por Matias Ayrala
09 Septiembre de 2022 13:56Desde el jueves 1° de septiembre, Argentina cambió en muchos aspectos. Sobre todo en la seguridad de los líderes de la política argentina. Es que el intento de asesinato perpetrado por Fernando André Sabag Montiel contra Cristina Fernández de Kirchner dejó en evidencia que el país existen grupos radicalizados de derecha dispuestos a ejercer la violencia contra los gobernantes.
Los investigadores tienen un par de certezas: la vicepresidenta no está muerta porque el hombre de 38 años cargó mal la bala en la recamara al mover la corredera de la pistola Bersa. El plan del magnicidio fue organizado durante mucho tiempo y constó de varias semanas con tareas de inteligencia tanto antes como después de las manifestaciones de los militantes peronistas en la esquina de Juncal y Uruguay.
Además saben que Sabag Montiel y su novia Brenda Uliarte no trabajaron solos. Estuvieron acompañados por su grupo de amigos. Entre ellos, Nicolás Gabriel Carrizo, quien sería el líder de la banda de vendedores de algodón de azúcar, una fachada que montaron para hacer el seguimiento de la vicepresidenta, y el resto del grupo de “amigos” con los que Brenda brindó una entrevista al noticiero de Telefe. Si aún no fueron detenidos es porque saben que no van a escapar y quieren recabar las pruebas necesarias para hacerlo. Pero hay más.
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La causa a cargo de la jueza María Eugenia Capuchetti y el fiscal Carlos Rívolo también tiene uno de los focos investigativos en diferentes grupos neonazis, en grupos libertarios cercanos a La Libertad Avanza, el partido de Javier Milei y José Luis Espert, y también en otro movimiento de ultraderecha llamado Revolución Federal, cuyo supuesto líder, un joven de 23 años llamado Jonathan Morel, organiza actos contra el Gobierno Nacional, como el 18A, en donde lanzaron antorchas a la Casa de Gobierno y milita por Twitter para llevar adelante diferentes acciones violentas.
La nueva pista
Como los investigadores saben que no había forma de que el grupo de vendedores ambulantes se financien solos, tanto para vivir como para la compra del arma y las balas, la principal hipótesis es que Sabag Montiel, Uliarte y sus amigos contaban con el apoyo de más personas. Además la teoría es que ellos fueron “usados” o la punta de lanza del atentado a Cristina. En resumen, buscan a los autores intelectuales.
En ese punto, apareció una pista fundamental. El jueves 1°, el asesino y su novia realizaron un extraño paseo por Quilmes. Primero fueron a la casa de tatuajes Yeyo Tattoos, el mismo lugar donde Sabag Montiel se había hecho dos de los tatuajes que mostraba en sus manos, es decir, el Mhölnir, llamado martillo de Thor, y una cruz gamada, ambos símbolos tomados por el nazismo.
En ese local del Alsina al 100, y según la información que pudieron recoger los oficiales de la dirección Antiterrorismo de la Policía Federal, Sabag Montiel había ido entre tres o cuatro veces para señar un nuevo modelo de tatuaje. Lo extraño es que nunca definió la fecha para tomar un turno, algo que no es normal, y en segundo lugar, tampoco dejó en claro qué quería plasmar en su piel.
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A través de la visualización de cientos de cámaras de seguridad y horas de video, la Policía Federal pudo determinar que la pareja de delincuentes dejó el local de tatuajes y fueron directo a un Mc Donald´s ubicado a pocas cuadras. Ahí comenzaría un nuevo capítulo en la investigación y que podría determinar que detrás de ambos hay una organización que planeó y financió el atentado a Fernández de Kirchner.
Una vez dentro del local de comidas rápidas, de la peatonal Rivadavia, Sabag Montiel y Uliarte, poco después de las 16, se dirigen a las cajas, observan el menú y pero no hacen ninguna compra. Estaban con la misma ropa que usarían pocas horas después durante el intento de asesinato de la vicepresidenta. En la grabación aparece la bolsa blanca que luego sería secuestrada de la casa del ex novio de Uliarte. Aunque a diferencia de lo que sucedería en Recoleta, la llevaba Sabag Montiel en sus manos.
Antes de retirarse sin comprar comida, sucede uno de los misterios de la causa. Cuando la pareja pasa por al lado de una mesa, una mujer deja caer un papel al piso. Se nota que es adrede. De inmediato, Uliarte lo levanta y lo lee. Luego se lo pasa a Sabag Montiel. De inmediato, lo tira en un tacho de basura del Mc Donald´s. Después de eso, ambos caminaron hasta la estación de la línea Roca. ¿El destino? La casa de Cristina. Horas después sucedería el atentado.
Por todo eso, la Justicia ahora intenta determinar quién era la mujer, de mediana edad y cabello oscuro, que lanzó el papel al piso. Saben que en ese momento, se comunicaba con alguien por teléfono, ya que escribía en su celular, y estaba tomando un café. Por estas horas, buscan el camino que realizó la nueva sospechosa antes y después del cruce con Sabag Montiel y su novia. Por supuesto, los investigadores saben que es imposible dar con ese pedazo de papel.
Tras la aparición de ese video, hubo un nuevo allanamiento en una de la casa en las que vivían el asesino y su novia. En el monoambiente de Uriburu al 700, en San Martín, encontraron la Policía de Seguridad Aeroportuaria encontró un disco rígido y varios dispositivos. Ahora los investigadores quieren determinar las razones por las que Sabag Montiel cambiaba de celulares cada cierta cantidad de meses y si pueden encontrar más datos en el resto de los dispositivos hallados.