listado, respondían a favores a (Sergio) Massa, otro al kirchnerismo. Y Verbitsky que siempre pedía favores porque alegaba que tenía que viajar", advirtió a BBN un miembro de la mesa chica que vivió de cerca el primer gran escándalo de la administración de Fernández.

Dos días antes de que el propio Verbitsky hiciera público lo que los medios hegemónicos denominaron "el vacunatorio VIP" -advertido por las cabezas del Grupo Clarín que le anticiparon que la información sería publicada en el diario-, la campaña de vacunación ya había cumplido con su segunda etapa y avanzaba ahora por los mayores de 60 años. El periodista contaba con 79 años al momento.

La participación de Horacio Verbitsky, en la mira
La participación de Horacio Verbitsky, en la mira

Advertido por las cabezas de "El Grupo", "El Perro" decidió utilizar el espacio que hasta entonces tenía en El Destape Radio para cargar contra el ministro en funciones y desligar de responsabilidad alguna a la cúpula del Gobierno. Esa fue la última vez que Verbitsky tuvo micrófono en el medio de Roberto Navarro, quien de inmediato anunció su despido: "Es una inmoralidad que con 50 mil muertos haya vacunados VIP. Es inmoral quien lo autorizó y quien se vacunó. Aquí no hay inocentes. Y alguna opereta atrás seguro habrá. Le hice saber que ya no seguirá con sus columnas".

Pero, ¿qué fue lo que dijo aquel viernes 19 de febrero por la mañana? "Me puse a averiguar en dónde hacerlo. Llamé a mi viejo amigo Ginés González García, a quien conozco desde mucho antes de que sea ministro. Y me dijo que tenía que ir al hospital Posadas. Me apresté para ir al Posadas y cuando estaba por ir, recibí un mensaje del secretario de Ginés que me dijo que iba a venir un equipo de vacunadores del Posadas al ministerio y que fuera al ministerio a darme la vacuna. Bueno, fui al ministerio y estaba el equipo de vacunación allí".

Y cuando Navarro olfateó una opereta, no se equivocaba. El propio periodista se encargó de vincular a uno de los principales accionistas del Grupo Clarín. "También pasó algo gracioso y es que me entero estando allí que también iba a venir a vacunarse el número dos de Clarín, José Antonio Aranda; que él también se había comunicado con el ministerio para ver en dónde se podía vacunar, pero que no iba a venir ayer, porque Aranda planteó que él quería no la vacuna rusa, sino la inglesa. Quería la vacuna de Oxford AstraZeneca y que iba a ir el lunes, porque recién están llegando ahora las dosis de AstraZeneca. Me imaginaba la posibilidad de un encuentro en el vacunatorio con José Antonio Aranda y me causaba mucha gracia".

El liviano y hasta altanero tono con el que Verbitsky se cubrió la espalda y cargó contra Ginés indignó a propios y ajenos. Durante las primeras horas del día, el todavía Ministro intentó comunicarse de forma directa con el Presidente, quien en ningún momento le aceptó la llamada. Ni siquiera lo hizo para anunciarle su salida de Gabinete. Mientras los medios hegemónicos se hacían un festín esquilando en vivo al funcionario que, entre otras cosas activó la ESI en las escuelas, avanzó con la legalización de la interrupción voluntaria del embarazo y logró gracias a la ley de genéricos bajar de forma sustantiva el costo de los remedios en plena crisis del 2002; Alberto cincelaba su propia estrategia para encapsular el escándalo y evitar que le impactaran las esquirlas.

💣En criollo: se cuidó la espalda y lo entregó en bandeja de plata.

"Alberto era quien autorizaba eso y Verbitsky lo cuenta porque sabía que al día siguiente iba a salir en Clarín. Eso provocó un revuelo interno en el Gabinete. Ginés quiso durante todo ese día hablar con Alberto, pero él no le acepta la palabra; ese fue el motivo por el cual Ginés quedó muy enojado con Alberto. El presidente le dijo a Cafiero: 'Llamalo a Ginés y decile que pida la renuncia, que está renunciado'", sumó la fuente.

La tapa con la que el diario Clarín anunció el despido
La tapa con la que el diario Clarín anunció el despido

Por ese entonces, los periodistas más cercanos al "albertismo" transmitían en cadena nacional la "indignación del presidente". "Le dio instrucciones al jefe de Gabinete indicándole que moralizar al Estado no solamente es luchar contra actos de corrupción, sino también terminar con estas prácticas que causan un gran daño no sólo al Gobierno, sino que también decepción en la población".

💣Bombita: seis meses después, Alberto Fernández quedaría atrapado en su propia trampa de falsa moralina cuando se difundieron las imágenes del cumpleaños clandestino que le organizó a la por entonces primera dama, Fabiola Yáñez, en la residencia presidencial de Olivos. "Mi querida Fabiola se equivocó", esquivó en ese momento.

Mientras Ginés González García se enteraba por televisión lo que sucedía en la mesa chica del Gobierno, Cafiero hizo lo propio y le pidió que renunciara. Para ese entonces, las cámaras apostadas en La Rosada ya mostraban el ingreso de quien luego sería su sucesora, Carla Vizzotti. Acorralado y sin línea con el Ejecutivo, Ginés González García difundió minutos antes de las diez de la noche su renuncia en redes sociales. 

Lamentaría sinceramente que semejante malentendido pudiera deslucir una gestión que dio un fuerte impulso a la reconstrucción del sistema de salud"

Horas antes de que se hiciera efectiva la renuncia de Ginés, "El Perro" procuró también limpiar su imagen con un texto publicado en El cohete a la Luna y se dirigió a sus "lectores y quienes siguen mi trabajo y mi militancia". "Asumo sin excusas la parte que me toca y acepto todas las críticas recibidas, así como agradezco las tan numerosas comunicaciones de solidaridad y afecto. Si lo hice y, sobre todo, si luego lo conté sin que nadie me lo preguntara, es porque no advertí que fuera algo incorrecto, el ejercicio de un privilegio".

En la publicación, Verbitsky se refirió a los rumores en torno a la ya instalada fisura dentro del Frente de Todos. "Habrá quienes duden, porque a lo largo de tantos años se fue estructurando un estereotipo sobre mí que excluye actos ingenuos o simplemente estúpidos. Se presume que siempre actúo en forma racional y se buscan motivaciones ocultas, que en este cado han llegado a extremos delirantes, como que fue un regalo de cumpleaños a Cristina, para que el Gobierno se desembarazara de Ginés".

El día después del despido, Alberto Fernández rompió el silencio y se jactó de su "honestidad". En un extenso hilo de Twitter, el por entonces presidente le escribió la necrológica política a su hasta entonces amigo. "Ginés era un gran ministro. Y además lo quiero. Pero lo que hizo es imperdonable. La política es ética, tenemos que terminar con este tipo de prácticas, con la cultura argentina de la viveza, la picardía, el manejo de las influencias".

Según Fernández, se enteró "por los diarios" del escándalo. "No tolero cosas así. Ni hago cosas así. Manejo mi propio auto. Cuando era funcionario y me ofrecían pasar al salón VIP sin hacer cola, me negaba. Como presidente no puedo consentir que se concedan esos privilegios. Lo sucedido en el Ministerio de Salud fue un hecho que, aunque excepcional, no puede avalarse. Sin embargo, no puedo dejar de observar que sobre esas personas se ha montado un escenario mediático de escarnio público y no quiero avalar con mi silencio semejante proceder".

Real o no, lo cierto es que el funcionario no sólo fue despedido, sino que además fue hostigado con escraches públicos y en redes sociales. 52 años de una trayectoria intachable que ensombrecieron sus últimos días de vida. Sin ir más lejos, en el día de ayer, la Justicia lo procesó en la causa que aún investiga la vacunación de Verbitsky y compañía. Pero todo vuelve: la imagen del presidente descendió ese mes siete puntos. Fue el principio del quiebre con su electorado y la sociedad en su conjunto.

En abril de ese año, Ginés recibió el respaldo público y político de Fernán Quirós. Sí, la defensa llegó de la mano de la vereda opuesta. "Es un hombre de una trayectoria muy prolongada en el sanitarismo, ha hecho cosas muy importantes en la historia del sanitarismo argentino. Me parece que una cosa no tiene que anular a la otra", destacó en su paso por el ciclo que por entonces Jonatan Viale tenía en LN+.

"A mí me parece que si te robás las vacunas se te destruye la carrera", le espetó el periodista. "Robar la vacuna es un poco fuerte", resistió el ministro porteño. "Y si fue eso, ¿qué fue?", retrucó el hijo de Mauro Viale. "Asignó prioridades. No lo estoy diciendo de forma más elegante, porque algunas de aquellas personas estaban en el grupo que se iban a vacunar", cerró.

La última etapa de Ginés

Desde entonces, poco se supo de la vida de Ginés. En su última entrevista, cuatro meses antes de morir, el sanitarista se refirió a la causa aún vigente y cargó fuerte contra Alberto Fernández, aunque con un gesto de altura que el ahora ex presidente no tuvo ni siquiera cuando ocupaba el sillón de Rivadavia. "El silencio lo hice porque primero quería hablar ante la justicia y después hablé. En segundo lugar, si hablaba en ese momento se armaba un escándalo para el Gobierno y yo siempre tuve una posición absolutamente institucional; más allá de que tenía toda la razón".

"Era una cosa totalmente explicable, totalmente legal y que me dejaron sin la posibilidad de explicarlo. No vacuné nunca a ningún amigo, a ningún pariente; alguno se murió incluso por eso. Preferí primero hablar con la Justicia y después con la prensa, que lo he hecho hace pocos días. Dije que Verbitsky me había hecho una cama, porque me lo dijeron varios; porque resultaba insólito que alguien que, suponiendo que yo le había hecho un favor haciendo algo que no se debía; cuando no era así, porque a él le correspondía".

Ginés reveló el diálogo que mantuvo con "El Perro" y respondió a cada una de las mentiras del periodista. "En ese momento le dije que íbamos a empezar a vacunar a los mayores de sesenta años porque tres de cuatro muertos tenían esa edad. Por eso se hizo. Cuando él se vacunó, ya teníamos 35 mil vacunados en ese rubro; de manera tal que era muy insólito que lo ostentara como un favor. Además una macana. Primero, porque no es amigo mío. Es más, me denunció en mi tiempo anterior en el Ministerio, que felizmente quedó disminuida. Yo entiendo la indignación de mucha gente, pero fue todo una mentira. Eso me mató, más allá de que tampoco me dejaron explicarlo", denunció.

Y así, mientras Fernández entregó su cabeza en cuestión de horas, Ginés sostuvo su altura incluso en sus últimos días de vida. "Yo quería salir a explicarlo, pero me hablaron y me dijeron: 'Tenés que renunciar porque ya le dijimos a la prensa que el presidente pidió tu renuncia'. Con lo cual, estaba liquidado. Me pareció que era un escándalo innecesario porque era un momento muy crítico. Me la aguanté y estoy muy tranquilo ahora de que puedo decir mi verdad y que la gente sepa por qué se hicieron las cosas que se hicieron".

Ginés González García recordó cómo Alberto Fernández le cortó el rostro y se negó a escuchar su explicación. "Ese día no pude hablar, se lo dije unos meses después. A mí no me gusta hablar de los soldados caídos. No creo que el país necesite tener siempre culpables". Más claro, imposible.

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