Mientras la búsqueda por Santiago Maldonado no arroja resultados certeros, en el Gobierno decidieron disminuir la exposición de la ministra Patricia Bullrich para evitar “politizar” aún más el caso del joven artesano desaparecido desde el 1 de agosto.
Bullrich no hablará sobre Maldonado en el corto plazo.
Es que la funcionaria quedó en el ojo de la tormenta luego de su encendida defensa sobre la participación de Gendarmería en la manifestación mapuche en la ruta 40. En esa protesta habría estado Maldonado, quien -según testigos del lugar- fue detenido, golpeado y trasladado en una camioneta de esa fuerza.
En este sentido, con la intención de "protegerla", el Gobierno decidió que sean otros los voceros sobre el caso que conmueve al país y que tiene, según sus palabras, en vilo al presidente Mauricio Macri. Los designados son el jefe de Gabinete, Marcos Peña, el ministro del Interior, Rogelio Frigerio, su par de Justicia, Germán Garavano, y el secretario de Derechos Humanos, Claudio Avruj.
El paradero de Maldonado es aún un misterio.
Fue el propio Peña quien le habría recomendado que baje el tono y se concentre más en el trabajo para dar con el joven artesano. Fue luego de que se comprobara que la sangre del hombre herido al ataque en la finca de Benetton no coincidía con el ADN de Maldonado, una de las principales hipótesis del Gobierno. Lo cierto es que la ministra podría reaparecer en un programa de televisión, según consigna La Nación. Sin embargo, para que ello ocurra, deberá tener el visto bueno del jefe de Gabinete.
Mientras tanto, en las últimas horas se conoció que la Agencia Federal de Inteligencia (AFI) realizó espionaje ilegal durante 2015 a la comunidad mapuche y a movimientos sociales de Esquel.
La búsqueda de Maldonado no arrojó resultados certeros.
La Cámara Federal de Comodoro Rivadavia confirmó hace tres semanas el procesamiento de un agente que trabajó en esa localidad de la Patagonia donde recolectó información sobre 30 personas. Entre otros, juntó datos personales, direcciones, ideologías políticas y hasta hábitos personales; todo sin ninguna orden judicial.
La vigilancia sobre los mapuches continuó, por lo menos, hasta la desaparición de Santiago Maldonado, aunque bajo las órdenes de los juzgados federales de la zona, que instruyen causas tanto por la toma de tierras en Leleque como por ataques de la Resistencia Ancestral Mapuche (RAM).