07 Junio de 2015 09:27
Es el hombre del momento en la política. Y lejos está de aquel político avasallante que en 2013 parecía arrebatarle el sillón presidencial a Cristina Kirchner. Por estas horas Massa atraviesa momentos de definiciones y tiene tiempo hasta el miércoles para tomar una decisión. Aguantar hasta el final o rendirse sin pena ni gloria. El fenómeno Massa trae aparejado una pregunta: ¿el Frente Renovador se desguazó o lo desguazaron?
La última semana de Sergio Massa fue convulsionante. A las 19 del martes parecía estar a punto de caer en el abismo y en la tarde del jueves ratificó su candidatura a presidente junto a De la Sota en Córdoba. El viernes Francisco De Narváez anunció que no competiría como candidato a gobernador bonaerense y volvió a cambiar por completo el tablero de juego. Ahora la decisión será pura y exclusiva de él y mañana lunes será el día “D” en la vida política del ex intendente de Tigre. El encuentro con intendentes y legisladores de todo el país será clave y allí Massa percibirá el grado de apoyo de sus compañeros.
La seducción que no resultó
Rechazo. Esa es la palabra que mejor define el coqueteo entre Massa y Macri. Claro que éste último fue quien se negó, de forma elegante, al armado de un frente electoral que se dispute mano a mano con el kirchnerismo las elecciones de octubre. En la mesa chica de Macri insisten en que el líder del PRO debe estar lejos de Massa. Que trae consigo ese ADN kirchnerista que tanto detesta Macri y que lejos quiere de su espacio. Estar limpio es un buen atributo para el electorado. Ni siquiera el mensaje político que envió Francisco De Narváez luego de declinar su candidatura sirvió para atraer al PRO y ante esta negativa surge una importante interrogante.
Lejos. Uno quiso pero el otro no lo dejó. La seducción que no fue.
¿Qué va a hacer el ex intendente de Tigre? ¿Continuará con el plan original o será candidato a gobernador por la provincia de Buenos Aires? ¿Analizará retirarse a tiempo antes de someterse a un derrota contundente? Para el PRO y el propio De Narvaez, ya tiene planeado hacer un “renunciamiento histórico” y bajarse de toda competencia electoral. Pero él lo desmiente.
La estrategia del Kirchnerismo: desguazarlo
En el seno del oficialismo creen que es el momento de dar el golpe final. Tal como un boxeador que tiene enfrente a un oponente casi en nocaut. El massismo ya perdió todo tipo de dirigentes, tanto de primera, segunda y tercera línea. Darío Giustozzi es el caso más emblemático. El ex intendente de Almirante Brown ya preparó su vuelta al Frente Para la Victoria y sólo retrasó su anuncio porque creía que esta semana Massa iba a bajarse de su candidatura. Juan José Álvaez, el ex jefe de campaña de Massa hasta hace unas semanas es otro de los artífices de su ocaso. Hace semanas trabaja para el corazón del kirchnerismo, mantiene reuniones con La Cámpora y tiene un sólo objetivo: terminar de vaciar el Frente Renovador.
Otras épocas. Massa y Cristina Kirchner, de aliados a oponentes.
También es cierto que otros decidieron irse por su cuenta al percibir que Massa ya no era ese escudo protector que garantizaría victorias rotundas en sus territorios. Y creían que la decadencia en la figura de Sergio se trasladaría a su propia imagen.
Tal vez el golpe definitivo sea otra baja. Gabriel Katopodis, intendente de San Martín, podría abandonar el Frente Renovador esta semana. El funcionario ya había adelantado que no veía bien las negociaciones con Macri y que prefería un regreso en bloque al peronismo. Esa diferencia verbal se transformaría en una nueva deserción del Frente Renovador, quien pasaría al FPV.
La última carta: el debate en TV
Sergio Massa “debatirá” con su aliado, José De la Sota, frente a miles de televidentes el próximo miércoles en un canal de noticias y allí apuntará a medir cuál es la respuesta de la gente.
El caso Massa es paradójico. Hoy quedó postergado por la propia ingeniería política, cuando hace pocos meses supo ser quien encabezaba las encuestas. Los empresarios lo ayudaban. La política lo proyectaba a la Presidencia. Hoy, lucha y resiste para llegar de pie a las elecciones.