11 Septiembre de 2017 06:30
Una serie de pruebas sobre siete gendarmes que intervinieron en el operativo que desalojó la manifestación mapuche en la ruta 40 podría comenzar a esclarecer cuál fue el rol de los efectivos en el operativo que vio por última vez a Santiago Maldonado, el joven artesano desaparecido desde el 1 de agosto.
El joven artesano se encuentra desaparecido desde el 1 de agosto.
Guido Otranto, el juez federal de Esquel, sostuvo que aguarda los resultados de las pruebas de ADN sobre el material secuestrado en el allanamiento al Escuadrón 35 de la Gendarmería Nacional en El Bolsón, compuesto por cinco cabellos y una soga con manchas de sangre, elementos que se compararán con la sangre de la familia de Maldonado, y todo lo que se encontró en la vivienda del joven.
Por estas horas, la lupa de la Justicia se colocó sobre siete gendarmes que “persiguieron” a los mapuches río abajo, una pendiente compuesta por arbustos y ramas y que naturalmente finaliza con el inicio del río.
En ese enfrentamiento entre gendarmes y mapuches sólo intervinieron siete de los cuarenta efectivos presentes en el operativo, aunque por ahora no existe imputación, ni pruebas concretas sobre ninguno.
Ahora la Justicia tiene en la mira a siete gendarmes.
Este pequeño grupo está compuesto por un oficial subalférez y seis suboficiales -tres sargentos, dos cabos primero y un cabo-, en este orden: Emmanuel Echazú, Orlando Yucra, Julio Segovia, Juan Carlos Pelozo, Jorge Fortunato, Ramón Vera y Darío Zoilán, según consignó el diario Clarín.
La familia de Maldonado apunta a la Gendarmería.
Lo cierto es que tras dejar atrás su defensa inamovible de los efectivos de seguridad, el Gobierno ahora analiza los movimientos de estos efectivos. No se descarta ninguna hipótesis: a Maldonado lo pudieron haber golpeado, herido, disparado o hasta incluso abandonado a orillas del río. También se cree que el joven podría haberse escapado en dirección a la comunidad Pul Of, tierra sagrada mapuche.
Un sumario interno de Gendarmería, colocó en la mira al jefe del escuadrón El Bolsón y superior de todos los gendarmes que estaban allí. A las 10 de la mañana, cuando la situación en la ruta 40 empeoraba, el comandante Fabián Méndez se fue "a un baño", un supuesto parador cercano, aunque regresó dos horas y media después, junto a una gendarme, cuando todo había pasado.