Otra presunta prueba que se cae. El FBI norteamericano informó a la Justicia argentina que no se pudo corrobar la identidad del supuesto conductor suicida de la camioneta Trafic que estalló en la sede de la AMIA en 1985 y que provocó la muerte de 85 personas y cientos de heridos.
El fallecido fiscal Alberto Nisman había sostenido en su momento, a partir de informes de organismos de inteligencia, que el supuesto conductor de la camioneta cargada con explosivos había sido identificado como Ibrahim Hussein Berro, a quien se "atribuye haberse inmolado para provocar el atentado".
Pero esa información no había sido corroborada por otros medios. Por eso los nuevos fiscales a cargo de la UFI AMIA pidieron colaboración al FBI para determinar si los restos humanos que estaban sin identificar y no se correspondían con ninguna de las víctimas del atentado podrían ser los de Berro.
Nisman dio un dato que no se pudo corroborar.
De todos modos, la familia de Berro siempre negó que hubiera sido el conductor suicida y lo desmintió con un dato contundente: su muerte había ocurrido en El Líbano en septiembre de 1994. Es decir, murió varios meses después del ataque contra la mutual judía en Buenos Aires.
Para determinar si los restos que estaban sin identificar y que habían sido hallados en un depósito de la Policía Federal por los nuevos fiscales corresponden a Berro, se pidió la colaboración del FBI para hacer pruebas de ADN con dos hermanos del sospechoso que viven en los Estados Unidos.
Después de varios trámites e intercambios de información, las autoridades del FBI informaron que los cotejos habían dado resultado negativo. “El 6 de noviembre de 2017 el laboratorio del FBI entregó su reporte a los fiscales en el que explicó que luego de practicar la tipificación de ADN de STR autosómico, Y-STR y mitocondrial del supuesto hermano del atacante y realizar la comparación con el perfil genético enviado se determinó que éste último “no pudo haberse originado de un pariente paterno o materno [...] para incluir a un hermano o medio hermano”, informó la página Fiscales.
La investigación por el ataque sigue en pie.
El sitio de la Procuración recordó que “luego de concretarse el hallazgo de material biológico hasta entonces desconocido en el Laboratorio Químico de la PFA en diciembre de 2016 y realizar un cotejo con la colaboración del CMF, el EAAF y el Laboratorio de Huellas Genéticas de la Facultad de Farmacia y Bioquímica de la UBA que permitió determinar que un fragmento de tejido no correspondía a ninguna de las víctimas fatales registradas, la UFI AMIA emprendió una serie de acciones para reconstruir su cadena de custodia y dispuso medidas en el ámbito de la cooperación internacional para intentar cotejar el perfil obtenido con muestras de familiares del individuo sospechado que residen en los Estados Unidos de Norteamérica”.
Aunque los restos no identificados no se corresponden con quien Nisman había dicho que era el conductor suicida, los fiscales de la AMIA quieren corroborar de todos modos que pertenecen a un terrorista que se inmoló en el atentado. Por eso ordenaron un nuevo peritaje para establecer si lo restos tienes rastros de explosivos.
“Los fiscales también mantuvieron una serie de reuniones con científicos del Conicet especializados en análisis de isotopos estables y análisis por activación neutrónica y profesionales del Laboratorio de Histopatología de la Morgue Judicial a fin de analizar los procedimientos a disposición para obtener la mayor cantidad de información posible del material hallado, y el 10 de octubre de 2017 ordenaron la realización de un peritaje sobre las muestras biológicas que empleando técnicas de espectroscopía raman o infrarroja intentará determinar si éstas contienen restos de los explosivos utilizados en el atentado contra la sede de la AMIA”, agregó la página oficial.