El intento de magnicidio a la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner, el último jueves a la noche frente a su departamento en el barrio porteño de Recoleta, puso en la mira a las distintas expresiones de odio que se le atribuyen a dirigentes, militantes y simpatizantes de la política local.
La imagen de la mano del agresor Fernando Andrés Sabag Montiel y el ruido doble del gatillo frente a la cara de CFK, significó un antes y un después en la institucionalidad de la Argentina y generó que muchos sectores de la oposición se sensibilicen ante lo ocurrido.
Pero esto no fue el denominador común entre los espacios no oficialistas que buscan llegar al sillón de Rivadavia este 2023. Por ejemplo, la presidenta del PRO, Patricia Bullrich, no condenó el atentado sufrido por la vicepresidenta, al igual que el diputado nacional por la Libertad Avanza Javier Milei.
Un agenda propia para recuperar la ofensiva política
La oposición de Juntos por el Cambio analiza la situación que se abrió desde el jueves como muy negativa para su desempeño electoral. Considera que la pelota quedó en el lado del kirchnerismo, y que esta levantada podría reducir sus expectativas de quedarse con la presidencia en las próximas elecciones.
Es por eso que, mientras que desde el Gobierno Nacional intentan mantener la tensión respecto a lo ocurrido con CFK, desde la oposición buscan salir de la encrucijada en la que el foco sobre los discursos de odio los pone. Es que tienen en su haber diputados y concejales que pidieron la pena de muerte para ella antes de que intenten matar a la vicepresidenta, y entre sus militantes en las redes sociales la voluntad de terminar con su vida es moneda corriente.
Esta mañana el jefe de Gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta, condenó el presunto proyecto contra los discursos de odio que el oficialismo, siempre según la oposición, estaría analizando presentar en el Congreso por considerarlo un intento de "controlar la libertad de expresión".
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"El kirchnerismo intenta distraer y propone una ley mordaza. Con el argumento de que la culpa de todo lo que pasa es del periodismo, la Justicia y la oposición, buscan controlar la libertad de expresión. No lo vamos a permitir", expresó Larreta en una conferencia de prensa, en la que estuvo junto a su jefe de Gabinete, Felipe Miguel, su ministro de Gobierno, Jorge Macri, y su ministra de Educación, Soledad Acuña."Mi visión es exactamente la contraria. En lugar de callar al que piensa distinto, propongo más libertad. En lugar de la censura, propongo más libertad. En lugar de la ley mordaza, propongo más libertad. Hay que dialogar más y encontrar puntos de acuerdo que nos permitan avanzar", argumentó Larreta.
No hay proyecto contra los discursos de odio
Toda la ofensiva de la oposición quedó en posición adelantada, luego de que la portavoz de la Presidencia, Gabriela Cerruti, negara que desde el espacio que representa hubiera algún "proyecto que se esté analizando en ese sentido”."Lo que hay que hacer es cumplir con la legislación vigente y poner en debate de qué estamos hablando cuando hablamos de discursos de odio", deslizó en una entrevista de El Destape Radio.
"En la Argentina ya hay legislación. Desde la Ley de la defensa de la Democracia de Alfonsín hasta nuestro código penal. La ley de discriminación, la ley contra la violencia de género y la ley de medios lo incluyen”, agregó Cerruti.
No llevar agua al molino de la oposición
Lo que es cierto es que tanto el diputado nacional Eduardo Valdés, como la titular del INADI, Victoria Donda, habían instalado en los medios que el oficialismo estaba evaluando lograr una nueva legislación al respecto, junto a toda la oposición.
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La marcha atrás puede estar vinculada a que, tal como aclaró Cerruti, existen otras legislación para regular los discursos de odio, aunque la idea de no llevar agua al molino de la oposición, también toma fuerza.El oficialismo no quiere que la agresión a la Vicepresidenta salga de la agenda política, aunque desde la oposición hasta se animan a negar lo sucedido y hablar de montajes y conspiraciones. El odio en la política argentina, no es solamente un tema de discursos. Hay hechos, y muy graves.