Gritos. Enojos. Menosprecio. Insultos. Maltratos. Ira. Privación de recursos. Violencia. Los hombres que ejercen la violencia de género cumplen con cada uno de esos puntos. Y también con las amenazas. Algo que, en plena campaña electoral, el precandidato a presidente Horacio Rodríguez Larreta cumplió al pie de la letra y justo en la previa al Día Internacional de la Mujer.
“Voy a reducir los ministerios a la mitad. No creo que la importancia que uno le dé a un tema en el gobierno depende de que tenga un ministerio, secretaría o subsecretaría. Hay una fantasía de que si tengo un ministerio le doy más importancia. Voy a cerrar el Ministerio de la Mujer”, afirmó el jefe de Gobierno porteño.
No es la primera vez que la política muestra su costado más machirulo. De hecho, el peor caso está a la vista de todos y es el del ex gobernador de Tucumán, José Alperovich, queirá a juicio oral en la causa por abuso sexual que promovió su sobrina, que trabajaba como una de sus asistentes, por distintos hechos que se habrían producido en Tucumán y en un departamento de Puerto Madero.
Salvando las distancias entre la frase de Larreta y el caso Alperovich, hay muchos otros casos en el que el machismo muestra su poder en la política. En diciembre de 2021, Ofelia Fernández denunció durante una sesión de la Legislatura porteña que fue agredida por un grupo de libertarios y apuntó contra un diputado de Javier Milei, quien la había insultado.
"Hoy asume un diputado que me ha dicho gorda hija de puta incogible más de diez oportunidades, entre muchas otras cosas", afirmó la legisladora. Y agregó: "Bienvenidos a la Legislatura. Miren, esto no es Twitter. Hay reglas, hay sanciones. Yo no pienso ser su víctima. No tengo problema en ser su enemiga y en demostrar insistentemente que para mí lo que le vienen a proponer a la sociedad está mal. Pero lo voy a hacer hablando exclusivamente de política".
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Y finalizó: "Pido que pidan disculpas y, si es posible, que les digan a sus militantes que venir de a cuatro a la puerta del lugar en el que trabajo no es de plantado ni de fuertes. Por el contrario, es bastante de cagones". Por supuesto, el autor de los dichos machirulos respondió. El legislador libertario Leonardo Saifert pidió disculpas a Fernández. ¿Habría insultado a otro par si era hombre? La respuesta la conocen todos y todas.
Pero hubo más. Y con Ofelia también de protagonista y para defender a una de las figuras más reconocidas del macrismo. Vaya paradoja: es el feminismo el que se encarga de cerrar la famosa grieta. Corría julio de 2019 cuando Aníbal Fernández lanzó una barbaridad en una entrevista para criticar la gestión de Maria Eugenia Vidal como gobernadora: “Antes de dejar a mis hijos con Vidal, se los dejo a Barreda”.
Entonces, Ofelia escribió en sus redes sociales: "Invisibiliza dos cosas. 1. Nuestra pelea por dejar en claro quiénes nos matan y cómo nos matan. 2. Que lo que en realidad le hace la gobernadora a las mujeres es hambrearlas, endeudarlas y recortar presupuestos elementales para que podamos salir de situaciones de violencia. Por suerte, estamos las feministas para ubicar a estos salames y pedirles poco amablemente que nos dejen la política a nosotras”.
En octubre de 2019, el entonces presidente Mauricio Macri realizó declaraciones insólitas y machistas. "Lamentablemente, el anterior gobierno kirchnerista despilfarrando las reservas del Banco Central, los ahorros y las reservas de gas y de petróleo, hizo como el populismo: hipoteca el futuro para vivir el presente. Y después, cuando se acaba, se acaba”. Y continuó: "Es como le das las administración de tu casa a tu mujer, y tu mujer en vez de haber pagado las cuentas usó la tarjeta. Usó la tarjeta, usó la tarjeta y un día te vienen a hipotecar la casa". Por entonces, CFK tomó esa frase y escribió en su Twitter: “¿Vieron? Yo les dije que era un machirulo”.
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Otro desubicado y misógino político es Fernando Iglesias, el panfletario y tuitero diputado macrista, experto en el bloqueo de usuarios que lo dejan en evidencia. Desde su cuenta, un día atacó a Florencia Carignano, directora de Migraciones, con un machismo más que desagradable. “Explicame cómo saltó de trabajar del Silver Solarium de Temperley a decidir la cantidad de argentinos que pueden regresar al país”, escribió el diputroll en 2021.
Carignano lo liquidó. “violento y misógino. Usted es de los que cree que las mujeres que tienen responsabilidades es porque realizan favores sexuales a hombres. ¿Qué pensará María Eugenia Vidal de tenerlo a usted en la lista?”, escribió la directora de Migraciones. Lo decía en referencia a la supuesta visita de Florencia Peña a la quinta presidencial en plena cuarentena del 2020.
Pero la mejor doma de una mujer a un hombre ocurrió en la Cámara de Senadores. Fue en diciembre de 2019. En ese momento había comenzado el debate por el proyecto de Ley de Solidaridad Social. El primero en hacer uso de la palabra fue el formoseño José Mayans, jefe del bloque del Frente de Todos, quien dijo: “Gracias, presidente”.
Entonces, Cristina Fernández de Kirchner, Vicepresidenta de la Nación y titular de la Cámara, le respondió: “Presidenta”. Un rato después, Mayans volvió a decirle “presidente”. Entonces, la vicepresidenta lo corrigió una vez más: “Presidenta”. Entonces, Mayans le dijo: “No tiene sexo”. Y Cristina lo fulminó: “Eso es lo que dicen los machistas, de ninguna manera”.