El faltazo del presidente Mauricio Macri a la conmemoración del Día de la Bandera en Rosario por supuestos motivos de seguridad no tardaron en generar el rechazo entre las autoridades provinciales y municipales.
El primero que salió al cruce fue el mandatario de la provincia de Santa Fe, el socialista Miguel Lifschitz, quien manifestó que la seguridad se encontraba asegurada. "No comparto que no venga. No había ningún peligro. La seguridad estaba asegurada, incluso por las fuerzas federales que habitualmente se encargan de la custodia presidencial", dijo durante su discurso.
El presidente dio de baja el acto por "los desmanes" que se podrían realizar.
Todo se originó luego de que ayer por la tarde el Secretario General de la Presidencia, Fernando De Andreis, anunció que se suspendía la visita de Macri a Rosario para el acto por motivos de Seguridad debido a las manifestaciones que se iban a realizar. En la Casa Rosada desde hace tiempo convivían posturas diferentes sobre la falta de rigurosidad en la seguridad de los funcionarios. El caso que terminó por torcer la balanza fue la situación que vivió el jefe de Gabinete, Marcos Peña, en los Estados Unidos cuando una mujer sacó, con total tranquilidad, una banana de su cartera y le dijo que era un gorila.
"Con motivo de haber recibido notificaciones de los responsables de la seguridad presidencial y del gobierno de la provincia de Santa Fe, en las que se indicaba que se debían reforzar las medidas de seguridad para evitar la posibilidad de que se generaran disturbios en las calles de Rosario de organizaciones políticas, se suspenderá mañana [por hoy] la asistencia del Presidente a esa ciudad para la celebración del Día de la Bandera", manifestó el comunicado oficial por parte del ministro de Interior, Obra Pública y Vivienda, Rogelio Frigerio.
En el acto el gobernador de Santa Fe afirmó que nunca acordó esa situación y que jamás dijo que hubiera un problema de seguridad. "Les manifesté lo que era tener una ciudad vallada. Compartimos la idea de no alterar un acto cívico porque nosotros consideramos que hay que priorizarlo. Ojalá que de aquí en adelante no haya más actos políticos sino institucionales. Quizá lleve un tiempo para que vuelva a ser una fiesta de la gente. No había ningún peligro", insistió.
El gobernador Miguel Lifschitz en el palco del acto.
"Quiero recuperar para todo el país el 20 de junio. Debe ser un día en que la bandera y Belgrano nos convoquen a todos. El acto con Macri iba a durar sólo una hora. Siempre están los que aprovechan para colocar a Rosario en un lugar de estigmatización. Que el 25 de Mayo tenga una importancia, porque se realiza en la Capital Federal, y no así el del Día de la Bandera es algo que no se entiende", lamentó.
"Se priorizó cuidar la paz" porque "había alertas de seguridad que podían poner en peligro a los rosarinos", aseguró el diputado provincial de Cambiemos , Federico Angelini. "Querían opacar los festejos del 20 de junio y se decidió suspender la visita del Presidente para no darle lugar a estos violentos. Había muchos avisos de protestas de los violentos que se manifestaron en otras oportunidades", agregó el legislador santafesino.
Altas fuentes oficiales consultadas por Big Bang manifestaron que la cuestión nunca fue por un tema de seguridad sino por los posibles desmanes que podían llegar a realizarse. "Si se hacía el acto había que vallar media ciudad y no era suficiente. Se iba a empañar la fiesta patria porque iba a ver desmanes. Teníamos el dato de inteligencia que iban a romper todo", explicaron.